Si hay un género que particularmente me guste a mi, ése es el del rol táctico, se género donde tienes un tablero y una serie de unidades con las que tendrás que llegar a una meta o un objetivo determinado como si de un ajedrez videojueguil se tratase. Y Fantasy General, el juego del que vamos a hablar hoy, es uno de ese estilo.
Hablamos de un juego de PC de 1995 desarrollado, agárrate, para DOS. Ni windows ni leches. De hecho me acuerdo de los comandos que tenía que meter para poder ejecutar el juego. Pero no os asustéis. Fantasy General tiene una interfaz bonita, con ratón y todo así que DOS solo hacía falta para ejecutarlo e instalarlo.
En el juego seremos uno de los cuatro héroes que tendrán que salvar al reino. El Archimago Krell, Lord Marcas, la bruja Mordra o el caballero Marshal Kalis. Cada uno de ellos tendrá una habilidad especial que puede representar la diferencia en el campo de batalla. El mago podrá usar un hechizo cada turno entre los que se encuentran la bola de fuego o temor; el caballero es un paladín por lo que podrá curar algunos estados y curar pero solo una vez por batalla; Mordra es la señora de las bestias y podrá invocarlos una vez por batalla para que nos ayude (serán voluntarios por la patria); por último Lord Marcas infundirá moral a su ejército haciéndolo más imparable.
Una vez que nos decidamos tendremos un pequeño ejército a nuestras espaldas que dependerá también del personaje que hayamos elegido. Existen cuatro tipos de clases que serían las mortales (las normales), las bestias, las mágicas y las mecánicas. Las mortales suelen ser las más débiles de todas pero por contra pueden ascender, mientras que el resto no.
Dentro de cada clase hay distintos tipos de batallones: infantería pesada, infantería ligera, escaramuzadores, caballería ligera, caballería, arqueros, bombarderos, cazadores del aire, máquinas de asedio y lanzadores de conjuros. Los mortales pueden ser de cualquier batallón pero los demás no tienen tanto rango y hay algunos de ellos que no tienen unidad mágica, bestia o mecánica.
La infantería podemos decir que es la unidad más fuerte seguida de la caballería. El apodo ligero indica que son más rápidos pero a la vez menos resistentes y fuertes. Los escaramuzadores son una infantería que tiene un ataque de escaramuza que evita el daño de vuelta y los arqueros lo mismo, pero son aún más lentos aunque dan apoyo si están junto a una unidad atacada. Por su parte, en el cielo, los bombarderos atacan fuertemente a las unidades terrestres pero no pueden atacar a las aéreas, mientras que los cazadores del aire sí que pueden, sin embargo son débiles contra los de tierra. Por último los lanzadores de conjuros y las máquinas se asedio son muy débiles y lentas. Los primeros tienen habilidades especiales como curar o romper unidades y los segundos de asedio.
Lo gracioso de las unidades es que, como he dicho un poco antes, ascienden y evolucionan. No como los pokemon, pero casi. Me explico. Conforme una unidad vaya peleando irá ganando experiencia en su haber. Ésta se reflejará en forma de estrellas dentro de unos escudos. Cuando tengamos cinco estrellas dentro de uno, subirá de nivel, por así decirlo, y mejorarán sus estadísticas, además de que empezará a llenarse un nuevo escudo. Así hasta nivel cinco, que será el máximo.
Cada batallón comienza con 15 unidades (menos los batallones individuales, que tienen vida, en vez de unidades) y durante el combate podemos perder miembros del batallón temporal o definitivamente ya que cuando luchamos hay dos tipos de bajas: los heridos y los muertos. Los primeros pueden recuperarse bien por hechizos o bien haciendo que la unidad descanse, sin embargo los segundos no se recuperan nunca.
Si en una batalla tenemos tres heridos y un muerto, nuestra unidad pasará a tener una salud de 11. Si descansa, esa salud se recuperará a 14 y no podrá volver a ser de 15 a menos que reclutemos a nuevos miembros. Que cómo se hace esto, pues fácil, como cualquier cosa en esta vida que tenga que ver con gente: en las ciudades. Cuando seamos dueños y señores de una ciudad del mapa y tengamos nuestro batallón al lado podremos reclutar miembros, pero ojo, esto hará que le baje la experiencia porque claro, entra sangre nueva y ellos no saben pelear, además de que nos cuesta dinero. Así que cuidadito con las bajas mortales porque pueden convertir un batallón heróico en uno mierdecilla si no tenemos cuidado.
