Análisis de The Quarry. Aventúrate con nosotros a esta pesadilla donde varios mozuelos tendrán que sobrevivir en un campamento de verano.
Ay, culpables, el género del terror siempre dándonos disgustos (en el buen sentido). Cuando analicé el juegazo que fue Project Zero: Maiden of Black Water descubrí mi fascinación por las historias de terror japonesas dentro del formato del videojuego. Eso me llevó a interesarme por otras fórmulas del terror que no fuesen las clásicas, como el Survival Horror, lo que me ha llevado a realizar este análisis de The Quarry.
Los chicos de Supermassive Games, tras su éxito con en la circuitería de PS4 con Until Dawn, no echaron el freno en contar historias de terror valiéndose de las herramientas más punteras del séptimo arte. Porque en sus historias no somos el actor principal que lleva la acción, solo una mano que mece los hilos de los destinos de sus numerosos personajes.
Terror noventero para tu «body»
Los años 90 nos salpicaron de muchas películas de terror donde un grupo de chavales tenían que enfrentarse a criaturas de pesadilla y a distintos fenómenos paranormales. No hace falta que hayáis nacido en aquellos fantásticos años para saber de lo que hablo. Y es si esto está de moda actualmente gracias a la labor de Stranger Things, sacándose de la chistera una temporada sobresaliente en pleno 2022.
En Supermassive Games tontos no son y saben que a este cliché le falta mucho que estirar. Así pues, su historia nos pone en la piel de varios chavales que han finalizado su trabajo como monitores de un campamento de verano. Hackett’s Quarry, así conocido, está perdido en un monte lejos de la civilización, lo que lo convierte en un escenario perfecto para aislar a los mozuelos en sus peores pesadillas. Por ende, deberemos ir alternado el control de cada uno de ellos en los diferentes capítulos para entender que está pasando y que es eso que acecha en la oscuridad de forma tan amenazante.
Entre capítulo y capítulo conocemos a la bruja de Hackett’s Quarry, quien nos permitirá predecir parte del futuro de nuestras decisiones si le llevamos cartas del tarot que encontraremos en las secciones de exploración.
No os voy a mentir, narrativamente está al nivel de una película mala de un domingo por la tarde. Miedo, como tal, no es que de ni un mínimo al relegarnos a un papel tan de espectador, pero es que aún teniendo un papel más activo considero que, tal y como se desarrolla la idea, no acabaríamos asustándonos ni un poquillo.
Preocupación por ser accesible para todo el mundo
Algo que hace muy bien este The Quarry es tomarse la molestia de querer ser jugado por el mayor abanico de público posible. No, esto no va por las ramas del PEGI, sino por sus diferentes opciones de accesibilidad. En el menú de opciones tenemos un montón de configuraciones, que van desde el control del mando a la forma, tamaño y color de los subtítulos, incluso teniendo opciones para daltónicos.
Y es que el juego no es que precise de unos reflejos o atención superdotada. La totalidad de escenas de acción se resolverán mediante QTE (Quick Time Events), lo cuales tienen un margen de pulsación bastante generoso, pero es que además no dinamitarán nuestra partida al fallarlos. Todo acierto, fallo y decisión que tomemos cuenta para desarrollar la trama. Bien es cierto que no todas afectan de la misma manera (cuando es algo importante nos saldrá un mensaje de aviso) pero si que generará una escena o reacción nueva en los personajes.
Mirad si se preocupa porque no te pierdas detalle, que podréis revivir capítulo a capítulo por separado desde el menú principal y así probar diferentes combinaciones. Tengo que decir que la cantidad y variedad de las mismas supera con creces a lo visto en Until Dawn, aunque se queda lejos de lo conseguido en juegos de David Cage como Detroit: Become Human.
El valle inquietante ataca de nuevo
Es curiosa la dicotomía que presenta The Quarry en su apartado visual. Por un lado, el esfuerzo en texturizado, modelado e iluminación es una barbaridad. El juego, en capturas e imágenes donde no se aprecie movimiento, se ve que es un lujo. Sin embargo, en movimiento entrarnos en el conocido valle inquietante, esa sensación incómoda producida por las animaciones faciales que están a caballo entre una persona real y un robot.
