El advenimiento de una nueva generación de consolas es un evento precioso que no sucede, ni mucho menos, cada dos por tres. PlayStation 5 y Xbox Series X llegan para estrenar la novena generación de consolas y, por mucho que digan que este tipo de máquinas tienen los días contados, a mí me sigue produciendo una inmensa alegría estrenarlas. En esta ocasión he podido probar con bastante antelación la nueva creación de Microsoft, por lo que aquí os voy a dejar mi análisis de Xbox Series X.
Es una buena pregunta que, según con el prisma que se mire, se responderá de una u otra manera. Entusiasta de la Xbox original, enamorado de Xbox 360 y bastante crítico con la peculiar andadura de Xbox One, siempre me ha gustado probar a fondo las máquinas de Microsoft. Es indiscutible que la predecesora de Series X ha estado plagada de altibajos. Estos baches han impedido que la máquina de los de Redmond haya podido equipararse en ventas a su competidora más directa, PS4.
El titubeante comienzo de la One de Mattrick fue un escollo difícil de superar, pero Microsoft se ha sabido recomponer con más potencia, más estudios y el interesantísimo Game Pass. Esas buenas acciones quizás no hayan servido para redimir a One, pero sí que han valido para cimentar el nacimiento de Series X. Teniendo esto en cuenta, ahora sí, hablaremos de lo bueno y de lo malo de esta nueva máquina.
Me ha hecho mucha gracia ver un inesperado y cruento debate sobre si el embalaje de Xbox Series X era el mejor y que se merendaba al de PlayStation 5. No os voy a negar que sí, que parece que la caja de Series X es más robusta y está más acolchada. Una mera anécdota que no va a ningún sitio, pero oye, mejor bien que mal, ¿no?
En el unboxing sencillo y espartano que os mostramos el otro día se podía apreciar bien todo lo que trae la máquina. Consola, mando (con pilas), cable de alimentación y HDMI. Un libretillo pequeño y cuadrado y un panfleto informativo. Series X no se anda con rodeos y en un abrir y cerrar de ojos habréis sacado todo de la caja y lo llevaréis con esfuerzo -el conjunto pesa lo suyo- hacia la tele.
Sorprende el tamaño y la presencia de la consola y se agradece el que se haya incluido un cable HDMI capaz de mostrar la POTENSIA de la que hace gala esta nueva Xbox.
Y es que es decir potencia y se me vienen a la mente los muchiflops, el SSD y los 120 fps. Porque sí, culpables, Xbox Series X no ha pecado de tímida y presume de componentes allá donde va.
Os dejo un resumen de ellos para que se alegren vuestras pupilas.
CPU. CPU Zen 2 personaliza de 8 núcleos a 3,8 GHz (3,66 GHz con SMT)
GPU. GPU de 12 TERAFLOPS, 52 CU a 1,825 GHz con RDNA 2 personalizada
Tamaño de troquel SOC. 360,45 mm
Proceso. Mejorado de 7 nm
Memoria. GDDR6 de 16 GB con bus de 320 bits de ancho
Ancho de banda de la memoria. 10 GB a 560 GB/s, 6 GB a 336 GB/s.
Almacenamiento interno. SSD NVME personalizado de 1TB
Rendimiento de E/S. 2,4 GB/s (sin formato), 4,8 GB/s (comprimido, con bloque de descompresión de hardware personalizado)
Almacenamiento expandible. La compatibilidad con la tarjeta de expansión Seagate de 1 TB para Xbox Series X|S coincide exactamente con el almacenamiento interno (se vende por separado). Compatibilidad con disco duro externo USB 3.1 (se vende por separado).
Resolución de juego. Auténtico 4K
Alto rango dinámico. HDR de hasta 8K
Unidad óptica. 4K UHD Blu-ray
Objetivo de rendimiento. Hasta 120 FPS
Características HDMI. Modo automático de baja latencia. Frecuencia de actualización variable HDMI. AMD FreeSync.
Dolby Digital 5.1
DTS 5.1
Dolby TrueHD con Atmos
L-PCM de hasta 7,1
HDMI. 1 puerto HDMI 2.1
USB. 3 puertos USB 3.1 Gen 1
Red inalámbrica. Banda dual de 802.11ac
Ethernet. 802.3 10/100/1000
Accesorios de radio. Radio inalámbrica Xbox de doble banda dedicada.
Dimensiones 15,1 cm x 15,1 cm x 30,1 cm
Peso 4445 gramos
El diseño de Xbox Series es, por decirlo de una manera comedida, más sobrio que el de PS5. Líneas minimalistas, forma de rascacielos y peso importante. Lo más llamativo del conjunto son los agujeros verdosos de la parte superior, que esconden el voluminoso y silencioso ventilador -me da un poco de miedo que no haya ahí una rejilla de contención de polvo, pero yo no diseño consolas, yo qué sé-. Se echa en falta algún led que resalte la belleza de esa parte de arriba, pero eso es más una opinión personal que una necesidad real.
Cuando observamos el frontal nos comienza a invadir una sensación que no nos va abandonar fácilmente durante el análisis. La sensación de que nos enfrentamos a una Xbox One X 2.0. Miro y remiro la parte delantera de la consola y no dejo de ver una One X overpowered. Habría molado que se hubiera roto un poco con el diseño de One X. Ojo, me parece un diseño bien bonito pero HEY, que estamos estrenando generación. Aquí me ha parecido más acertado el movimiento de Sony, pero al fin y al cabo el diseño exterior de poco nos va a valer a la hora de jugar.