Pero hay más cosas que le puede pasar a nuestro batallón en combate además de tener heridos y muertos. La moral es algo muy importante a tener en cuenta ya que si baja demasiado las bajas serán más mortales por lo que es conveniente no hacer que nuestros batallones vayan a batallas difíciles, o que cooperen entre ellos para vencer al enemigo.
También pueden sufrir el estado roto o desordenado, que hace que la unidad no funcione como tiene que funcionar y la hace muy vulnerable a cualquier ataque, ya que no hay orden ninguno. Vamos, que les han pillado bien. Para eliminar este estado hay que descansar nuevamente. La moral baja también ayuda a que el batallón sea roto o actúe de forma desordenada.
Los combates se realizan por turnos de jugador, no por unidades, es decir, cada jugador tiene su turno y mueve todos sus batallones durante éste. Una vez acaba le toca el turno al enemigo que hace lo mismo y así. Podremos mover una vez a cada unidad y atacar con ella o usar su habilidad, si la tiene, o bien hacer que descanse y se recupere. Además, llevándolos a las ruinas o demás podremos encontrar tesoros, objetos mágicos, unidades especiales o voluntarios.
Las unidades especiales son héroes de antaño que se unen a la resistencia gracias a nuestro carisma. No tienen unidades en su batallón, sino que pelean solos y tienen habilidades bastante interesantes, además de que suelen ser bestias pardas. Los voluntarios son batallones que se nos unen durante el combate pero que cuando cambiemos de continente nos abandonarán para mantener la paz en él mientras tanto, así que no conviene subirles mucho de nivel porque los perderemos.
Pero no toda la estrategia está en el campo de batalla. Fuera de él tendremos que hacer varias cosas. Lo primero de todo es destinar dinero a desarrollar unidades nuevas. Del 100% del botín que encontremos hay que distribuir porcentajes para evolucionar a nuestros batallones. Cada tipo tiene un porcentaje distinto que podemos modificar desde el 0% hasta el 15%. Lo que sobre será lo que nos quedemos.
Una vez que hayamos descubierto una nueva unidad podremos contratarla o evolucionar a la antigua a la nueva siempre con el consiguiente coste en oro. Pero cuidado, a veces no compensa demasiado cambiar la clase porque ganan o pierden distintas habilidades. No todo es la fuerza bruta. Esto ocurre sobre todo con los magos. Cada uno tiene un hechizo y ya os digo que la tercera evolución de los lanzadores de conjuros es indispensable: los curanderos.
También tendremos que decidir dónde atacar entre combate y combate y esto es muy importante ya que según el sitio y el desenlace de la batalla tendremos caminos diferentes. No es lo mismo terminar un combate rescatando a alguien que no rescatándolo y si tomamos un camino ya no podremos volver atrás. Hay un personaje muy importante, el herrero, que tendremos que encontrar para poder hacer y reparar unidades mecánicas, así que, a buscar se ha dicho y a guardar en muchos huecos, por si las moscas.
Para terminar (que ya va siendo hora) una reseña al apartado artístico. Gráficamente es brutal para ser un juego de DOS y encima del 1995. No tiene animaciones, es todo estático, pero se identifica todo perfectamente. Los acabados son bonitos y la interfaz es muy sencilla e intuitiva.
En el tema de la música decir que pese a que no es muy variada realmente es muy bonita. Músicas corales y orquestadas que te pueden meter en situación. Son relajadas, no estresan y cumplen su función: acompañar a un juego en el que la estrategia lo es todo. Ni historia, ni gráficos ni nada más.
Así pues, si os gustan los tácticos no os podéis perder Fantasy General, eso sí, tendréis que haceros con un emulador de DOS para poder hacerlo funcionar ya que los PC actuales no lo soportan, pero es muy fácil. Ánimo, que yo aún no me lo he pasado… siempre me quedo en la fase de la lava de los cojo… perdón, de las narices.