Análisis de Valkyrie Elysium – Una vuelta por la puerta pequeña de una saga muy querida

Square Enix se acuerda de una de la franquicias más añoradas para llevarla por una senda diferente a la recordada. Análisis de Valkyrie Elysium.

Square Enix ha decidido un nuevo camino tras separarse de su vertiente occidental y vendérsela, en su mayoría, a Embracer Group. Esta senda nos lleva a que la editora experimente con nuevas licencias, como la que te descubrimos con el reciente The DioField Chronicle, pero también trayendo a la vida otras más olvidadas como la presente. Y es que Valkyrie le robó el corazón a muchos culpables en la época de la primera PlayStation y se consolidó en la siguiente generación con un excelente Valkyrie Profile 2: Silmeria. No obstante, tras 16 años de espera, al fin nos llega una nueva entrega principal, ¿habrá dado en la tecla Square Enix? Ahora te lo contaos en nuestro análisis de Valkyrie Elysium.

Luchando en una falsa soledad

Algo que tenemos que tener claro, sobre todo si venimos de haber disfrutado de las entregas originales, es que Valkyrie Elysium no es un RPG en el sentido más tradicional de la palabra. Tiene elementos de ese género, sí, pero lo que tenemos aquí es realmente un hack and slash que se parece más a los juegos de Yoko Taro como Drakengard 3 que a un Valkyrie pretérito. ¿Eso es malo? Entiendo que al purista esto le va enfadar de lo lindo, pero si te gusta el género (como a mí) hasta diría que es un algo positivo, más viendo lo bien que se desenvuelve dentro de él.

Valkyrie Elysium no se va por las ramas con combos imposibles o picándote a que saques rangos de ensueño en los combates. Su fuerte consiste en darte una base sencilla que poco a poco se va enriqueciendo de más y más mecánicas que acaban tornando la experiencia en algo sumamente disfrutable. Así pues, a nuestro repertorio inicial de ataques débiles y fuertes, pronto le sumaremos hechizos mágicos que podremos ejecutar gracias a una rueda de equipamiento, invocar espíritus (los einheriar) que nos ayudarán a aumentar el medidor de combo – entre otras cosas -, o aprender nuevos ataques que vamos consiguiendo al subir de nivel las armas o a Hilde, nuestra valkiria protagonista.

En este sentido, el juego se siente muy completo y complejo, pero sin llegar nunca al límite de percibirlo como algo abrumador. De hecho quizás lo más negativo que veamos aquí reside en los enemigos, pues a su escasa inteligencia hay que sumarle el nulo repertorio de los mismos, llegando un punto que acabas hastiado de luchar siempre contra diseños que no paran de repetirse. Por suerte, la política de «machacar X» para vencer aquí no se aplica, pues cada rival será vulnerable a un tipo de estrategia que deberemos explotar para que las batallas no se hagan cuesta arriba.

Un mundo en ruinas donde todo se vence a nuestro paso

Para ser un hack and slash, los escenarios de Valkyrie Elysium se presentan como grandes pasillos llenos de recovecos y secretos que saben recompensar a los más curiosos. Si decidimos tirar hacia delante sin pararnos demasiado, el citado pasillo será una constante arena de combates y algún que otro cofre con el que interactuar. No obstante, la gracia (si me preguntáis a mí) reside en explorar hasta el último rincón para encontrar misiones secundarias, almas con las que hablar para saber cómo era esta zona antes de la extinción – mediante unas flores blancas -, todo tipo de cofres con diversas recompensas y mucho elemento destruible que alberga en su interior las gemas que necesitaremos para mejorar nuestro equipamiento y las aptitudes de Hilde.

Claro está, si jugamos así la duración de la aventura puede extenderse a casi las dos decenas de horas, pero también exprimiremos el sistema de armas al máximo, elevándolas a sus rangos más poderosos y desbloqueando así sus mejores ataques para que la sensación de poder en las batallas sea absolutamente demencial. Considero que esto es uno de los puntos clave de Valkyrie Elysium, pues una vez tienes dominados sus microsistemas y sinergias, los combates son puro éxtasis donde ejecutaremos cada acción como un cirujano para no dar ni una posibilidad de respiro a los rivales.