El juego de Supermassive Games adolece muchísimo de esto. Dejándonos rostros que por momentos cuesta distinguir de si estamos viendo a un actor real o a un personaje generado gráficamente, pero también animaciones tan extrañamente pobres que nos hacen creer que estamos viendo animatrónicos de FNAF.
Esto lo refuerza las decenas de situaciones estúpidas que tiene la trama para seguir avanzando, creando un cóctel hasta cómico donde vemos reacciones muy exageradas para momentos que no deberían generar tanto drama o viceversa. Hay que reconocer que aquí entra también la labor del jugador, porque ante una reacción lógica del personaje podemos ir por la vía contraria y que todo salga de un forzado que se nota que la historia no quería ir por esos derroteros.
Un ejemplo de esto es cuando un cazador nos va echar la mano para quitarnos una escopeta. El juego piensa que lo más natural será que lo esquivemos y echemos a correr, pero si escogemos quedarnos quietos para que nos quite el arma, las reacciones de los personajes son super forzadas y da lugar a un momento muy «cringe».
Vale que estemos en una película, pero…
La versión que aquí os analizo no es otra que la de PlayStation 5. Este cacharro te corre cosas como Demon’s Souls Remake o el nuevo Rachet and Clank a 60 FPS sin apenas esfuerzo. Aún teniendo esto como ejemplo, The Quarry te obliga a jugarlo a unos pobres 30 frames por segundo. Diréis, menudo sibarita este Marcos, con 30 frames para un juego de estas características vas que chutas. Bueno, sí y no, culpables.
Sería más indulgente si el juego, en efecto, estuviese fijado a 30 frames en las escenas propias de vídeo, pero no le perdono que en aquellas donde usamos QTE, o en los momentos de exploración, también tengamos que sufrir una fluidez tan baja. Que vale que el juego es bonito gráficamente, pero no es escusa para que nos traiga las sensaciones amargas de Until Dawn, donde el apartado técnico casi echaba por tierra todas sus bondades.
A mayores está la obligatoriedad de jugarlo con voces en castellano. No habría problema si el doblaje no fuese tan lamentable, con unos actores conocidos por su impecable labor en otros videojuegos, pero que aquí se les nota desganados y casi con ganas de cobrar el jornal para irse a casa.
Son detallitos, pero que se fusionan y hacen que la experiencia, una que además no se apoya en una historia que sea la panacea precisamente, se torne en amarga y molesta. Porque además son detalles que se podrían subsanar habilitando opciones en el menú para jugar en modo fluidez o cinemático, así como dejando la posibilidad de escoger doblaje.
¿Fan de las aventuras interactivas? Este es tu sitio
Si sois de los que os encontráis cómodos con aventuras donde ser espectador es lo que importa, con The Quarry estaréis en el paraíso. Cuanto más si vienes de jugar a la infame The Dark Pictures Anthology y esta te ha gustado. Aquí vais a encontrar un videojuego mucho más sólido, más consciente de sus limitaciones y posibilidades, y muy preocupado porque el jugador se sienta útil independientemente de su condición.
La historia, en fin, se le puede hacer un colador con la de fallos, sin sentidos, momentos absurdos y conversaciones que parecen escritas por tu cuñado mientras se cree moderno por ver Telecinco en el bar. No obstante, si te gusta el género del terror malo con adolescentes, aquí tienes unas cuantas horas para darte el gozo. Sumémosle que los capítulos son muy rejugables para sacarte nuevas escenas, situaciones y las cartas del tarot que te hayas saltado.
Si además eres capaz de perdonarle las sensaciones contrarias que te deja su apartado sonoro y técnico, no dudo que The Quarry te gustará. Para mí no ha sido un viaje de placer, desde luego, pero para gustos los colores, ¿no?