A nadie pilla por sorpresa a estas alturas que la guerra en los videojuegos sea un tema más que recurrente. Un conflicto estalla y hacemos la distinción entre héroes y villanos. No obstante, en War Mongrels nos encontramos con algo distinto, pues trataremos con personajes cuya opinión de la guerra dista bastante del honor, la heroicidad o la defensa de una patria. Aquí queremos huir del conflicto sea como sea; un punto de partida muy interesante que nos cambiará el prisma de un conflicto tan manido como lo es la Segunda Guerra Mundial en el videojuego. ¿Habrá firmado aquí Destructive Creations su obra maestra? Ahora lo veremos en este análisis de War Mongrels.
War Mongrels nos transporta a un lado del conflicto que rara vez solemos ver fuera de películas o libros. Rusia le está metiendo caña a Alemania y no son pocos los soldados que deciden poner pies en polvorosa. Es el caso de nuestros dos primeros protagonistas, que decidirán desertar para poder llevar una vida en paz. Una vida que buscarán sea como sea, llevándose a cualquier nazi que intente impedírselo por delante.
Durante su periplo se encontrarán con otros personajes en situaciones similares, llegando un punto en el que formarán una interesante banda donde cada uno será mejor en diferentes funciones y roles. Algo que viene de perlas para la parte lúdica del videojuego, pues solventar los niveles requiere depositar un gran nivel de inteligencia por nuestra parte. Estamos ante un título de estrategia en tiempo real y gestión de unidades, donde la infiltración y no ir a lo loco es imperativo.
Podemos decir que estamos ante el hermanastro de Commandos, pues bebe de casi todo lo instaurado del título de Pyro Studios. Con la astucia de nuestra parte, deberemos lidiar con los conos de visión de los soldados enemigos, usar todo tipo de herramientas de distracción (y también de muerte), estudiar las rutas enemigas y ser un hacha con los tiempos para hacer operaciones conjuntas antes de que nos descubran. Con todo eso, War Mongrels no es un título recomendable para impacientes: es chungo a dolor.
Aunque los mendas de Destructive Creations se han esforzado durante muchos meses para que el juego fuese una experiencia sólida, esto no quita que se siente demasiado hermético. Dicho de otra forma, los bugs y problemas que adolecían al videojuego en sus primeros compases del early acces están solventados en su mayoría, no obstante, esta clase de RTS se vanaglorian de contar con múltiples opciones y formas de solventar los desafíos que nos presenta. No es el caso de War Mongrels, cuya experiencia se siente excesivamente lineal.
Por ende, las situaciones de War Mongrels se resuelven de dos maneras: tirando de sigilo (siguiendo una serie de pasos y estrategias muy marcadas, de tal manera que si te sales de ellas lo vas a pagar caro) o de la acción, pudiendo controlar a los personajes como si de un shooter cenital se tratase. De esta segunda forma haremos un ruido atronador y todos los enemigos del nivel vendrán a por nosotros buscando sangre. Aquí encontraremos otra limitación: las balas, pues las mismas casi nunca son suficientes para lidiar con los tiroteos más allá de los estrictamente estipulados por el videojuego.
El que haya solo una manera de solventar cada parte de cada nivel enturbia demasiado la experiencia, siendo una constante prueba y error hasta dar con la rutina que el videojuego nos tiene preparada, restando así gracia a poder crear tus propias estrategias y sinergias como ya ocurría en el excelente Desperados 3 de Mimimi Productions.
Aunque en lo jugable me haya llevado un buen chasco, eso no quita el buen hacer por ser fidedigno a un contexto bastante desconocido por el público. War Mongrels consigue que nos creamos a sus personajes, siendo seres humanos con esperanzas y ambiciones que les empujan a seguir adelante dentro de un conflicto que no va con ellos. Por ende, la historia de War Mongrels nos traslada un poderoso mensaje antisistema, dejándonos clara la importancia de revelarse cuando nuestras vidas y seguridad se encuentran en entredicho.
En este sentido, la banda que acabamos formando es una muy única, con personajes que forman un puzle donde cada pieza es igual de importante y que de verdad se siente como una familia. Por el contrario, el ambiente que se respira en los niveles es uno sucio, oscuro y que posee ciertas pinceladas de terror (o tensión), donde todo nos alerta de que cualquier paso en falso se traducirá en la muerte de nuestros personajes. El juego no se anda con tonterías a la hora de mostrar la crueldad de la guerra ni suaviza lo más mínimo la monstruosidad de ciertas figuras del bando alemán.
Quizás sea este el rasgo de más valor que posee War Mongrels, siendo capaz de mezclar dos caras de una narrativa tan distintas como son la esperanza y la inclemencia de un conflicto tan violento como lo fue la Segunda Guerra Mundial. Más allá de eso, el juego no deja de ser la enésima copia de Commandos como ya os avisé más arriba, lo que me parece una pena, pues su historia tiene demasiado potencial como para exprimirse bien en un videojuego más allá de sus cinemáticas o diálogos.
Algo que es realmente encomiable de Destructive Creations ha sido el trabajo que se pegaron para que su juego luzca robusto en lo técnico. Como comentaba unos párrafos más arriba, su estreno en el formato early acces de Steam fue bastante accidentado (y sonado), siendo prácticamente un título injugable que además borraba el progreso a los jugadores con cada nueva actualización. Por fortuna, ya no queda rastro de esa época en War Mongrels.
El juego viene cargado de opciones gráficas para configurar, siendo relativamente fácil adecuarlo a cualquier PC de hoy en día sin importar su potencia. En mi caso, he podido jugar con todos los valores al máximo y aún así alcanzar más de 60 frames por segundo con una resolución 4K. Aún poniéndolo en sus opciones mínimas, el juego sigue viéndose bien, por lo que es más que disfrutable en ordenadores más modestos como portátiles. Eso sí, aunque al día de hoy es «jugable» para Steam Deck, no cuenta con soporte total para sus mandos, así que vete desechando la idea de jugar en portátil a este juego de estrategia en tiempo real.
Por lo demás, nada que destacar o sobresalir como negativo en torno a sus características visuales. En lo sonoro, el juego cuenta con un doblaje (inglés) magistral que dota de acentos a los personajes según su nacionalidad, siendo lo nazis unas máquinas de escupir tacos en alemán. Las pistas sonoras nada que roce lo llamativo, aunque saben ambientar con creces el contexto bélico y son usadas con inteligencia en el videojuego.
En este análisis de War Mongrels he podido profundizar en lo que nos querían contar los muchachos de Creative Destructions. Creo que han logrado transmitir su mensaje antibélico pero han fallado en lo más importante: hacer un juego con personalidad. Esto se debe a su afán tan obsesivo en copiar a Commandos, siendo un calco en prácticamente todo a este, sumando un par de novedades que se ven empañadas por su linealidad no transparente que se carga cualquier atisbo de creatividad que pueda surgir en nuestras cabezas.
Si tanta necesidad tenían de copiar el trabajo de Pyro Studios, bien podían haber entendido lo que hacía interesante a este videojuego, pues por mucho que sus mecánicas y filosofía sean idénticas, se distancian en sus bases, siendo Commandos y sus secuelas juegos mucho menos estrictos y más divertidos. Una pena, pues considero que esto es un disparo de muerte para War Mongrels.
Pocos jugadores serán transigentes con estos fallos, creo yo.
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