Quienes jamás hayáis jugado a Chuck Rock no sabéis lo que os habéis perdido. Este juego es de esos plataformas que eran adicción pura y dura, de esos que ya no se hacen hoy en día y que tanto cuesta encontrar en los catálogos de nuestras consolas actuales.
Como buen plataformas, la fórmula del juego era más que básica. Saltos, golpetazos, más saltos, y pérdida de vidas. ¿Entonces, si era más de lo mismo, qué tenía de especial? Pues a ver si consigo explicároslo bien, porque tenía un “nosequé” que “quéseyo”.

Primero nos tenemos que poner en ambiente, Chuck Rock es un cavernícola barrigón y rockero. Resulta que junto a su novia, otro cavernícola y un dinosaurio antropomorfo tiene una banda de rock. Y a pesar de que nuestro protagonista luce orgulloso una cresta punk, para tocar en el grupo lo hace con un peluquín que le da un aire muy de moderno.
La excusa que nos proponen para ponernos a controlar a este ser de la Edad de Piedra es que su novia ha sido secuestrada por un malo malísimo y debemos ir raudos y veloces a rescatarla. Como véis, el argumento tampoco es nada que ya hayamos visto anteriormente.

Puede que parte del encanto especial de este juego esté en su diseño. El hecho de estar ambientado en la Edad de Piedra brindó a sus creadores la capacidad de dar rienda suelta a toda su imaginería. Es lo bueno de los videojuegos, que aunque te bases en algo para desarrollar un juego, puedes tomarte todas las licencias que consideres oportunas.
Según nos han enseñado, humanos y dinosaurios jamás coexistieron en la misma época, pero eso no impidió a Core Design introducir varios de estos reptiles gigantes en el juego. A esto hay que sumarle un grafísmo en plan cartoon súpercolorido, haciendo que nos sintamos como si estuviéramos controlando unos dibujos animados.

Para quien no lo haya supuesto, la mayoría de enemigos del juego están basados en animales prehistóricos como dinosaurios con forma humana, otros más parecidos a pterodáctilos o triceratops, insectos, y casi tantos tipos de mamíferos como de dinosaurios.
A pesar de ser nuestros enemigos principales, también habrá unos cuantos que nos ayudarán en nuestra aventura. Mientras que los pterodáctilos verdes no dudarán en atacarnos las veces que haga falta, los rojos nos servirán como transporte y así poder llegar a otras plataformas inaccesibles para Chuck. Así como diplodocus que nos ayudarán a cruzar lagos de ácido. Sí, ácido que mientras a nosotros nos restará vida, parece no afecta a esos dinosaurios de cuella largo. Otro ejemplo es el de los cocodrilos, que podremos usar a modo de “balancín”. Al subirnos en su cola y lanzarle una piedra a la cabeza, nos lanzá disparados hacia las alturas.
¡Ah, que no os lo había dicho! Que una de las habilidades principales de Chuck es la de agarrar piedras. Durante el juego nos encontraremos con dos tamaños, unas pequeñas y otras que son unos auténticos pedrolos. Mientras que al coger las piedras pequeñas nuestras habilidades tal apenas se verán afectadas, al coger las grandes sí que estaremos más limitados, sobre todo en la capacidad de salto.
Además de poder ser usadas en el cocodrilo-balancín también nos servirán como armas arrojadizas, incluso como escudos cuando haya desprendimiento de rocas. Pero para lo que más tendremos que usarlas es para poder avanzar. En muchas ocasiones nos encontraremos que para poder continuar en la pantalla, es imposible alcanzar la siguiente plataforma a base de saltos, así que deberemos cargar con la respectiva piedra para poder saltar desde una posición más elevada y alcanzar dicha plataforma.
Aunque el uso de las piedras es necesario durante todo el juego, es una habilidad secundaria, ya que el arma principal de nuestro protagonista es su barriga. La forma básica y principal con la que derrotaremos a nuestros enemigos consiste en darles barrigazos.

El éxito de Chuk Rock propició la publicación de una secuela, Chuck Rock II Son of Chuck. Aunque mantuvo la estética general de su antecesor, al recaer el protagonismo sobre el hijo de Chuck, el enfoque que se le dio fue mucho más infantil, lo que provocó que no tuviese la misma acogida que el original.
Un último intento de revitalizar la saga fue la publicación de BC Racers, un juego de carreras que bebía directamente del universo creado en Chuck Rock. Su éxito fue también bastante flojo, además de que no dejó de ser un juego bastante extraño. Siendo que se trataba de un “clon” de Mario Kart, no se podía hacer uso de power-ups durante la carrera, aunque sí que podíamos atacar al resto de personajes motorizados.

Una pena estos casos en los que un videojuego no sobrevive a su éxito. Pero siempre nos quedará el recuerdo de todas las horas echadas a Chuck Rock.

sergioski1982

Entrené un Magikarp hasta el nivel 100 en Pokémon Azul, usó 'Salpicadura' y fue súper efectivo. Fan incondicional de las viejas glorias y de las extintas salas recreativas.

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