Como muchos sabréis, Bonanza Bros es el juego protagonizado por los hermanos «siete caballos vienen de bonanza» y fue diseñado originalmente por SEGA para recreativas. Si me he decidido a escribir sobre este juego en la sección BitBack en lugar se debe básicamente que este juego es uno de los grandes clásicos de Mega Drive.
Y eso que no fue la única conversión que se hizo del arcade. Mientras que SEGA fue quien desarrolló el arcade original, las versiones doméstica corrieron por cuenta de U.S. Gold, llegando a consolas como ZX Spectrum, Amstrad CPC, Commodore 64 o Atari ST, y en sistemas SEGA, además de la conversión a Mega Drive también se hizo una para Master System. Y posteriormente, ha sido incluido en infinidad de recopilatorios de SEGA en distintas consolas.
Y bien, vamos al tema que me lío a dar explicaciones y no empiezo con lo importante. En Bonanza Bros. controlaremos a un par de hermanos cuya principal misión es la de robar determinados objetos en distintos escenarios.
En primer lugar, cabe decir que el diseño del juego es bastante particular. Algo raruno, pero con muchísimas personalidad. Los personajes están a medio camino entre una cápsula de medicamento y un clip de PlayMobil recién salido de Chernóbil, además de estar claramente inspirados en Blues Brothers, o al menos, se parecen demasiado.
Ese estilo gráfico desenfadado está presente también en los escenarios, los cuáles son muy de estilo cartoon o dibujo animado.
Pues bien, en esos escenarios en los que se desarrollará el juego deberemos poner en marcha nuestras artes y principales habilidades, el robo. Así es, los hermanos Bonanza Bros. son unos reputadísimos ladrones de guante blanco. Lo del guante blanco es algo importante a tener en cuenta, ya que hemos de hacer todo con el mayor sigilo posible. En cada escenario, se nos indicará qué elementos hemos de robar y un pequeño mapa para ayudarnos en nuestra labor. Cómo no, en ese mapa se mostrará dónde están los objetos, y también dónde están lo enemigos.
Afortunadamente, los enemigos no tienen la misma picardía que en otros juegos de sigilo a los que podemos estar acostumbrados actualmente, como Metal Gear Solid o Splinter Cell por ejemplo. Es decir, si te ven, te han descubierto, pero no siguen tus pisadas, ni te oyen, ni cosas parecidas. Eso sí, mala leche, tienen mucha más que los Genome Soldiers del primer Metal Gear Solid. Si os descubren, estaréis prácticamente perdidos.
Y es ahí dónde deberemos demostrar nuestros nervios de acero. Ya que la furia de los enemigos acabará con nosotros. Eso sí, el enfado se les pasa pronto, ya que una vez que cambias de habitación, los enemigos que dejas atrás, misteriosamente, se olvidan de que te han visto y que tenían que perseguirte.
Estos enemigos, tendrán forma de guardia de seguridad, por aquello de que somos ladrones, lógicamente. Pero tendremos otro enemigo del que deberemos preocuparnos todavía más, el tiempo. Y es que, debemos cometer todos los robos de cada escenario antes de que se acabe el cronómetro.
Y otro enemigo “incorpóreo” al que también deberemos hacer frente es el propio escenario. En cada nuevo nivel, los escenarios se irán complicando progresivamente, en el fondo, no dejan de ser un propio puzzle que harán que nos tengamos que devanar los sesos en la búsqueda del recorrido más rápido.
Todo esto hará que según vayamos avanzando en cada nivel, terminemos necesitando la ayuda de un segundo jugador que controle al otro hermano Bonanza y así poder poder llegar a conseguir todo el botín en el tiempo dispuesto.
La verdad es que, para lo esperpéntico que puede llegar a ser el juego, es uno de los cartuchos más adictivos que han pasado por nuestras Mega Drive‘s.
Y ya sabéis, arrancad vuestras Mega Drive‘s y a robar todo lo que podáis.