Desde el anuncio (y ya estreno) de la película de Star Trek Into Darkness, os llevamos anunciando que también nos llegará la adaptación al videojuego. Algo lógico, la verdad, pero como ya sabéis, no es algo nuevo. Y no me refiero sólo al típico tándem videojuego-película, si no al hecho de que no es la primera vez que el Capitán Kirk y Spock llegan a nuestras consolas.
Ha habido bastantes videojuegos, pero uno de los más esperpénticos, y de los que mejor recuerdo tengo, es el Star Trek 25th anniversary de Game Boy.
En este juego, tomaremos los mandos de la Enterprise, la icónica nave de la franquicia Star Trek. Para ello, no esperéis una tremendísima space opera, que estamos hablando de Game Boy. En esta ocasión, el estilo de juego es el clásico clasiquísimo matamarcianos de toda la vida. Aunque con ciertos detalles que le dan algo de variedad y vidilla al cartucho.
Nada más arrancar el juego en nuestra Game Boy, sonará una melodía a ritmo de 8 bits junto con el logotipo de Star Trek. Tras pulsar START, sólo tendremos disponibles dos opciones, algo normal en la época, START y CONTINUE. Dos opciones básicas, una para comenzar el juego, y otra, para introducir un password que nos permita comenzar el juego donde la hayamos dejado pendiente.
A pesar de no ser muy típico en los juegos de Game Boy, se nos mostrará un breve intro en la que se nos narrará la historia. Y así, saber cual es nuestra misión en el juego. La historia nos narra que se ha descubierto al existencia de la Doomsday Machine (la máquina del juicio final), y que ya se envió otra nave para interceptar dicha máquina, a la que también se refieren como Killer Planet. El problema es que esa nave fue interceptada por los Klingon por considerarla una amenaza, y desmontaron un arma especial que llevaba la nave para destruir la Doomsday Machine. Nuestra misión consiste en llegar hasta la Doomsday Machine para acabar con ella, y por nuestro camino deberemos recoger las distintas piezas en las que ha sido dividida el arma, y así poder destruir a la dichosa máquina.
Como he comentado antes, el planteamiento del juego es el de un matamarcianos 100% clásico, pero esas fases de shooter o dispara a todo lo que se menee, tienen un nexo bastante particular. La excusa para saltar de una pantalla a otra, e incluso de iniciar el juego. Para navegar por el espacio, disponemos de un mapa del sector donde se ha localizado que está la Doomsday Machine. Si la dichosa máquina está en uno de los extremos del mapa, por supuesto, nosotros empezaremos en la otra.
Ese mapa viene a ser una especie de laberinto en el que, si lo deseamos, podemos llegar a nuestro objetivo final sin tener que llegar a entablar combate prácticamente. Eso sí, evitar los combates, es muy contraproducente, porque no podríamos recopilar todas las piezas del arma definitiva.
El laberinto está formado por zonas. Cada zona está representada con tres tipos distintos de iconos, naves espaciales, rocas-asteroides y gelatina-ameba. Esos tres iconos representan lo que nos encontraremos en cada fase si nos chocamos con ellos. En el caso de las naves espaciales, la fase será el matamarcianos más típico, ya que seremos atacados por una flota de naves Klingon. Además, también deberemos esquivar algún asteroide que haya por mitad del camino. El icono que representa una roca-asteroide, nos llevará a pantallas en la que no nos encontraremos enemigos armados, “sólo” deberemos esquivar asteroides. Ese sólo, está entrecomillado correctamente. No sólo deberemos esquivar asteroides “fijos”, si no que también que esquivar, y destruir, todo asteroide que esté pululando por la pantalla. Como no, según progresemos en esas pantallas, cada vez habrá más asteroides a la deriva dispuestos a quebrantar nuestros escudos. Y como colofón, también nos encontraremos con pequeños planetoides con gravedad propia, que nos arrastrará hacia ellos irremediablemente, salvo que sepamos pilotar correctamente la Enterprise. Y por último, el icono de la gelatina-ameba. En esas pantallas, nos introduciremos en una especie de gelatina espacial viva, una especie de ameba gigante. La velocidad que podamos llegar a alcanzar, e incluso nuestra agilidad, se verán drásticamente mermadas. Y los enemigos, en lugar de ser naves espaciales o asteroides a la deriva, son una especie de células o bacterias.
En cualquiera de los tres casos, la ambientación de los escenarios, teniendo en cuenta que estamos hablando de Game Boy, es más que correcta.
Para hacer frente a nuestros enemigos, disponemos de dos tipos de disparos, el normal y el especial. El normal es un simple disparo frontal, que podemos disparar tanto de frente. El especial, además de tener un poder destructivo mayor, también tiene un mayor radio de acción.
Durante el juego, en el menú de pausa, tenemos unas pequeñas opciones tácticas. En ellas, se nos permite configurar la potencia de nuestra velocidad, escudos y láser. Por defecto, estos tres parámetros estarán al mismo nivel. Eso sí, si aumentamos uno de ellos, los otros dos se verán reducidos. En función de qué pantalla nos encontremos, la situación o cualquier característica, deberemos de ser muy cautos a la hora de aumentar/disminuir alguno de estos parámetros.
Como curiosidad, y como especial guiño para todo trekkie y fan de la franquicia, las contraseñas que podemos introducir en la sección de password están en formato de fecha interestelar.
Puede que las versiones que se hicieron para NES y para ordenadores de 8 bits de la época fueran mejores, por aquello de las capacidades técnicas. Pero si eres fan de los juegos de matamarcianos, serás fan de este juego, sin duda alguna.