De vez en cuando nos llevamos sorpresas agradables de la vida. Algo que ha estado dándome la vida en los últimos años ha sido el programa PlayStation Talents. Este gran proyecto ha sacado adelante los primeros trabajos de futuros desarrolladores españoles que van a hacer temblar la industria. Es emocionante ver cómo la propuesta sigue adelante en este análisis de Waves Out, uno de sus juegos más recientes.
Aunque no todos los lanzamientos bajo el nombre Talents fueran aciertos, sacaban a la luz ideas y talento de muchos compañeros. En el caso de Waves Out tenemos suerte de tener con nosotros un título pequeño, divertido y con una propuesta muy acertada. Este es un viaje nostálgico a otra era, con todo lo bueno y malo de rescatar los días pasados.
Si de alguna forma tenemos que empezar este análisis de Waves Out es destacando sus virtudes. Si tuviésemos que resumirlas diríamos que tiene ideas de bombero. No por malas, sino porque la influencia de Bomberman es más que notoria en cada una de sus capas. Nada más poner los ojos sobre el protagonista del juego tenemos claro que el trabajo de Konami se ha plasmado aquí.
La estética del título lo deja claro. Llama a todos los públicos, especialmente el infantil con su aspecto juguetón y coqueto. No es quien más lo apreciará: sus modelados y aspecto es reminiscente de la edad dorada de la primera PlayStation, quizá a medio camino de su sucesora. Se compone de modelados sencillos en 3D, objetos fácilmente identificables desde la perspectiva aérea de la que tiene ventaja el jugador.
Waves Out intenta ser lo más claro posible con todo tipo de jugadores, especialmente los más pequeños. Nuestro personaje tiene cabeza de imán: los detalles sobre su objetivo y funcionalidad se dan por sentados. Es un gran acierto para atraer a los pequeños y que comiencen a aprender las bases del entretenimiento interactivo. No todo tiene que estar escrito en pantalla, y aprender a interpretar es parte del proceso de aprendizaje.
Empezando este análisis de Waves Out pensé que su mayor fortaleza estaría en su multijugador. Sorprendentemente no es el caso. Donde hay mayor contenido y esfuerzo dedicado por parte de los desarrolladores es en su campaña. La experiencia en solitario del título nos invita a descubrir varios niveles por mapa, cada uno más desafiante que el anterior.
Todas las fases repiten varias veces los mismos mapas un número determinado de veces. Nos presentan un objetivo además de varias formas de resolverlo. Tenemos que aprender el uso correcto de habilidades, la gestión de nuestra energía y lo más importante, el uso correcto de las físicas.
Waves Out depende mucho de estas como punto central de atracción. Las bolas que atraes no se quedan pegadas a tu cuerpo, sino que siguen resistiéndose a la energía gravitatoria a la que todos estamos expuestos. Debes aprender a controlar y hacer las paces con el mundo para conseguir superar las puntuaciones que se nos pide en cada uno de los niveles.
Esto puede llevarnos algo de tiempo. Lo más interesante de la campaña es aspirar a conseguir el ansiado 100%. Cada fase nos otorga de una a tres estrellas de puntuación en base a nuestros logros: conseguir todas es el atractivo principal para complecionistas. Puede llevar algo de tiempo y supone un reto lo suficientemente interesante como para tenerte enganchado unas tardes. A alguien pequeño le puede llevar más tiempo, pero aprenderá las bases con entrenamiento.
El apartado familiar juega en favor del juego. Es lógico entonces destacar su multijugador, donde quizás se podría haber sacado más provecho. Este se basa en partidas rápidas de uno contra uno: el primer jugador que obtenga una puntuación específica gana. El hecho de que sólo se pueda jugar compartiendo la misma pantalla anima a miembros de la familia a reunirse.
Son dos los problemas que le acompañan. El primero es que se queda corto en muy poco tiempo. El número de mapas para este modo es escaso. Aunque tengan importantes diferencias entre ellos se notan vacíos y faltos de energía antes de lo que nos gustaría admitir. El sistema de logros nos propone echar cientos de partidas, pero es difícil mantener la atención de un niño durante tanto tiempo cuando en una tarde se han descubierto todas sus sorpresas.
El segundo problema es circunstancial. La falta de un modo en línea se echa en falta para disfrutar al completo del multijugador. Algunas partidas entre pequeños podrían funcionar muy a favor del juego. Por desgracia es difícil poder cumplir las condiciones para que varios niños se puedan juntar en una misma casa en el momento presente. Las partidas entre pequeños y mayores pierden su magia al poco tiempo con tan poco contenido.
Lo que más se echa en falta es aquello de lo que no hay ni rastro: el multijugador cooperativo. Si el título llama a los más pequeños, la forma perfecta de reunir a adultos y niños habría sido proponer poder compartir los niveles de la campaña o asumir retos juntos. Quizás era algo difícil de implementar en ese modo, pero existe un lugar en el que habría funcionado a las mil maravillas: el modo extra supervivencia.
Este modo de juego nos propone aguantar el máximo tiempo posible acumulando puntuación para sumar segundos a nuestro contador. Es sencillo y fácil de comprender, bastante divertido de amaestrar. En poco tiempo aprendes los trucos para sobreponerte a los retos y permanecer el máximo tiempo posible en pantalla.
Un modo algo más complicado en el que dos jugadores deban colaborar compartiendo el mismo reloj habría funcionado a las mil maravillas. Los adultos pueden enseñar a los pequeños trucos y paciencia y a su vez construir recuerdos y momentos. Es lo que más falta le hacía al título para ser redondo.
Nuestro análisis de Waves Out es uno corto, al igual que el propio juego. Esta es una aventura muy ligera, más digna de ser disfrutada por los niños pequeños de la casa que por los nostálgicos a los que puede llamar. No tiene muchos retos consigo y su campaña durará unas pocas tardes en aprender a dominarla, principalmente por su ingenioso uso de sus físicas.
Su mayor falta es el no usar más sus apartados multijugador. No puedo evitar pensar que se trata de una oportunidad dorada que se ha dejado pasar. Quizás para futuros títulos de los desarrolladores: como primer paso en el mundillo es uno sólido. Es un juego pequeño, aunque acertado.
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