Vamos a darle caña al análisis de Vesta para PlayStation 4, un indie con muy buenas intenciones. Esta aventura nos transporta a OPS, un planeta perdido en la infinidad del espacio, a años luz de La Tierra. Situándonos en semejante escenario, no tardamos en conocer a nuestra protagonista o, mejor dicho, a nuestra primera protagonista. Las secuencias al estilo cómic nos presentan a una pequeña niña que despierta en un jardín. Su nombre es Vesta y, como intuiréis, es el centro de toda la trama. La pequeña no tiene ni idea de dónde se encuentra, y el juego tampoco nos lo contará, al menos por el momento.
No tardaremos en conocer al que será nuestro segundo personaje, DROID. Este robot de combate nos acompañara durante todo el juego, y complementará las habilidades de Vesta. Juntos son capaces de sortear todos los obstáculos que nos plantea el juego.
Este título nos presenta una aventura repleta de puzles, que nos obligará a darle mucho uso a la sesera. Además, también tendremos pinceladas de acción, y un plataformeo muy “light”, pero, sin duda, la gran herramienta de este juego será la cooperación entre protagonistas. La simbiosis que se crea entre ellos y sus habilidades será indispensable para superar los obstáculos que Vesta nos presenta. Para aquellos que conozcan BioShock, será imposible no recordar a los Big Daddies y las Little Sister al ver a la pequeña Vesta acompañada del imponente DROID.
Vesta se encargará de una tarea muy específica, recolectar y reutilizar la energía que nos encontremos por todo el complejo que conforma el mapeado del juego. Para que os situéis, los 36 niveles que componen la aventura se desarrollan dentro de un complejo abandonado y ruinoso. En semejante escenario, la mayoría de mecanismos están sin energía. Nuestra pequeña aventurera va equipada con una mochila que le permite absorber energía de los aparatos que ya no necesitemos, o de robots destruidos, para utilizarla en otros dispositivos.
Por el contario, DROID, será el encargado de hacer frente a los enemigos, mover objetos pesados, o incluso hacer de escudo humano para Vesta. Nuestro cachas metálico podrá interponerse entre rayos de energía o chorros de aire que, de otra manera, fulminarían a la pequeña. Armado con cohetes recargables, DROID aturdirá a los enemigos, para que Vesta pueda drenarles la energía y dejarlos K.O. definitivamente. Otra habilidad del guardaespaldas robótico consiste en lanzar a Vesta por los aires para salvar charcos de ácido u otros obstáculos.
El aguante de ambos personajes está adaptado a estas habilidades y roles. Vesta morirá de cualquier impacto que reciba, por mínimo que sea. Por el contrario, DROID debe recibir tres impactos para morir. Hablando de los impactos recibidos, el combate es uno de los puntos flacos de este título. Aunque es sencillo, a veces puede resultar injusto e incómodo. Muchas veces es imposible esquivar los ataques enemigos, ya que, aunque nos movamos, si el enemigo ya ha iniciado el ataque nos dará igualmente, aunque en realidad solo esté golpeando el aire.
Aunque no tenemos claro nuestro objetivo final hasta bien avanzado el juego, casi desde el principio nos dejan claro que tenemos que ascender a través del complejo, hacia la superficie del planeta. Este periplo ascendente se divide en 36 niveles, divididos en cuatro capítulos, cada uno de ellos con un jefe final que guarda la entrada al siguiente nivel del complejo. Sin embargo, da la sensación de que nos enfrentamos al mismo jefazo en los 4 capítulos, ya que su apariencia es la misma, solo cambia su mecánica de combate.
Estos 36 niveles se presentan en una perspectiva isométrica para facilitarnos una visión amplia y general del mapa que nos rodea, algo esencial, ya que tenemos que tener en cuenta las diferentes habitaciones a la hora de decidir dónde quitar y dónde dejar la energía. Por desgracia, la cámara puede jugarnos malas pasadas en determinados momentos, en los que las tuberías u otros elementos del escenario nos tapan la vista. Además, hay ángulos en los que DROID parece “atascarse” y no nos permite disparar.
Puede que la premisa parezca sencilla, atravesar niveles y ascender, pero no todo será tan simple. En primer lugar, la dificultad asciende a medida que avanzamos. Durante los primeros tres capítulos se trata de una escalada de dificultad muy discreta y asequible, pero al llegar al capítulo cuatro la cosa cambia. Entrarán en juego nuevos tipos de amenazas, como robots que controlan las puertas a su antojo y generadores de escudo que hacen inmunes a nuestros enemigos. Además de eso, los escenarios se vuelven mucho más complejos y la energía más escasa.
Por otro lado, tendremos que conseguir entre tres y cinco coleccionables por nivel. No es que sea demasiado complicado encontrarlos, pero recorrer las áreas necesarias para obtenerlos en las fases más avanzadas es sinónimo de arriesgarse a una muerte más que probable. Sin duda, esto nos llevará a repetir algunos niveles varias veces. Ensayo y error.
La sensación jugable que me ha dejado Vesta es, en general, buena. Una jugabilidad simple, pero adaptada a la premisa del juego. Puede que en su sencillez esté su brillantez, transmite una sensación de jugabilidad amena y directa. Al mismo tiempo, nos hace darle al coco para resolver los niveles. Desde el principio abrazamos la mecánica del juego en su totalidad. Nos lanzamos a la acción desde el minuto cero.
Sin embargo, no todo es bueno. Aunque en un primer momento pueda ser divertido y entretenido, los niveles pueden hacerse repetitivos y monótonos. Los escenarios solo cambian al avanzar de un capítulo a otro. Los nueve niveles que componen cada uno de estos episodios son muy similares entre sí, lo que puede llegar a cansar. Mención especial, y no en el buen sentido, se merece la penúltima fase del juego. Este nivel me llevó, sin exagerar, más tiempo que el capítulo uno y dos completos. La dificultad de la que sería la fase 35 de 36 da un subidón exagerado. La cantidad y la distribución de los enemigos da como resultado un nivel ridículamente difícil.
En cuanto a la historia y la narrativa, también termino con buen sabor de boca. Un argumento que se va complicando a medida que avanza. Esta trama la conoceremos a través de las secuencias estilo cómic o los ordenadores que encontremos por todos los niveles. También tendremos diálogos con otros robots por todo el complejo.
Dejando estos fallos a un lado, Vesta es un título original y con buenas intenciones que nos puede hacer pasar un buen rato si nos gustan las aventuras y los rompecabezas. No obstante, hay algún que otro nivel con el que hay que tener paciencia.
En conclusión, otra muestra de que los estudios indie pueden lograr buenos títulos con muchos menos medios que las grandes desarrolladoras. Sin embargo, los pequeños fallos nublan el resultado final.
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