Lo mismo sucede con el controlador. Desde hace dos generaciones (360 y One) el mejor mando ha sido el de Xbox. El de Series X, al ser prácticamente idéntico, sigue siendo buenísimo. El problema llega a la hora de hacer comparaciones. Sony sí se ha esforzado por ofrecer una mejora plausible, trayendo un agresivo rediseño con mejoras notables. El nuevo mando de Microsoft sigue teniendo una ergonomía gloriosa, una disposición de los sticks inmejorable y una calidad a prueba de bombas.
Lo malo es que las únicas novedades residen en un grip más pronunciado en ciertas zonas, una cruceta multidireccional -que funciona a las mil maravillas aunque parece tener un material de peor calidad que la del mando de One-, un nuevo botón de compartir -ejem- y una menor latencia. Para tu desgracia te comunico que sigue trayendo pilas y -esto es lo peor- no podrás utilizar tus baterías de One X, ya que se ha cambiado la disposición de las pestañas. Una guarrada para el consumidor, un paso lógico para con los fabricantes de periféricos.
Mucho se ha hablado y bromeado sobre el calentamiento de las máquinas next gen. Hay que tener en cuenta que son cacharros potentes y, lo queramos o no, van a generar unas temperaturas importantes. Microsoft se ha sacado de la manga un sistema de vapor para mantener todo más estable, y el gran ventilador de la parte superior trabaja sin cesar para que no se sufran colapsos. Os diré que es SUPER silencioso y cumple con su trabajo, pero hay que reconocer que la consola va calentita.
No os estoy hablando de las temperaturas escandalosas de un portátil gaming, por ejemplo, pero la mitad superior de Series X, tras una buena sesión de juego, está caliente. No te va a producir quemaduras de segundo grado ni es una molestia, pero el calor está ahí. Aprendamos a vivir con ello y sigamos con nuestras vidas.
Ahondemos ahora un poco en una de las mayores virtudes de Xbox Series X: su potencia. Si bien es cierto que no he podido probar más de una decena de videojuegos que se aprovechen de las ventajas de la nueva generación de Microsoft, he de quitarme el sombrero ante las sensaciones que produce jugar tranquilamente a 120 fps o a 4K 60 de manera estable en una televisión de dimensiones notorias. Es algo muy bonito y creo que Microsoft debería luchar porque los videojuegos de su máquina mantuvieran ese estándar.
Sé que va a ser difícil que algunas compañías perezosas -todos sabemos cuáles- no se dejen seducir por la vaguería de quedarse en los 4K 30 fps, y ya os adelanto que la excusita de «es que el Ray Tracing» la vamos a ver muuuucho durante esta generación. No obstante sé que, al menos con su escuadrón de estudios, los de Redmond se van a poner serios para que los usuarios disfrutemos de la máxima resolución y fluidez. El 4K 120 va a ser difícil de ver, sin duda, pero no imposible, y probablemente muchos juegos -¿alguien dijo indies?- acaben por mostrarlos.
Este tema me produce sensaciones encontradas. Por una parte querría haber visto una interfaz nueva, mejorada y estéticamente revolucionaria para Xbox Series X, pero en Microsoft no han estado por la labor. La interfaz es la misma que la del resto de máquinas del ecosistema y, bueno, pues es lo que hay. Luego uno lo reflexiona y llega a la conclusión de que, por ejemplo, en el mundo PC, todos los Windows 10 son Windows 10, tengas una 3080 o una gráfica de 30 euros. No es que me consuele con eso, pero le puedo llegar a ver la lógica.
De todas formas se echa MUCHO en falta algún gesto que te diga «chaval, bienvenido a la nueva generación, mira qué flipante». No, con Series X el cambio radical es más una transición tranquila, y aquí es donde vuelve esa sensación de Xbox One X 2.0, que afortunadamente se diluye cuando ponemos un juego aclimatado a la nueva normalidad consolera.
He de reconocer que esta consola tiene muchísimos puntos a su favor. El GamePass y el mimo que está depositando la compañía para que haya partido contra el gran rival son ya activos valiosos para que los Xboxers repitan experiencia. El catálogo de exclusivos que está por venir -y en muchos casos anunciar- también tendrán mucha culpa a la hora de decantarse por una u otra máquina.
Personalmente, si te llega el bolsillo, yo me quedaría con Series X como consola de batalla, para exprimir el Game Pass, disfrutar de sus exclusivos y jugar los third party, que me da que serán generosos con Series X. PS5 y Switch las dejaré para gozar sus potentes exclusivos. Si solo te da para hacerte con una consola, la decisión depende ya de muchos factores personales. Lo que sí te diré es que Series X merece una importante consideración como consola principal para esta generación que llega. Por potencia, por estética y por potencial.
Son Goku y Vegeta serán los protagonistas del próximo tráiler de DRAGON BALL: Sparking! ZERO.…
Devil Jin en Tekken 8 es el último personaje de la plantilla inicial en mostrar…
La nueva entrega de Yakuza se llama Like a Dragon: Infinite Wealth. Regresan las locuras…
Bandai Namco publica el tráiler de lanzamiento de Tekken 8, próximo videojuego de la mítica…
Llega el manga Dragon Ball Super 101 en el que tenemos más historia de los…
Disponibles los Wordle del 18 de enero de 2024. Pistas y solución del Wordle 742,…
Esta web usa cookies.