Hace 15 años que vivimos la experiencia Metal Gear Solid. Hace 15 años que abrimos nuestros sentidos a uno de los mejores videojuegos de la historia. Hace 15 años que nos emocionamos con uno de los mejores videojuegos de la historia.
El verano pasado fuimos testigos del 25º aniversario de Metal Gear, el inicio de una de las mejores sagas de videojuegos que jamás hayamos podido jugar, pero en esta ocasión celebramos el 15º aniversario de Metal Gear Solid. ¿Y por qué? Pues porque Metal Gear Solid supuso el renacimiento de la saga, pero sobre todo porque sentó las bases de un género prácticamente desconocido hasta entonces. Y por qué no decirlo, porque este juego fue la primera toma de contacto para muchos de nosotros con la saga de Snake.
En las líneas que leeréis en este reportaje no esperéis que os contemos el argumento del juego. Si jugastéis en su día a Metal Gear Solid, todavía permanecerá en vuestra cabeza, y si no, no sé a qué estáis esperando, buscad la manera de jugarlo.
Hasta que el juego llegó a las estanterías de nuestras tiendas habituales, pasó mucho tiempo en el que la poca información que nos llegaba era a base de capturas en prensa escrita especializada. Y cuando digo ‘mucho tiempo’ me refiero a que posiblemente fue uno de los primeros hypes tal y como conocemos ese concepto hoy en día. La información llegaba con cuentagotas, los rumores crecían exponencialmente, y las ansias por hacernos con él eran casi enfermizas.
Para continuar, voy a contradecirme. Sé que he dicho que no íbamos a relatar el argumento, pero para poder comentar ciertos aspectos, va a ser inevitable que asome algo de la historia por estas líneas.
La aventura nos pone en el papel de Solid Snake (¡Oh, Snake! ¡Te adoramos!), un soldado retirado de las fuerzas especiales Fox Hound que deberá infiltrarse en la base de desarme de armas nucleares situada en la isla Shadow Moses del archipiélago Fox. Además de tener que rescatar a Donald Anderson y Kenneth Baker, también deberemos desarticular la amenaza terrorista llevada a cabo por los rebeldes de Fox Hound, quienes reclaman los restos del héroe legendario conocido como Big Boss.
Un argumento sencillo a primera vista, incluso tópico para el género de la acción, pero Metal Gear Solid no es ni sencillo ni tópico. Con cada paso que demos sufriremos un giro en el guión que romperá nuestros esquemas. Con cada paso que demos descubriremos oscuros secretos del mundo y de nuestro propio héroe.
Si hay algo por lo que se caracteriza el guión de Metal Gear Solid es por su humanidad. Es un videojuego hecho película, pero es mucho más, es un videojuego capaz de transmitir emociones. Durante el juego seremos testigos de temas tan delicados como el desarme y uso de armas nucleares, el terrorismo, la ingeniería genética y la clonación, el conflicto kurdo, la soledad, las relaciones humanas, el destino… mil y un sentimientos y emociones nos invadirán mientras avanzamos en nuestra aventura.
Los personajes secundarios y enemigos son claves para lograr esa emoción durante el juego. No es de extrañar que sobre los enemigos de Metal Gear Solid se haya dicho que son los más carismáticos. No sólo son más carismáticos que los enemigos de otros videojuegos, si no que son más carismáticos que los enemigos del resto de títulos de la saga.
El sádico Revolver Ocelot que llegaremos a odiar con toda nuestra alma por lo mezquino de sus actos, pero pieza fundamental en la historia. El brujo Vulcan Raven que más que ser un enemigo que busca la muerte de Snake, busca saber si Snake es merecedor de cumplir su destino. La bella, solitaria y triste Sniper Wolf que junto al drama de su pueblo nos brindará uno de los momentos más tristes de la aventura. El complejo Psycho Mantis cuyas habilidades psicoquinéticas terminarán derrumbándose para mostrarnos el lado más humano del siniestro monstruo que parecía ser. El némesis de nuestro protagonista, Liquid Snake, con el mismo nombre en clave y un parecido más que sospechoso. Movido por el más mezquino egoísmo y por las más oscuras ansias de venganza.
Y como no, el Cyborg Ninja, el fantasma venido del pasado que regresa del otro lado para tambalear los cimientos de la psique de Snake. Ni amigo, ni enemigo. El que nos pondrá a prueba y el que saldará todos sus crímenes.
Aunque muchos de estos enemigos nos servirán de apoyo durante la aventura, el verdadero apoyo de Snake se encuentra en los personajes secundarios que “nos acompañarán” durante la aventura. El Coronel Roy Campbell, antiguo superior de Snake, gracias al cual se consigue que Snake acepte la misión. La relación entre ambos está en una delgada situación entre la amistad y el hermetismo de la misión. La joven Meryl Silverburgh, sobrina del Coronel, quien nos pide que la rescatemos como favor personal. Tensiones sexuales a parte, será una figura muy importante durante el juego. Tanto por el apoyo que podrá llegar a prestarnos, como por su situación personal, haciendo que se nos sincere en más de una ocasión. La doctora en ingeniería genética Naomi Hunter, discreta durante toda la aventura pero que sin embargo será uno de los personajes que más nos llegue a sorprender. Mei Ling, Natasha Romanenko y Master Miller son más de los personajes que vía Códec nos darán apoyo, soporte técnico y alguna que otra desagradable sorpresa… Donald Anderson y Kenneth Baker son los rehenes que debemos rescatar al principio de nuestra misión, ambos están relacionados con Defensa, fabricación de armas… y como no, el gran apoyo de Snake, el que se convertirá en su fiel escudero allá donde vaya, Hal Emmerich, más conocido como Otacon. Un hombre complejo. Es un friki con un sentido de la justicia demasiado idealizado. Débil e inseguro no dejará de sufrir con determinados sucesos de la aventura, pero demostrará estar a la altura de la situación.