Pero para poder dejar los escenarios más limpios que un plato un día hambriento, necesitaremos echar mano de los ya citados einheriar, pues aparte de ser muy útiles en batalla, con ellos podremos abrir nuevas partes de los mapas o alcanzar zonas que de otra forma serían inaccesibles.

No puedo irme sin decir que es en la exploración donde más similitudes encuentro con los juegos de Yoko Taro, siendo un componente pasivo muy rico que nos permite desconectar de tanta batalla para tener nuestros pequeños momentos de reflexión, analizando las estructuras con lo que sabemos de las almas interrogadas par dar forma al acervo del mundo.

Nada de proezas técnicas, aquí se viene a lo que se viene

Aunque me he quitado el sombrero al hablar de todo lo que rodea a sus combates, tenemos que quitarnos la telarañas de los ojos: Valkyrie Elysium no está al nivel de un AAA de Square Enix en su factura técnica. Pero tranquilos, esto no es algo muy grave, pero hay que tenerlo en cuenta para no llevarnos sorpresas desagradables. Dicho de otra forma, lo presentado aquí goza de un arte muy personal que se puede antojar algo soso cuando llevamos muchas horas encima, pues los escenarios acaban siguiendo un patrón muy similar en lo visual, sin contar lo ya citado de la repetición incesante de los modelos de los enemigos.

Ya en lo gráfico, no estamos ante una experiencia que sorprenda ni lo más mínimo. Texturas rozando el aprobado, juegos de luces y sombras bastante pobre y algunos errores que pueden hacernos torcer el gesto como el popping de la hierba o una distancia de dibujado mediocre. Por fortuna, aunque no haga muchos alardes gráficos, el juego apunta a ser una de las experiencias más robustas en términos de imágenes por segundo, manteniendo unos sólidos 60 frames por segundo en todo momento (en la versión analizada: PlayStation 5), algo indispensable dada la importancia de la acción para este videojuego.

Si a Drakegnard 3 le he podido perdonar mucho más por su sugerente narrativa, a Valkyrie Elysium puedo hacerle lo propio por lo bien que funciona en todo lo demás. Hasta la banda sonora es una delicia si nos paramos a escucharla, con composiciones del genial Motoi Sakuraba (Valkyrie Profile, Golden Sun, Dark Souls) que son realmente memorables.

Análisis de Valkyrie Elysium – Odín os reclama, culpables

Puedo decir que, tras realizar este análisis de Valkyrie Elysium, estamos ante una redención curiosa, o más bien debería decir, una vuelta de una saga muy querida, aunque no por la puerta grande que le gustaría a todo el mundo. Valkyrie Elysium es una obra bastante intimista en su narrativa, dejando que esta se construya mientras exploramos e interactuamos con las diferentes almas, dejando un menor peso a las cinemáticas y momentos álgidos. Y la verdad es que lo agradezco, pues funciona como un antídoto contra la fatiga cuando llevamos muchos combates encima.

Por lo demás, estamos ante un juego de acción hack and slash que funciona perfectamente en lo quiere vendernos: combates simples y fáciles de aprender con muchas posibilidades a explotar si somos curiosos y decidimos sumergirnos en todo lo que propone tanto dentro como fuera de las batallas.

Entiendo que no es lo que querrían muchos, pues si Valyrie es una saga de culto lo es por cimentarse como un RPG por turnos que supo tener un carisma único sin necesidad de copiar a los reyes del género. Creo que con un poquito más de ambición por parte de Square Enix, Elysium podría haber sido lo mismo dentro del género hack and slash, no obstante, nos quedamos con un gran juego que puede ser un bocado refrescante para cualquier curioso que decida echarle el guante.