Popeye, uno de los personajes más icónicos de las series de animación no quiso faltar a su correspondiente digitalización para ser el protagonista de su propio videojuego. Nuestro tuerto favorito, y marinero de pro, hizo gala de su destreza y de su gusto por las espinacas en distintas consolas, pero en este caso nos vamos a centrar en la versión de NES y sus todopoderosos 8 bits.
Como es lógico este juego está basado en la serie de animación original (olvidaos de las versiones cutrenoventeras) y en las tiras cómicas, así que como supondréis en el juego hará acto de presencia el trío protagonista de ellas.
Popeye, el héroe indiscutible y amante de las espinacas será será el personaje que controlaremos en todo momento. Olivia hará las veces de damisela en apuros que deberá ser rescatada por nuestro aguerrido protagonista y Brutus, el archienemigo del vegano marinero, será quien tome el rol de enemigo principal del juego.
Argumento no esperéis encontrar ya que el juego consistirá en una sucesión de pantallas con un patrón idéntico que condiciona notablemente a la jugabilidad general del juego. Mitad plataformas, mitad puzzle y ninguna de las dos, es lo que nos encontremos en un escenario que nos presenta una damisela en apuros en la parte superior de la pantalla, un héroe que debe ir subiendo y bajando alturas y recolectando objetos y un enemigo dando mal por toda la pantalla para hacernos caer derrotados.
Si os ponéis a analizar esta jugabilidad con cierto detalle es inevitable que os venga a la cabeza otro juego clásico, el Donkey Kong original (aquel en el que Mario todavía no era Mario). En serio, poneros a analizar el juego en sí. La jugabilidad guarda ciertas similitudes más que notables pero es en el aspecto gráfico donde son más evidentes. Fondos oscuros en los que aparecen estructuras plataformeras que recuerdan demasiado a los andamios del juego protagonizado por Jumpman.
Vale, de acuerdo, no son exactamente iguales… pero sí que tenéis que reconocer que algo de razón tengo.
A ver, que todo esto no es producto de la casualidad, el plagio o la inspiración divina. Es que fue Nintendo quien desarrolló este juego, así que más que considerarlo una copia deberíamos tacharlo como una falta de esfuerzo por parte de la Gran N a la hora de reaprovechar la fórmula de otro juego.
Y hablando de falta de esfuerzo… Popeye fue lanzado originalmente como un arcade por parte de Nintendo, un arcade que en ningún momento llegó a ser versionado para esta versión doméstica porque en realidad se trata de una copia pixel a pixel del original en recreativa.
Llega a ser una copia tan directa que el juego no es que sea corto, es que dura menos que un suspiro. Para una recreativa es casi hasta recomendable que no sea un juego muy largo, pero cuando te encuentras con este panorama en el salón de casa, como que fastidia bastante.
Mucho nos quejamos hoy en día de lo poco que duran los juegos, que si podemos llegar a pasarnos el modo historia en un par de horas saltando las cosas poco imporntates… pues los títulos que cumplen este tópico son eternos comparados con Popeye.
Por mucho que os cueste imaginarlo hacedme caso, el juego que podías disfrutar en vuestra NES era exactamente el mismo que podías disfrutar a base de monedas de cinco duros. A pesar de esto se intentó suplir esta carencia a través de una dificultad algo endiablada que hará que deseemos tirar la TV por la ventana en más de una ocasión. Aunque siendo realistas tampoco es exageradamente difícil hacerse con el control del juego, pero sí que hay que dedicarle bastante tiempo para lograrlo.
Con sus bondades y sus carencias sigo considerando este juego como uno de los que mejores recuerdos guardo. Si en su día no le echasteis la mano encima no perdáis la oportunidad de hacerlo ahora. Que puede que no sea lo mismo, pero merece la pena echarle unas horillas a este clásico “marinero”.