Animal Gods es un juego hecho por Still Games, un pequeño estudio independiente que se presenta en sociedad con este título. Y con lo de pequeño no es que esté exagerando, es que está compuesto por dos personas, un diseñador y una programadora. Además, ha participado en el desarrollo del juego un encargado de la banda sonora y los efectos de sonido. Como no sería justo valorar el juego de la misma manera que lo hacemos con los triple A, intentaré destacar sus puntos positivos, aunque realmente es un título con bastantes cosas por pulir.
He leído varias veces que Animal Gods es un juego con un aire a los Zelda clásicos, pero os puedo asegurar que el parecido viene por algunas decisiones de diseño que supongo que son intencionadas. Si el protagonista fuera moreno y utilizara armas de fuego en vez de un arco y una espada, nadie pensaría en Link al verlo. Primero porque estéticamente no tiene nada que ver con el estilo Nintendo de los 90 y segundo porque el juego no es un RPG ni nada que se le parezca. De hecho, no sabría en que género encuadrarlo, porque de las 2 horas que dura más o menos, una y media te la vas a pasar andando y leyendo textos, sin poder decidir ni hacia dónde ir ni qué decir.
Animal Gods es un juego calmado, demasiado
El resto del tiempo, lo único que hay para hacer es matar cuadrados (sí, así son los enemigos) o bien con la espada o bien con el arco, dependiendo del escenario elegido. En el tercer mundo disponible, no tendremos ningún arma, sólo una capa que nos permitirá deslizarnos por encima de unas corrientes que, según parece, podrían ser veneno, pero el protagonista no lo acaba de tener claro. Si a esta poca actividad, le sumas una música repetitiva y una velocidad más bien pausada, lo mejor que te puede pasar mientras lo juegas es que te duermas. Además, el juego tiene otras dos decisiones de diseño inexplicables que ralentizan más el ritmo del juego.
El detalle de los escenarios es más bien escaso, optando por una ambientación minimalista, pero por alguna extraña razón han decidido incluir por todas partes una rayas horizontales en los caminos, que supongo que son escaleras. Algo que, aparte de no tener ningún sentido en un mundo en dos dimensiones, aún hacer que el protagonista se mueva más despacio. El otro error de diseño, importante en mi opinión, aparece en los diálogos (monólogos más bien). El texto avanza más bien lento, teniendo en cuenta que no hay voces, las frases son cortas y para pasarlas hay que pulsar algún botón. El problema es que cada dos líneas, aparecen unos puntos suspensivos, que tardan lo mismo que una frase entera en cargar y que también hay que hacer pasar apretando alguna tecla. Un desespero.
En cuanto a la historia, pues la iremos conociendo poco a poco, a través de las hojas de un diario y las notas esparcidas por cualquier rincón de los escenarios. Personalmente le he encontrado demasiadas referencias religiosas y no precisamente críticas, por lo que no sé muy bien por dónde pillar Animal Gods en este sentido. Lo que sí me queda bastante claro es que no parece un juego terminado, ni a nivel de guión, ni de mecánicas, ni de ideas en general. Algo que, para ser un juego financiado vía Kickstarter, es bastante preocupante.
Y para hacer aún más evidente esa falta de ideas, cuando acabas de recorrer los interminables pasillos del juego y te pasas el juego, se desbloquea un nuevo modo de juego llamado «09 Lives» que no nada varia en absoluto. Ni la dificultad, ni el número de enemigos, ni sus movimientos. El único cambio es que en vez de tener vidas infinitas, sólo tendremos nueve, como su propio nombre indica. Y si las acabamos todas antes de llegar al final, tendremos que volver a empezar de cero.