Castle of Illusion ya ha pasado por nuestra sección de Bitback allá por el año pasado, cuando básicamente cuando saliese a la venta el que supuestamente iba a ser su sucesor, Epic Mickey.
Pero en esa ocasión nos centramos en el hermano mayor, por así llamarlo, el de Mega Drive. Ahora vamos a centrarnos en el que en un principio debería de haber sido el segundón y que, por méritos propios, se ha convertido en, posiblemente, el que mejores críticas recibe.
Hablamos, cómo no, de Castle of Illusion de Game Gear o Master System, el juego en su versión de 8 bits que tiene algunas similitudes con el título de 16bits pero no son para nada gemelos. Ambos juegos salieron prácticamente a la vez, aunque la versión de la portátil, idéntica a la de Master System, tardó un poco más en llegar, y ya destacaban por sus colores. Unos colores muy vivos que, por supuesto, ni GameBoy ni la NES podían igualar.
Otra de las cosas que nos sorprende nada más empezar a jugar es la música que suena al llegar al Castillo u¡mierda! Ya la estoy tarareando. Luego, ese anciano que no tiene ni nombre, ni historia ni nada más que hacer en su vida que estar en la puerta y decirnos a lo que nos vamos a enfrentar. En verdad da un poco de pena, ¿no? Pero bueno, sigamos con el juego.
Tendremos tres candidatos a fase 1, la fase del bosque encantado (similar a la de 16bits, hasta en música), la fábrica de juguetes (idem) y la fábrica de dulces, que, aunque tiene la misma melodía que en Mega Drive, la fase es totalmente distinta.
Elijamos cual elijamos, tendremos una jugabilidad que también varía. Además de saltar y dar “culazos” (que yo me sigo preguntando cómo se entrena uno para matar a gente con el culo) cambiaremos el ataque de “lanzar cosas” que existe en Mega Drive por el de “agarrar y lanzar cosas”. Y esto, queridos culpables, tiene mucho juego.
Para empezar, tendremos dos tipos de objetos “agarrables”, los que se rompen cuando los lanzamos y los que no. Con esto podremos hacer muchos mini-puzles como, por ejemplo, tener que usar el irrompible para poder llegar a determinados sitios o tener que colocarlo en una posición concreta para poder eliminar otros obstáculos.
Conforme vayamos avanzando también encontraremos otros un poco más complejos como la lámpara (o vela) que, si la cogemos, encenderá la luz, mientras que si no la llevamos la habitación se vuelve oscura, con la consiguiente dificultad añadida. No os preocupéis si se nos cae alguna vez uno de los objetos irrompibles ya que volviendo a su lugar original lo encontraremos de nuevo en su sitio (menos mal porque a veces la mala puntería nos juega una mala pasada)
Esto también cambia la dinámica de muchos de los enemigos finales a los que habremos de vencer a base de “hostias” con estos bloques. Por ejemplo, el dragón de Mizrabel (inexistente en el de Mega Drive).
Pero bueno, una vez que terminemos las tres fases y, por consiguiente, hayamos derrotado a los tres guardianes obtendremos tres gemas del arco iris. Necesitaremos siete para llegar a Mizrabel, así que, habrá que seguir buscando y eso lo haremos en el piso de arriba, ya que aparecerá una escalera … un poco cutre, la verdad, que nos dará paso a dos nuevas puertas.
Volveremos a poder elegir fase, pero esta vez ambas son las mismas que en el juego de Mega Drive, la biblioteca y la Torre del Reloj. Su estética es muy parecida pero la melodía de la última no tiene nada que ver con su juego hermano.
Aparte, en cada una de estas fases habrá una gema extra, “perdida” por ahí, que tendremos que encontrar para poder pasarnos el juego, pero no os penséis que se abrirá un mundo alternativo o un portal o… no no, qué va, aparece un camino de arco iris que va a … ¡otro castillo! Un poco más mohoso y verde, pero es el mismo sprite que el primero.
Éste es el verdadero castillo de Mizarbel y es exclusivo de la versión de Game Gear y Master System. Es realmente el más difícil, sobre todo por una serie de puzles que hay en él, de una dificultad bastante superior, y de una parte en concreto que tiene movimiento automático de la pantalla y en la que tendremos que usar a los enemigos para saltar una serie de barrancos enormes con un timing al milímetro vamos. Ahora porque tengo maestría, pero cuando lo jugué por primera vez, vaya tela…
Evidentemente, el último enemigo al que nos enfrentaremos será Mizrabel, que mezclará una dinámica un poco simple, pero algo más interesante que la del juego de Mega Drive, ya que tendremos que esquivar a una serie de enemigos mientras le golpeamos con un bloque irrompible de luz y la habitación se ilumina y se oscurece… vamos, de todo.
Eso sí, hay que admitir que el juego pese a tener que caber en “ese” cartuchito tan mini, tiene una cantidad de caminos secretos impresionante, además de, evidentemente, una calidad gráfica bastante buena. Sin duda SEGA of América, los desarrolladores del juego, hicieron un grandísimo trabajo con Castle of Illusion pese a las limitaciones técnicas que tenía la consola.
Las melodías que siguen sonando en nuestras cabezas (personalmente adoro la de la Torre del Reloj) y los escenarios tan carismáticos como originales no pasan desapercibidos en una época en la que despuntó y de una manera sobresaliente. Lástima que con Epic Mickey no hayan conseguido llegar a la altura de este grandísimo juego ya que, realmente, todos los esperábamos.
Deciros pues que, si disponéis de una horita y un poco de ganas de disfrutar de una verdadera joya que merece nuestras alabanzas… no como eso que se hace llamar Epic Mickey… Y si queréis verlo, echadle un vistazo a nuestro mini GuiltyBit #3 donde os traemos un videoanálisis de él.