Mucho se está hablando últimamente de Killer Instinct, de su sistema free-to-play y de sus novedades en forma de personajes. No me voy a centrar en el tema del free-to-play que respecto de ese tema tengo sentimientos encontrados. Lo que sí que me preocupa de verdad es si Killer Instinct estará a la altura de la saga, sobre todo, del primer juego.
El grandísimo Killer Instinct nació como un proyecto de Rare, cuando todavía era una second party de Nintendo. Inicialmente fue publicado en sistemas arcade, algo bastante raro para un juego de “Nintendo”, para ser convertido posteriormente a Super Nintendo y Game Boy. Con este par de detalles ya podemos suponer que este juego era algo atípico.
A mediados del año 95 llegó Killer Instinct a la apodada como el cerebro de la bestia, Super Nintendo, dispuesto a hacer frente al mismísimo Mortal Kombat. Puede que los niveles de violencia no se puedan comparar, pero la ambientación de este juego es bastante oscura, más si tenemos en cuenta que es un juego de Nintendo.
El escenario en el que nos sitúa la historia del juego es la de un futuro apocalíptico en el que los recursos del planeta están totalmente consumidos y la guerra y el caos están a la orden del día. El control del planeta está repartido entre malignas megacorporaciones, entre las que destaca Ultratech, organizadora del tornero Killer Instinct.
El plantel de personajes no es muy amplio, tan sólo podremos elegir entre diez personajes, los cuales como no podía ser de otro modo, también tienen su historia dentro del juego, no va a ser todo darse de golpes porque sí.
Jago es el personaje principal del juego, su misión es la de hacer frente al mal definitivo que pretende sumir más en el caos al mundo. Orchid, el único personaje femenino del juego es una detective que investiga las acciones de Ultratech. Cinder es un hombre de fuego que obtuvo poderes tras experimentos de Ultratech, lucha para obtener su libertad. Fulgore es un cyborg creado por Ultratech con tecnología alienígena. Spinal es un antiguo guerrero resucitado por Ultratech con forma de esqueleto. Riptor es fruto de otro experimento de Ultratech, esta ocasión de investigación genética con dinosaurios. Sabrewulf es un hombre lobo que lucha para obtener de Ultratech una cura contra su maldición. Glacius es un alienígena capturado por Ultratech, también lucha para obtener su libertad. T.J. Combo es un boxeador que lucha por el sucio y vil metal. Chief Thunder es un jefe indio que se enrola en el torneo para buscar a su hermano desaparecido en un torneo anterior de Ultratech. Y por último Eyedol, un poderosísimo demonio invocado por Ultratech para sembrar en el mundo más caos del que ya existe.
Si habéis estado atentos a la descripción de los personajes habréis contado once y es que Eyedol es el final boss del juego. Aunque no estará disponible desde el principio sí que podremos desbloquearlo, no a través de méritos como en otros juegos si no a través de una combinación secreta en la pantalla de selección de personajes.
Este limitado plantel de personajes se suple con una gran variedad de ataques, especiales y combos en cada uno de ellos. Estas posibilidades siempre son de agradecer, ya que alargan considerablemente la vida de un juego de este tipo. Nos llevará bastante tiempo llegar a controlar los ataques más devastadores de nuestros personajes favoritos.
Pero donde más nos sorprendió este juego fue en su apartado gráfico. A pesar de tener un desarrollo bidimensional nos mostraba unos gráficos que simulaban unas pseudo3D gracias a los gráficos pre-renderizados. Ya sabéis, al estilo de Donkey Kong Country, desarrollado también por Rare para Nintendo.
Y como curiosidad, cuando se puso a la venta la versión de Super Nintendo exisitó la posibilidad de hacerse con una copia edición limitada de la BSO del juego por un tiempo limitado.