¿Y quién más quedaría del que hablar? Como no, Solid Snake, nuestro héroe. Retirado del servicio activo se ve obligado a aceptar la misión como favor a su antiguo amigo el Coronel Roy Campbell. Durante la aventura conocerá el dolor, la traición e incluso se llegará a poner en duda su propia existencia, pero también descubrirá la amistad, la confianza… a pesar de ser un lobo solitario, terminará necesitando ayuda externa. A pesar de parecer frío como un témpano de hielo, terminará demostrando una humanidad fuera de lo común.
Poco he hablado del juego en sí, y demasiado de su esencia “emocional”, pero es que Metal Gear Solid no se juega, se siente, se vive.
Durante nuestra aventura, como ya sabréis, deberemos pasar lo más desapercibidos posible. En cuanto los enemigos intuyan o presientan nuestra presencia no dudarán en llamar a cuantos refuerzos necesiten para acabar con nosotros. Y para rizar el rizo cabe destacar que los sentidos, reflejos y habilidades de nuestros enemigos han sido mejorados mediante ingeniería genética, conociéndose como soldados Genoma.
Esto no quita a que en determinadas ocasiones tengamos que mandar al garete la discreción y rifle en mano, tengamos que avanzar a lo loco. Serán pocas las ocasiones que se nos presenten de este modo, pero que podamos usar nuestras armas indiscriminadamente no implica que el camino vaya a ser más fácil.
Incluso en determinados momentos deberemos abandonar la jugabilidad estándar del juego para superar determinados episodios a modo de minijuegos, me refiero sobre todo a la huída del Hind-D haciendo rápel y a la sesión de tortura a manos de Ocelot, uno de los episodios más cruciales de la aventura.
Mediante logros o superando el juego entero obtendremos distintas recompensas que se traducen en objetos que nos brindarán habilidades especiales. La cámara digital, que podremos encontrar durante el desarrollo del juego, nos servirá para tomar fotografías durante la aventura. Como curiosidad, en determinados puntos podemos hacer fotos especiales. Todo el equipo de desarrollo del juego está presente mediante fantasmas que podremos fotografiar. Lo malo es que esa foto luego no podemos enviársela a Iker Jiménez.
La bandana será el objeto que nos de Meryl si terminamos el juego junto a ella (y no diré más) y nos dará munición infinita mientras la llevemos puesta. El camuflaje óptico lo recibiremos al terminar el juego junto con Otacon y nos permitirá ser invisible ante los enemigos normales, ya que en los enfrentamientos contra los final bosses no nos servirá de nada.
Otras curiosidades es que mediante logros cambiará el color del exoesqueleto del Cyborg Ninja e incluso podremos vestir a Snake con esmoquin como si se tratase del misimísimo James Bond.
Otros pequeños detalles que hicieron a este juego distinto a muchos otros fueron las V.R. Missions en las que se escondía un divertido tutorial mediante el que aprendíamos el arte del sigilo. Tal llegó a ser el éxito de este tutorial que incluso se llegó a publicar una ampliación del juego que consistía en centenares de misiones virtuales, muchas de ellas creadas para arrancarnos una sonrisa por su surrealismo.
También dispondremos de una especie de videoteca que nos mostrará las grabaciones del circuito cerrado del submarino en el que se está trasladando a Snake hasta la isla Shadow Moses. Lo bueno de esta videoteca es que ampliamos información sobre el argumento, pero también es un detalle el estilo gráfico con el que se muestra. Podremos ver todo con una “calidad de video baja” como solían ser las cámaras de seguridad. E incluso en algunos momentos podremos llegar a cambiar la cámara, su ángulo, posición, zoom… pequeños detalles que entretienen bastante.
Y como colofón, Metal Gear Rex, para mí, el mejor Metal Gear al que jamás hayamos podido enfrentarnos. Los habrá más modernos, grandes, mejor diseñados, pero Metal Gear Rex tiene algo especial.
Acabamos por hoy el BitBack dedicado a Metal Gear Solid. Habría mucho más que decir, escribir y contar, pero si antes he dicho que es un videojuego que no se juega si no que se vive, tampoco es un juego que se cuenta, se tiene que vivir.
Además, oportunidades no os faltan. El juego ha visto publicadas varias secuelas. El polémico Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty, el majestuoso Metal Gear Solid 3: Snake Eater, Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots o el futuro Metal Gear Solid V: The Phantom Pain. Ampliaciones como MGS: V.R. Missions, y ediciones especiales como MGS2: Subsantce y MGS3: Subsistence. Y como no, también tenéis algún que otro spin-off de menor o mayor calidad. La saga Metal Gear Acid!, que no cosechó mucho éxito, y los juegos MGS Portable Ops (junto con su ampliacion MGS Portable Ops +) y MGS Peace Walker, en los que a pesar de cambiar ligeramente la jugabilidad de la saga son Metal Gear Solid en toda regla, y de hecho, sus argumentos están dentro de la genealogía oficial de la saga.
15 años han pasado ya, ¿qué nos deparará Hideo Kojima durante los siguientes 15 años? Quien sabe, hasta entonces, ¡¡¡FELICIDADES SNAKE!!!
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