El género de la estrategia es uno que lleva un tiempecillo por ahí en auge. Hemos visto títulos de rol táctico, de gestión o de lucha en la que el componente estratético es más importante que los demás aspectos del título. Gracias a todo eso estamos viendo cosillas como las que os traemos en este avance de Dice Legacy: estrategia innovadora y con un toque muy interesante.
¿Quién iba a pensar que podíamos meter estrategia y azar en la misma partida? No hablamos solo de la ubicación de los recursos iniciales o de la generación del mundo. Hablamos de cambiar las bases de los juegos de estrategia y hacer que cada turno, por muy repetitivo que sea, cambie radicalmente.
Sí, es cierto que podremos repetir los patrones y tener los mismos edificios o «aldeanos». Pero ese componente azaroso que se le ha metido hace que no siempre salgan las cosas como queremos o que no tengamos las manos que necesitamos. Y esto hace que el juego se coloque en nuestro top 10 de juegos de estrategia de este año (y posiblemente de los anteriores).
Empecemos por el principio: Dice Legacy es un juego de gestión en el que tendremos que crear nuestro asentamiento y hacerlo crecer y defenderlo para que sea autosuficiente. Dicho así parece simple, pero bueno, luego iremos viendo que la cosa no se queda ahí.
Lo original de este juego es que los aldeanos que asignaremos a las tareas no son «personitas» con brazos, piernas y cabeza. En este título lo que tendremos serán unos dados de seis caras que representan las habilidades que tiene ese aldeano en cuestión y que puede llevar a cabo. Así pues, cada vez que queramos que un dado haga algo, tendremos que tirarlo y, dependiendo de lo que salga, lo mandaremos a una u otra zona de nuestra aldeilla.
Hay distintos tipos de dados según su función principal. Así siempre empezaremos la partida con una serie de dados de aldeanos. Estos podrán recolectar materias primas de alrededor, construir objetos, explorar zonas o atacar. Cada una de sus caras mostrará un símbolo y según el que salga, lo podremos ubicar en algún edificio o recurso. Por ejemplo, si queremos recolectar piedra, madera o comida tendremos que usar los dados que tengan la cara de recolección (un pico y un hacha). Si queremos fabricar algo, como cultivar trigo o hacer pan o cerveza, tendremos que usar las caras de construcción (unos engranajes).
Poco a poco podremos ir construyendo edificios que nos permitirán o generar más aldeanos o cambiar su profesión y especialidad. Los cuarteles generarán dados de soldatos, que tienen más caras de ataque y saqueo. La escuela hará ciudadanos, especializados en investigar y construir. El mercado hará mercaderes, que explorarán mejor y podrán negociar. Y los monasterios harán monjes que nos ayudarán a bendecir dados y a conseguir ciertos beneficios.
La cosa es que tenemos un límite de dados. Inicialmente podremos tener hasta 12 de ellos a la vez, sea cual sea la combinación. Aunque sí que es cierto que siempre podemos hacer algún que otro «truquito» para sobrepasar el límite. Sin embargo, sea como sea, la clave de nuestro éxito o derrota se encuentra principalmente en saber cuántos dados de cada tipo necesitamos en cada momento.
En Dice Legacy, nuestra aldea irá creciendo a lo largo de un «planeta-anillo» que tendremos que descubrir. La forma de avanzar es ir construyendo una serie de edificios que tendrán funciones muy claras y diferentes entre sí. Así pues, si bien es cierto que no es conveniente pasarse con los dados a lo loco, construir edificios es otra cosa.
El edificio principal es el ayuntamiento. Es el que tendremos que defender a toda costa. Luego iremos construyendo sedes de distrito, que nos permitirán crear zonas destinadas a una tarea determinada y darles beneficios. Distritos agrícolas, ciudadanos, comerciales, religiosos y militares. Según el que hagamos, tendremos unos bonus sobre los edificios que tengan a su alcance. Además, estas sedes son las que irán desbloqueando el resto del mapa y eliminarán la niebla de guerra que veremos al principio.
La forma de activar las funciones de los edificios es asignándoles uno o más dados con una cara determinada. En otras ocasiones lo que necesitaremos serán recursos. Pero sea cual sea el caso, hasta que no estén los dados o recursos sobre el edificio, no empezará a fabricar lo que sea.
Habrá edificios para crear comida, mejorar dados, defender estructuras o calentarnos en el implacable invierno. Queramos lo que queramos, solo tendremos que confiar en que la tirada de dados que hagamos nos permitirá sacar las caras que necesitamos para activar esa función. ¡Es que incluso atacar a un enemigo que viene a quemar nuestra ciudad necesita dados!
