El futuro puede ser un lugar complicado. Menos mal que está aquí Shelly y con nuestro análisis de Ion Fury verás que nadie le toma el pelo.
Voidpoint vuelve a la carga con su espectacular y retro Ion Fury, precuela de Bombshell (un juego, que si me preguntáis a mí, no valía ni para limpiarse el culete) que promete sacar partido del hardware de la ya casi jubilada PlayStation 4. Hace un año el juego me sorprendió muy gratamente en compatibles y parece que quiere repetir sensaciones, tal y como os contaré en el siguiente análisis de Ion Fury para PlayStation 4.
Duke Nukem, Hexen, Quake, Doom… Lo glorioso de esos juegos lo tenemos aquí
Ion Fury es toda una oda al shooter clásico de la era de los 16 bits. Vamos, que nos moveremos por entornos en 3 dimensiones compuestos por texturas uniformes mientras que los enemigos y nuestras armas son sprites en 2 dimensiones. Sí, lo mismo mismito que experimentamos en los DOOM clásicos, porque Ion Fury viene y te da 7 tazas de lo mismo.
¿Esto es malo? Os mandaría a la M solo por hacerme esta pregunta. El juego de Voidpoint puede que, en general, no convenciese a la crítica media, pero desde luego que para el fan del shooter clásico es toda una obra de arte. El gunplay es excelente y emula a la perfección las sensaciones de la época, con ciertos ápices modernos, como el apuntado tridimensional, el retroceso o la recarga activa que hacen de los tiroteos aún más sabrosos. Por supuesto, una obra de estas características no podía ser menos que sangrienta.
Sangre que veremos a borbotones. Cada disparo fomentará los surtidos de líquido rojo en las heridas de nuestros enemigos, ya ni te cuento si usamos armas de mayor calibre como la escopeta o las bombas, partiéndolos por la mitad o directamente, convirtiéndolos en masillas de vísceras. Si os mola este tipo de «detalles», Ion Fury os resultará una delicia, como a mí *se va antes de que lo apresen por psicópata*.
Disparar es divertido, pero no lo convirtamos en la única mecánica, gracias
Como ya he dicho, aunque recoge la base de los shooters de los viejos tiempos, Ion Fury aporta ciertos granitos de arena que lo hacen más gratificante. Sin duda alguna, el más destacable es la habilidad secundaria de cada arma, como por ejemplo, el «modo desperado» de nuestro revolver, que nos permite marcar a varios enemigos y vaciarles el cargador a toda velocidad para despellejarlos.
Por tanto, la dosis estratégica se diversifica en dos vertientes. Disparos normales y controlados contra los enemigos masillas que salgan de forma individual, los disparos especiales cuando haya mucha aglomeración o enemigos más duros. Porque ojo, querido culpable, la dificultad no es moco de pavo. Aunque bien es cierto que tenemos 4 modos para seleccionar, ya en normal nos partirán el hígado si vamos muy a lo loco o si somos algo torpes apuntando.
Sin embargo, no solo hay que tener en cuenta los combates. Los escenarios juegan un papel esencial en la experiencia por su diseño, teniendo mil pasillos, recovecos y alturas donde podemos movernos para encontrar secretos, activar puertas que previamente estaban bloqueadas o para emboscar a grupos de enemigos que de ir de frente nos harían papilla. En ese sentido, me parece de lo mejor que he podido disfrutar en el género, aunque con una reserva, la orientación.
El juego de Voidpoint tiene escenarios muy ricos para explorar, sí, pero esa complejidad lleva a que le sea a uno más fácil perderse, por lo que aportar un mapa o una guía visual no hubiese estado de más. Aunque fuese desactivable en el menú de opciones, para que los más puristas no se quejasen.
La gloria de los futuros distópicos de los 80
Si os mola el tema retrofuturista, este juego os va flipar como a un servidor. El tema de una policía pertrechada hasta las trancas, evocando al grandioso Juez Dredd, calles plagadas de caos en forma de bidones llameantes, grafitis o clubs de alterne conforman un cóctel que huele a AKIRA y Blade Runner exquisito. Sin olvidar el diseño de los enemigos, con esas capas de bandoleros muy en la línea de los mangas ochenteros como Shin Getter Robo.
Esto también lo vemos reflejado en la estética de las armas o los objetos. Gozando de una brutalidad sin precedentes, con ese revólver de cañón largo y tambor con decenas de tubos o los objetos que podemos recoger por el escenario. Por ejemplo, con las cajas de munición, de un tamaño no excesivo pero poseyendo contornos recargados que las hace perfectamente visibles entre toda la maraña visual que las rodea.
La música no se queda atrás. El genial Jarkko Rotsten está detrás de sus composiciones vertiginosas que hacen de viento a la acción tan ilimitada que ofrece el videojuego. Por supuesto, son temas que beben mucho de Vangelis aunque sin ese aura de pesadumbre, añadiendo variaciones que, al menos a mí, recuerdan a temas de Ludvig Forssell.
Me enamoraste en PC, ¿qué hay de la versión de PlayStation 4?
Viendo el despliegue visual no debería ser un port complejo de adaptar a más sistemas y ciertamente, la cosa ha salido muy bien parada. No hay diferencias entre jugar a la versión de PC al máximo y la de la consola de Sony, tampoco lo hay en el framerrate, funcionando ambas versiones a 60 cuadros por segundo.
En las opciones solo podemos controlar la distancia de visión, lo cual no afecta al rendimiento. Obviamente, en PC tenemos más parámetros para configurar pero esto es algo que ya se da por sabido. Por lo demás tenemos el mismo juego, idéntico, igual de disfrutable, igual de impactante e igual de maravilloso. Incluso puedo deciros que jugarlo con mando es una delicia y que el mapeado de los botones sigue la estela del shooter medio. Disparamos con los gatillos, cambiamos de armas con el pad direccional, interactuamos con el escenario con la cuadrícula sonier y nos movemos/apuntamos con los sticks.
Claro está, el poder jugar con teclado y ratón supone una diferencia notable, pero si estás acostumbrado a jugar con shooters en consola, con Ion Fury no tendrás que acostumbrarte a un nuevo esquema de control farragoso. Ya podían estar todos los ports de indies igual de cuidados y trabajados que este.
Amantes del shooter de los 80 y 90, tenéis una cita que no os podéis perder
Ion Fury es una genialidad para los que jugábamos Doom y Quake y todavía usábamos chupete. Puede que para el jugador que está habituado a las nuevas corrientes del género esto le parezca arcaico y hasta incómodo, pero madre mía, la de sentimientos que evoca si vienes de aquella época dorada. Pero no solo de la nostalgia de los abuelos del género vive, añade nuevas mecánicas, moderniza otras y aporta escenarios lo suficientemente trabajados como para que su calidad persista por sí sola.
3D Realms hizo bien en apostar fuerte por Ion Fury. BombShell fue una calamidad pero esta precuela es toda una clase de como debe uno redimirse. Además, el port de PlayStation 4 no difere en absoluto en calidad a la versión original (PC) por lo que si es tu plataforma predilecta, podrás disfrutar aquí de un gran port.