Toda saga tiene un inicio y un final. Ys no iba ser menos y nos presenta como empieza con este análisis de Ys Origin para Nintendo Switch.
Podemos decir que este 2020, Nintendo Switch está algo escasa de lanzamientos, así que todo JRPG que de el salto a ella es bienvenido. No obstante, cuando hablamos de remasterizaciones hay que tener en mente que se trata de juegos con sus años encima. Esto quiere decir que hay que ser consecuentes con que igual estamos ante propuestas arcaicas que no son para todo el mundo. Es el caso del juego que hoy os analizo. Con este análisis de Ys Origin para Nintendo Switch solo puedo deciros que hay que hacer de tripas corazón.
Ys, prolífica en Japón, una joya joven en occidente
Ys es una saga muy antigua de rol en tiempo real que nació en 1987 para NEC PC-8001. Aunque fue prolífica en Japón, no empezó a ser conocida en occidente hasta 2005, cuando dio el salto a la notoriedad con Ys VI: Ark of Napushtim, siendo un juego exclusivo de PSP por aquel entonces.
Sin embargo, no fue hasta 2006 que Ys nos narró su historia que dio partida a todo lo demás. Ys Origin se estrenó en Japón para PC y nos llegó a occidente en 2017, estrenándose en PlayStation 4 y Vita.
Ahora es el turno para Nintendo Switch, donde Ys Origin viene en su mejor forma para poder jugarlo donde queramos. Y es que la historia de este juego nos coloca 700 años antes de los sucesos de la primera entrega. Los demonios han aparecido de la nada y han sumido al mundo en una vorágine de caos y extinción. Viendo el percal, las diosas deciden salvar a la humanidad elevando a la ciudad de Ys a los cielos, dejando una torre como único punto de conexión entre dicha ciudad y la Tierra.
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Demonios, diosas, una torre y héroes que tienen que salvar al mundo
Sin embargo, los demonios no tardan en descubrir este punto y nos tocará con nuestro protagonista y otros personajes, descubrir los misterios que guardan esta torre y el por qué de que llame tanto la atención de las fuerzas de la oscuridad.
Sin más, la trama no es que sea nada del otro mundo. Tendremos de cuando en cuando diálogos en forma de cuadros de texto, alguna cinemática de anime y poco más. No es que nos vaya a enganchar ahí a tope pero se sigue con un mínimo de interés. Por lo demás, el carisma de los personajes brilla por su ausencia, sobre todo en el caso de Hugo. Así que si nos quedamos en este Ys ya os aseguro que no va ser por sus cualidades narrativas.
Algo mejor parado sale en lo jugable. Estamos, ni más ni menos, que ante un action RPG bastante simplote. Mecánicas como atacar, saltos de plataformas, activación de interruptores y farmeo de experiencia y objetos se dan de la mano para conformar la totalidad del cóctel. Aunque sus implicaciones a los mandos son sencillas, eso no quiere decir que el nivel de desafío juegue en la misma liga.
El juego tiene una curva de dificultad bastante dura, siendo las primeras zonas de la torre un paseo mientras que los últimos compases presentan un reto bastante frustrante. Pero bueno, la aventura en sí no es muy larga que digamos, en menos de 10 horas podremos completar nuestra primera partida. Y digo primera, porque tendremos que acabarlo hasta 3 veces (una por cada personaje) para ver todos los diálogos e implicaciones en la historia.
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Planteamiento sencillo, desafío considerable
Esto le da un bonito componente de rejugabilidad, muy agradecido, ya que cambian otros aspectos del videojuego en cada run, como los escenarios e incluso algunos jefes finales. Y ojo con los mismos, culpables, puesto que son la barrera más complicada que nos van levantar el videojuego. Se trata de enemigos imponentes que nos obligarán a aprendernos sus mecánicas, hasta entender cuando tenemos que atacar y esquivar para no morir a la primera de cambio.
Y es como ya digo, el juego nos ofrece un esquema muy simple de combate. Tenemos un botón para golpear, otro para saltar, uno más para ejecutar el hechizo del artefacto que tengamos equipado y un último botón para despertar nuestro poder oculto, que según el personaje, nos dará un tiempo de aumento de estadísticas tales como defensa o velocidad de ataque. Puede que se haga demasiado escueto en este sentido y algunas ideas se hayan resuelto de manera incómoda. Por ejemplo, la equipación de artefactos y objetos es bastante engorrosa al necesitar entrar en el menú cada dos por tres para cambiarlos en vez de tener un botón de acceso rápido como suele ser lo usual en el género. Esto nos duele más cuando nos enfrentamos a los jefes, puesto que no podremos acceder al menú mientras dure el combate.
Otro problema que le encuentro es que la sensación de monotonía nos asalta muy rápido. Los escenarios de la torre no es que varíen mucho en lo visual, y los enemigos, aunque hay de muchos tipos y formas, acaban por volverse anodinos al derrotarlos siempre de la misma forma. Hay ciertos picos de dificultad, sobre todo en la vertiente plataformera, que se agradecen porque nos obligan a experimentar con las pocas habilidades que tenemos para solventarlas. Pero por lo demás, la experiencia acaba siendo un transcurso de combates aburridos en un escenario que nos empacha a muchos niveles.
Una de las mejores cosas que posee Ys Origin reside en su banda sonora. Un equipo de formidables talentos dan vida a las mejores pistas de la franquicia.
Un acercamiento muy frío a la franquicia
Ys tiene muchas entregas notables, sin ir más lejos tuvimos el estreno de Ys: Memories of Celteta, el cual también analizamos en la web y que considero que es una mejor puerta de entrada que este Origin. Este último es un juego al que se le notan para mal los años, por muy buen rendimiento despliegue en Switch, ya que el juego corre a 1080p y 60 frames todo el rato, haciendo un buen uso del widescreen (a excepción de las cinemáticas, que inexplicablemente están a 4:3) en modo dock y 720p/60 frames en modo portátil. Sin olvidar el detalle de que nos llega traducido al castellano, una rara avis en la saga y que es muy de agradecer.
Con un poco más de ambición en su sistema de combate, una historia mejor elaborada y una mayor variedad de escenarios, Ys Origins habría brillado mucho. Sin embargo, con lo que nos ofrece no es suficiente como para recomendarlo como una buena aventura de rol. Una lástima, pero si queréis un JRPG que valga su peso en oro en Switch es mejor que tiréis por obras como Xenoblade Definitive Edition o Dragon Quest 11 S.