Level 5, una desarrolladora más que experta en esto de crear RPG que nos entran por los ojos para robarnos el corazoncito, firmó una de sus obras maestras en la pasada generación, en exclusiva para PlayStation 3. Por fortuna, el éxito de su segunda parte, que aterrizó en territorio multiplataforma, impulsó a Level 5 y Bandai Namco a tomar los servicios de QLOC.
Con la experiencia de este estudio sacando adelante infinidad de remasterizaciones, dieron vida a una versión modernizada de su emblemático juego de rol. Es por ello que hoy tenemos entre manos el análisis de Ni No Kuni Remastered, en el que os vamos a contar qué atesora frente al original.
Otra cosa no, pero que el estudio hacedor de las películas más famosas de todo Japón sea quien haga las cinemáticas de tu videojuego puede considerarse un honor. Studio Ghibli tiene en su haber una filmoteca conocida y galardonada en todo el mundo. Suyas son obras tan míticas como La Princesa Mononoke o El viaje de Chihiro, así que ya os imaginaréis que la calidad dispensada en Ni No Kuni no puede ser otra cosa que majestuosa.
La dirección de arte también corre de su parte, dejándonos modelos y paisajes muy originales que recrean con acierto la magia que tanto envuelve al universo de Ni No Kuni. Sin embargo, se nota que estamos ante un juego de la pasada generación, ya que los modelos de los personajes, aunque nítidos e impolutos, presentan diseños que se antojan simples a estas alturas de la vida.
No podemos decir lo mismo del uso de efectos o de la imaginería de las criaturas que pueblan los escenarios de su bello mundo. Todo sigue alardeando una originalidad pasmosa, acompañado de una paleta de colores que nos mima la retinas.
Nuestro pequeño protagonista no es más que un niño inocente cuya metedura de pata -más las fuerzas diabólicas del villano- consigue poner en un aprieto la salud de su madre. Atrapado en una depresión sin muchas esperanzas de recuperarse, sus dones mágicos otorgados por su puro corazón permiten romper la maldición de su peluche. Este no es otro que Drippy, un duende que nos va guiar en nuestra aventura para recuperar a nuestra querida madre.
Y así, se abre toda una odisea para el pequeño Oliver, que deberá viajar al mundo natal de Drippy y restaurar el orden. El caos impera por culpa del Sabio Oscuro y nuestro será el deber de mejorar como mago para poder plantarle cara en el futuro.
La historia, lejos de estar atada a muchos convencionalismos, se apoya demasiado en el uso de deus ex machina y su forma de contarse peca de ser excesivamente infantil por razones obvias. A pesar de ello presenta un desarrollo muy loable. Además, goza de una escritura que sabe resaltar bien sus tintes de misterio para atraparnos e impulsarnos a querer descubrir más de la crónica de este mundo tan fantástico.
Si algo me ha sacado una sonrisa en esta remasterización es que sí, se han hecho las cosas bien. Si somos poseedores de una PlayStation 4 PRO podemos sacarle muchísimo provecho ya que podemos jugar a resolución 4K y 30 frames por segundo o, si no tenemos una televisión compatible con esta resolución o preferimos anteponer la fluidez, 2K de resolución adaptativa con 1080p y con los cuadros fijados en 60. Y ojo, que no hay caídas apenas, lo que se traduce en una gracilidad visual que se agradece.
Además, podemos dejar a un lado el pobre doblaje inglés que tuvimos que tragarnos con el original (y que se conserva en este remaster también) para dar paso al japonés, uno que sí cuenta con un equipo de doblaje más que decente, haciendo una labor encomiable. La OST no tiene arreglos de ningún tipo, ni falta que le hace. La Orquesta Sinfónica de Tokyo fue la artífice de esta banda sonora tan mágica. De verdad, la profesionalidad y majestuosidad que despliegan sus pistas son para quitar el hipo.
La traducción castellana se mantiene, como era de esperar. Esta cuenta con el mismo nivel sobresaliente que recordábamos, con un uso del lenguaje que nos encanta y que es perfecto para sumergir a los más pequeños de la casa en su dilatada historia.
Por mucho que os deleite su acabado audiovisual, si esperabas combates rebosantes de acción a lo Final Fantasy XV me temo que este no es tu juego. Tal y como sucedía en el original, Ni No Kuni Remastered se apoya en los turnos para darle salsa a sus combates. Aunque podremos mover al personaje dentro de un escenario delimitado -algo así como el modo libre de Dragon Quest XI-, tenemos que esperar para que un contador se llene y podamos golpear y ejecutar comandos dentro de una franja leve de tiempo.
Sin embargo, lo realmente atractivo de su sistema de combate se centra en los únimos. Se trata de una suerte de criaturitas que podremos coleccionar como los pokémon y que podremos soltar en batalla teniendo control total sobre ellos. Así como nuestro personaje puede atacar y ejecutar habilidades -centradas en la magia, la mayoría- los únimos harán lo mismo, pudiendo aprender habilidades muy interesantes conforme suban niveles. Lo mismo ocurre si le damos de comer caprichos, una suerte de golosinas que subirán sus estadísticas y les permitirán aprender habilidades poderosas en ocasiones.
Mientras tanto, Oliver aprenderá hechizos nuevos conforme avanzamos en la historia. Claro está, los habrá secretos y la gracia de los mismos residen en que podemos usarlos fuera de batalla para interactuar con el entorno. Un ejemplo es el hechizo de invocar únimos, con el que iremos consiguiendo nuevas criaturas cada vez. Por lo demás, lo que sería el mundo libre a explorar sigue el estilo «maqueta» ya visto en muchos juegos de rol clásicos. Las ciudades y mazmorras tienen una perspectiva más cercana y pasillera, permitiéndonos una leve libertad para encontrar cofres, NPC y algún que otro secretillo.
Es innegable que el Ni No Kuni acontecido en PlayStation 3 se hizo injugable para algunos (yo incluido). El juego nos llegó capado a 20 frames por segundo, lo que nos obligaba acostumbranos a una reacción demasiado lenta, sobre todo en las batallas. Por suerte, con los 60 frames tan robustos que ofrece este remaster su peor mal se ha visto solventado de un plumazo.
Estamos pues ante una remasterización que impulsa en lo técnico una obra que le faltaba justo este empujoncito para brillar. Maravillosa es quedarse cortos y si el original no te bajaba bien por la garganta, te imploro que le des una oportunidad a este relanzamiento para descubrir uno de los mejores J-RPG que pudimos vivir en la generación pasada.
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