Las apuestas son probablemente uno de los pasatiempos más antiguos en la historia de la humanidad. Desde la antigua China hace miles de años hasta las actuales apuestas online, repasamos la trayectoria de las apuestas en sus diferentes variantes y modalidades.
La actividad del juego online se ha convertido en los últimos años en una de las preferencias de los españoles dentro del amplio espectro de actividades lúdicas y de ocio. Y dentro de la exitosa industria del juego en internet en nuestro país, las apuestas deportivas siguen ocupando un papel preponderante en las preferencias de los usuarios. Según los más recientes datos oficiales del gobierno al respecto, solo en el tercer trimestre de este año los españoles apostaron la friolera de 1.321 millones de euros en las diferentes webs de apuestas deportivas debidamente reguladas y con licencia para operar en el mercado español. De esta cantidad, impensable hace solo unos años, las apuestas en directo (mientras tiene lugar el evento deportivo sobre el que se apuesta) representan alrededor del 70% de la misma.
Estos números dejan en auténticos pañales a la tradicional quiniela que con el auge y consolidación de las apuestas en internet hace ya tiempo que ha cedido su protagonismo en el espacio de hacer pronósticos sobre un partido de fútbol y poder ganar dinero con ello. Sin ir más lejos, la recaudación de una jornada normal de la quiniela en España con partidos de la jornada liguera en Primera y Segunda División se sitúa en apenas los 5 millones de euros. Mucho ha llovido ya desde los tiempos en que la otrora archi popular quiniela futbolística era la única opción de realizar algún pronóstico deportivo y ganar una lluvia de millones a cambio de acertar con el 1X2.
Ello ha sido el resultado natural de la evolución de la tecnología que ha desplazado a juegos como la quiniela gracias a que las apuestas deportivas online nos permiten apostar sobre un sinfín de partidos de fútbol, eventos deportivos en general, sobre múltiples mercados (número de córners, quién marcará el próximo gol, etc.), y además mientras tiene lugar el evento en cuestión y lo vemos en directo por televisión. Evolución que habían seguido ya con anterioridad las apuestas en diferentes grados y recorridos a lo largo de la historia de la humanidad.
Las primeras apuestas de la historia
Ya en los albores de la historia las apuestas comenzaron a considerarse como una forma más de entretenimiento. Según los expertos, las primeras apuestas de las que existan evidencia documentada en la historia de la humanidad se remontan nada menos que a la antigua China hace unos 4.500 años. Para apostar utilizaban dados como los de ahora con seis posibles resultados y, según parece, no se usaban solo como opción de ocio, sino que pronto importantes litigios por grandes extensiones de tierra comenzaron a dilucidarse mediante estas partidas de dados.
En el caso de las apuestas sobre disciplinas deportivas, el mérito se lo tiene que atribuir la civilización griega hace ya también miles de años. Los inventores de los Juegos Olímpicos y sus diferentes juegos y variantes deportivas pronto vieron el interés, la emoción y la probabilidad de cambiar de fortuna al apostar sobre los resultados en competiciones como el lanzamiento de disco u otras competiciones atléticas. Mientras los ganadores en estas competiciones deportivas eran considerados como elegidos de los dioses, eran muchos los espectadores que amasaban grandes sumas de dinero, propiedades o tierras con sus apuestas desde las gradas.
Como ocurriría con tantísimos otros aspectos de su civilización, los romanos terminarían adoptando también el gusto de los griegos por las apuestas y el juego, llegando en la antigua Roma a extremos como incluso apostarse la libertad como esclavo. Los romanos podían apostar sobre cualquier cosa: desde el ganador de una carrera de cuadrigas o un combate de gladiadores en el circo, hasta quién sería el próximo emperador, creando y desarrollando asimismo distintos juegos de mesa donde apostar.
Con la caída del Imperio Romano y la posterior llegada de la Edad Media se vivió en Europa un periodo de ostracismo para actividades como el juego, gracias a la fuerte influencia de la Iglesia y la religión en todas las esferas de la vida cotidiana. Aunque claro está ello no impidiera que aún de manera clandestina se siguiese jugando y apostando en juegos de mesa como las cartas o los dados a lo largo y ancho del continente.
Del Renacimiento al juego en internet
Pero llegaría la época del Renacimiento, tiempo de aperturismo y de florecimiento de las artes y las ciencias. Este interés en la ciencia en todas sus formas hizo que actividades como las apuestas y los juegos de azar dejaran de considerarse fruto exclusivamente de la fortuna o de la voluntad divina, aplicándosele una aproximación más científica gracias al estudio de la probabilidad aplicada a los resultados de las apuestas y de los juegos, una base matemática a la hora de gestionar el riesgo dejando de lado la mera superstición. La gente comenzaba a apostar teniendo en consideración aspectos como las probabilidades o la estadística.
Pero sería a partir del siglo XVIII cuando las apuestas comenzarían a acercarse a la forma en la que ha llegado a nuestros días. Y ello fue gracias al extraordinario interés desarrollado en Gran Bretaña por apostar sobre las carreras de caballos y las carreras de galgos. Ese interés pronto llegaría también a Estados Unidos, aunque sería justo considerar a los británicos como los verdaderos artífices de esta actividad lúdica en su forma más aproximada a la actual. Y serían ellos también los que popularizaron apostar en locales destinados exclusivamente a ello, o sobre el terreno en los propios hipódromos o en los estadios de fútbol desde los albores de este deporte allá a finales del siglo XIX.
Ya en el siglo XXI, y gracias a la eclosión de internet y a la expansión de las nuevas tecnologías, ha llegado el por ahora último capítulo en la ya extensa trayectoria de las apuestas en nuestra historia. La revolución de internet trajo consigo la transición de las apuestas de fútbol desde la quiniela (en el caso de países como España) a las apuestas en un sinfín de deportes y eventos (no solo fútbol) incluso en tiempo real, en directo mientras uno ve el acontecimiento deportivo por televisión. Del 1X2 a poder hacer apuestas de fútbol en vivo con el teléfono móvil. El negocio ha alcanzado una dimensión tal que podemos decir que alcanza la categoría de fenómeno de masas, con facturaciones multimillonarias y con constantes cambios en los hábitos y prácticas del apostante.
Las casas de apuestas online han realizado un gran esfuerzo tecnológico y de innovación permanente que ha facilitado el proceso de adaptación de apostar en la quiniela a apostar en línea. Mucho han cambiado las cosas desde los tiempos de las partidas de cartas en las novelas picarescas de nuestro genio de la literatura Cervantes. Muy lejos quedan los tiempos de las apuestas de los romanos en los combates de gladiadores. Pero el espíritu detrás de las apuestas sigue siendo básicamente el mismo: entretenimiento y la posibilidad de ganar algún dinero en el proceso. A buen seguro que las próximas décadas seguirán sorprendiéndonos con la evolución del que, sin duda, puede considerarse uno de los pasatiempos más antiguos de la humanidad.