He estado jugando Battleborn sin poder quitarme su lema de la cabeza. El “shooter” desarrollado por Gearbox y distribuido por 2K es un juego complejo. No en sus mecánicas o en su historia, sino complejo de definir.
Lo primero es que parte de una falsa premisa. Battleborn no es un shooter. Que es lo que todos pensaríamos en primera instancia. Pero aunque es cierto que hay mucha acción y el juego es en primera persona, donde las armas de fuego o a distancia son la mayoría (que no todas) el juego está mucho más cerca de ser un MOBA que de ser un shooter. Lástima que se empeñe en ser esto último.
Y es que el principal problema de Battleborn es que no sabe qué es lo que quiere ser. Donde mejor se ve esto es en su campaña. La historia parte desde un futuro lejano donde la Tierra ya no existe y diferentes razas de seres vivos habitan diferentes lugares. El problema es que estos seres vivos se quieren ver muertos. Con esto nace Battleborn, una corporación que busca aunar a todas las razas con soldados de todas las razas. Y todo esto da inicio con una cinemática introductoria muy del estilo del anime de Gainax y una música que acompaña bastante bien, formando un conjunto a priori apetecible e interesante.
Esa era mi expectativa con la campaña. Cuán equivocado estaba. La campaña de este juego es de lo peor que he jugado en bastante tiempo. En todos los sentidos. A nivel de diseño es horrenda, y tiene las misiones (porque la campaña se distribuye en misiones) donde puedes elegir un personaje que quieras para hacer encargos ridículos y tener un pretexto para disparar a cosas que no paran de multiplicarse sin sentido. Y todo aderezado con que está pensado como para ser jugado online (de nuevo, no sabe qué quiere ser), ya que las misiones son tratadas como partidas multijugador. Con tu nivel, tu nivel de personaje, y tu conexión a Internet obligatoria. La interesante historia se diluye y queda una jugabilidad vacía, tremendamente repetitiva y sin ninguna razón de ser.
Lo bueno y rescatable del juego está en su multijugador. Y nada más empezar nos encontramos con el primer problema. Aquí es cuando se viene a ver que Battleborn es un juego que, por varias decisiones que no cabe comentar ahora, ya nació muerto. Tardarás milenios en encontrar a alguien para jugar además de que el matchmaking como concepto (no es que haya existido nunca realmente) no está muy bien llevado a cabo. ¿Y sabéis qué? Es una verdadera lástima. Porque el multijugador de Battleborn ha conseguido hacer lo que dos generaciones de shooters y MOBA’s no han podido: innovar.
Hay tres modos de juegos para elegir y 26 personajes. Cada personaje tiene sus propias habilidades y sus características, como cabría esperar. Los modos de juego son relativamente básicos; capturar y defender una zona, transportar una carga (minions en este caso) y destruir un objetivo. No es el típico modo de las tres líneas con torres y destruir el núcleo. Es debatible si esto hace que el juego no sea un MOBA, no obstante, yo lo considero una evolución del género.
Las partidas no son ni muy rápidas ni tremendamente largas y tediosas. Acorde a lo que promete el juego. No es un juego ni muy rápido y basado en los reflejos ni tampoco es un juego pausado y muy táctico. Ha llegado a un punto medio entre duración y ritmo muy apropiado. Lo he dicho alguna vez, a mí no me gustan los MOBA’s especialmente, pero este me ha divertido en todas las partidas y mucho, además.
Los personajes son tremendamente distintos entre sí. No solo con las habilidades y características, sino también en personalidad. Y sinceramente, da mucho gusto entrar en una partida como un tipo duro cargando una maldita ametralladora pesada y en la siguiente entrar como un robot egocéntrico y de clase alta que «insulta» a cada personaje que mata diciendo “Pf, estudiante de Humanidades”. Hay de todo: un pájaro que puede volar (obviamente) y dispara bombas, una arquera que lanza flechas malditas, un samurái con dos katanas eléctricas y una espada enorme, un… ser con ojos en las manos y que hace magia negra. Y esto se llama tener personalidad y carisma. O eso me gustaría decir. El hecho de que la campaña no tenga unos personajes fijos no ayuda, y el que tengas que desbloquearlos (cumpliendo unos desafíos ridículamente complicados, por cierto) tampoco. Hacen que pierdan personalidad y no tengan sentido ni historia dentro del universo Battleborn.
El caso es que, aunque todos los personajes están muy diferenciados y tienen carisma adolecen del mismo mal que el juego: parecen como de marca blanca, un sucedáneo. Y volvemos a lo mismo, todo porque ha perdido de vista su punto final. Y no puedo evitar pensar que es una verdadera lástima.
Lo mismo pasa con la ambientación, el estilo gráfico y el sonido. Es todo bastante decente. Se ve muy bonito y colorido (sin ningún tipo de alarde técnico, no esperéis Uncharted 4 o algo por el estilo) pero la verdad es que es agradable. Sin embargo, no destaca. Pasa inadvertido como tantos otros juegos. Lo mismo con el sonido, hay algunos temas que están bien, pero parece que se oyen bajo y muy poco a propósito.
Solo se me ocurre una palabra para definir el juego, y es paradójico. En todos los sentidos. Se basa en una historia que promete, con unos personajes carismáticos y todo preparado. Sin embargo hacen una campaña absurda, ridículamente aburrida, distribuidas en misiones que no tienen ningún sentido y donde todo está muy mal pensado. Tiene un buen multijugador, entretenido, con partidas de buena duración y ritmo, pero no hay nadie casi para poder jugar y cuando aparecen son 20 veces mejores que tú. Tiene un estilo artístico y una ambientación inusual aderezado con buena música y parece que es el propio juego el que quiere pasarlo por alto.
He dicho al principio del análisis que he jugado a Battleborn sin poder quitarme su lema de la cabeza. Y a la vez he pensado en esa palabra: paradójico. Battleborn no sabe qué quiere ser ni qué es, y no hace falta ni jugarlo: se ve en su propio lema. Battleborn presume de ser “Para todo tipo de cabronazos” pero definitivamente, Battleborn no es “Para todo tipo de cabronazos”. La esencia clave de un análisis es ver si, en última instancia, el juego es recomendable para todo el mundo. Lamentablemente, no podría recomendar Battleborn a todo el mundo.
¿Quiere decir que sea un mal juego? En absoluto. No es un shooter, es más bien tirando a un MOBA. Tiene buena historia, pero una campaña malísima. El multijugador, si te gusta, te dará horas y horas y horas de diversión. Se siente bien, con variedad y profundidad (más de uno va a pensar mal con estas palabras) y realmente si juegas yendo a lo que vas, no está nada mal. Y podemos decir, por fin, que un juego triple A ha innovado. Al menos, yo puedo decirlo. Pero, ¿vale solo con innovar si la ejecución está mal llevada? El juego perdió su punto de llegada y no sabe qué es lo que es. ¿Qué haréis vosotros?
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