La escena indie suele ser siempre la mejor opción a la hora de experimentar. Los chicos de Shiro Games lo saben y por ende, decidieron dar vida a su idea de rendir tributo al género del RPG. Con el análisis de Evoland Legendary Edition para Steam podremos rememorar sus dos entregas en la mejor calidad posible. Decid adiós a los bugs y disfrutemos de esta oda a los juegos de rol en todo su esplendor.
¿Qué es lo que hace tan especial a la saga Evoland? Pues bien, el hecho de que jueguen con las generaciones del género, con momentos donde el planteamiento gráfico y jugable se respira a la década de los 80 para más adelante darnos en la cara con una fortaleza 3D y una jugabilidad modernizada para quitar el hipo.
Esta revisión de la saga incluye sus dos títulos al completo, con sendas mejoras gráficas y arreglos de optimización que la convierten en la opción ideal para descubrir o volver a disfrutar de su magnífico planteamiento.
Su primer intento de condensar la historia del RPG no dejó de ser una amalgama de mecánicas y escenas. Ambas, se fusionaban resultando en un título cuyo principal atractivo era ver como evolucionaba técnicamente conforme avanzábamos en la aventura.
Por ende, la trama apenas tiene peso y no es más que un tributo a los tópicos más clásicos del género, resultando en una historia demasiado liviana y pobre en todos los aspectos. La gracia está en la forma que dispensan los tributos al género, con diálogos, referencias visuales y mecánicas a cada segundo que pasemos en el juegovídeo.
La profundidad jugable nunca llega a ser demasiada, tampoco es su intención. El objetivo es mostrar las bonanzas de un género en su época dorada y demostrar que apostar por ellos, de una forma modernizada sin perder la perspectiva, puede ser todo un acierto a la hora de desarrollar un juego de rol.
Siendo así, por un lado tenemos el sistema de combate clásico de los Zeldas primigenios, con su prisma jugable intacto basado en la interacción con el entorno, el uso de herramientas y la resolución de puzles. Por otro, se vale de los combates por turnos y la exploración de mapeados al más puro estilo Final Fantasy, sin obviar las mazmorras, donde la cámara se vuelve cenital y lucharemos en base a combos, como si estuviésemos en el mismo Diablo.
Como experimento inicial está genial, aunque se queda en un bocado al que le falta sabor, debido a su formato tan experimental y su corta duración. En dos horas, si no nos paramos en buscar sus estrellas y cartas coleccionables, lo habremos terminado sin ningún atisbo de rejugabilidad que nos llame a emprender de nuevo la aventura.
Así como el primero dijimos que era un experimento conformado por un bloque de ideas pegadas con el objetivo de tributar al género, sin la ambición de ir más allá, el segundo consigue ir a ese «más allá».
Aquí ya tenemos una historia principal, articulada por las bases del prólogo, nudo y desenlace. También con sus respectivos personajes que se van desarrollando como en cualquier RPG que se precie. Ya no estamos ante tópicos ni tributos, no al menos surgidos a la fuerza, sino de un ecosistema narrativo sólido y con razón de ser.
Lo mismo sucede con su principal atractivo. La evolución de las eras del género se dispensan como un elemento coherente más de la trama y el planteamiento mecánico. El tributo sigue ahí, y es obvio, pero consigue hacer de toda esta macedonia algo único y totalmente suyo.
También evita la recuperación de los tributos más enfatizados de la primera parte. Por ende, ya no veremos los esquemas de Zelda o las batallas por turnos de Final Fantasy, sino que apuesta por tributar a otros grandes del género que no tuvieron su aparición en la entrega primigenia. El sistema de combate principal será el de Legend Of Mana, los puzles cogen un matiz más complejo y que recuerdan a Golden Sun, así como las misiones secundarias, que se inspiran más en Shin Megami Tensei o Animal Crossing.
Por lo tanto, lo que mueva al jugador no será la curiosidad de ver como evoluciona el programa a su avance, si no también el interés propio de la trama, de los personajes y de la fuerza jugable que atesora el título, como alarde de su propia identidad.
Todo un ejemplo de saber madurar tu franquicia, usando con inteligencia tus recursos y consiguiendo una coherencia ejemplar, muy difícil de alcanzar en propuestas de este carácter.
Evoland Legendary Edition es una gran forma de arrancarte una sonrisa si eres fan del género del rol. Un uso inteligente del tributo a los grandes del género, con una optimización perfecta, ideas jugosas y un resultado muy sobresaliente.
Las pegas que se le pueden poner están casi todas centradas en la primera parte. Por suerte, la segunda lo corrige practicamente todo resultando en uno de los RPG más originales que podéis encontrar hoy en día.
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