La gestión de los recursos en Dice Legacy es muy amplia. Por un lado tendremos que gestionar los dados. Tanto en número como en vida ya que cada vez que tiramos un dado, este pierde un puntito de fuerza. Si llega a 0 muere, y eso nos deja sin dados y con menos felicidad en el pueblo. Además, cuanta más fuerza tenga el dado mejores resultados tendrá en su tarea.
También tendremos que gestionar los propios recursos. No es que haya muchos, pero sí que son importantes. Madera, piedra, hierro, oro, comida, cerveza, plantas… hay varios que iremos consiguiendo como en un Catán de PC y que necesitaremos para curar a los dados heridos o descongelar a los que se nos han acatarrado en invierno y no funcionan bien.
La población es algo que se debe de controlar, y mucho. Cada tipo de dado representa una población, y según las leyes que elijamos, lo que los hagamos trabajar o los festivales que celebremos, se pondrán enfurruñados o contentos. Una población de aldeanos enfadada puede acabar con nuestro imperio a base de huelgas y de destrozarnos los edificios clave. Por el contrario, una alegre mejora los recursos que extraemos y lo que conseguimos de forma «azarosa».
Por último también tendremos que gestionar muy bien los tiempos. Hemos hablado que cada vez que queramos hacer algo hay que hacer una tirada de dados. Pero eso no significa que haya turnos. El juego no se detiene nunca (a menos que lo tengas en los modos fáciles) y tú puedes tirar tantas veces seguidas como quieras. Es que cuando te vienen a atacar y no te salen «espaditas» haces más tiradas que un F5 cuando se abren las reservas de consoles next-gen.
El cronómetro no solo va en nuestra contra cuando nos atacan. Hay muchos eventos que tienen un cronómetro en su cabeza y que tendremos que cumplir si no queremos que se nos venga encima casi toda la partida. Además, el invierno es un ente que está presente durante todo el transcurso del juego. Cuando este llega, casi todo se para ya que se nos congelan los dados, las granjas no funcionan y (por suerte) no nos atacan tampoco.
Gestionar todo esto en verano para que cuando llegue el invierno lo tengamos todo medianamente resuelto es algo que solo saben hacer bien las hormigas. Y ya os aviso que no es nada fácil.
Dice Legacy nos pone en las manos un sistema de gestión curioso y divertido. Sin embargo, que no os engañe su apariencia inofensiva. El juego es complicado de narices ya que tiene muchos entresijos que no conoceremos hasta que nos metan la leche.
Además, aunque sepamos cómo van las cosas, el hecho de tener que depender de tiradas de dados hace que la cosa cambie, y mucho, cada vez. Recolectar granjas no es tan fácil si te pasas de dados militares, ya que ellos no construyen. Los mercaderes comercian, pero no defienden, y los ciudadanos investigan, pero no recolectan.
Mantener un equilibrio entre los dados y reforzarlos para cuando lleguen los problemas es muy necesario y requiere mucha meticulosidad. Un dado reforzado, por ejemplo, puede valer el doble, el triple o el cuádruple que un dado normal. Así, con un x4 podríamos usar un solo soldado para acabar con un edificio, en vez de necesitar 4 dados de soldado por separado.
El problema principal llega cuando conseguimos alcanzar el «final» de la campaña. En ese momento la cosa se desmadra y o tienes control de toda tu ciudad o ve diciendo adiós. Ataques contínuos, sublevaciones, gente descontenta, inviernos implacables. Es muy fácil que en apenas un minuto todo el trabajo de la tarde se te vaya a tomar por saco. Y sí, en este sentido Dice Legacy es frustrante.
Sí que es cierto que hay momentos en los que podremos obtener «dados mejorados» que nos ayudarán un poco con nuestras tareas, pero es realmente complicado llegar ahí.
Dice Legacy es un juego directo, divertido y que exprime tu estratega interior al máximo. No desperdicia nada de lo que ofrece y aunque carece aún de un sistema que te lo enseñe todo, cuenta con una progresión bastante adecuada.
La campaña, la posibilidad de mejorar dados y las distintas ramas que nos iremos encontrando en el juego hacen que la rejugabilidad sea enorme. Además, la campaña nos pone siempre algo de contexto para que entendamos qué estamos haciendo.
Gráficamente es un juego precioso, con mucho detalle y con una interfaz bastante atractiva, sin embargo actualmente (y en esta fase beta que hemos probado) carece de un tutorial claro que nos enseñe qué hacen las cosas. Echo de menos códices, leyendas y demás elementos que me guíen por el camino, sobre todo al inicio.
En definitiva, un gran juego de estrategia que sale el 9 de septiembre y al que no puedes perder de vista si te gusta el género. Las partidas son relativamente rápidas (una tardecilla) y son muy rejugables. Y, como os digo, si os va el sado, hay niveles de dificultad para parar un tren.
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