El terror pixelado te espera en una aventura que te hará dudar de la realidad. Enfréntate a tus miedos en nuestro análisis de The Long Reach para PC.
Me resulta curioso como en los últimos años dos géneros tan diferentes como las aventuras gráficas y el survival horror han subido unirse, experimentar y evolucionar como género. El juego creado por Painted Black Games no es el primero, ni mucho menos, pero hará que nos mantenga pegados a nuestros asientos intentando descubrir el misterio y lo que es real o no. Como este análisis de The Long Reach para PC. O no.
No puedo contaros mucho de la historia sin haceros spoiler del prólogo o de los primeros minutos del juego. La historia empieza cuando un joven acude a su tienda local para hacer la compra. Uno de los clientes se mantiene silencioso, mirando atentamente a una radio cuando, tras sufrir un ataque, asesina a todos los presentes. ¿Seremos capaces de descubrir el motivo y conseguir parar lo que ha ocurrido en la ciudad? Aunque no creo que seáis capaces.
Survival horror reinventando de izquierda a derecha
The Long Reach es una aventura gráfica con elementos de survival horror que se juega completamente en 2D. Lejos de manejarse con ratón, tendremos que usar un mando o el teclado para movernos por el escenario, recolectar objetos y resolver puzles para seguir avanzando, desplazándos únicamente de forma lateral. Todo esto aderezado con un precioso y efectivo pixel art, que conseguirá revolvernos las tripas. Y desde el momento en el que lo empezamos vemos claras sus inspiraciones: Lone Survivor, The Cave, Oxenfree y otros juegos de terror en 2D.
Pero, lo más curioso del juego es la capacidad que tiene para jugar con el jugador. Continuamente, nos hará sufrir alucinaciones para hacernos sentir menos seguros, algo que consigue con facilidad. Pero el mayor problema que tiene esta aventura es el contínuo backtrack que tendremos que hacer a áreas que ya hayamos visitado. Esto es ya una marca de la casa del género, pero sí que es verdad que, en algunas ocasiones, he tenido que volver a sitios que ya había revisado porque se me había pasado un objeto microscópico que había en una mesa.
Para intentar evitar esto, el juego se divide en escenas no muy grandes interconectadas entre sí y, siempre que pasemos por un objeto con el que podemos interactuar, aparecerá un borde para destacarlo. También tendremos un inventario a nuestra disposición en el que usar diferentes objetos para interactuar con otros de los escenarios.
Puzles mediocres en una interesante aventura
Los puzles que nos encontraremos son interesantes pero, dan la sensación de no ser originales. Es difícil a estas alturas conseguir crear un rompecabezas original y, con aquellos que lo han conseguido, he tenido una sensación de haber encontrado la respuesta por azar y no por las pistas que me haya encontrado por el camino. Por suerte, la historia de The Long Reach es suficiente interesantes para las 4 horas que nos puede durar el juego.
Visualmente, el juego creado por Painted Black Games es bastante llamativo. A pesar de ser pixel art, los escenarios y los personajes tienen la suficiente personalidad y detalle para poder hacernos sentir intranquilos, sabiendo que hay algo oculto que quiere matarnos. Sin embargo, como ya he mencionado anteriormente, algunos objetos pueden ser difíciles de encontrar si no estamos atentos, por mucho que el bordeado de aquellos con los que podamos interactuar nos ayude.
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El campo sonoro es bastante correcto. Tenemos los típicos temas clásicos del género de terror para intentar ponernos en tensión y, por otro lado, algún tema más moderno que inspira al futuro distópico al que nos enfrentamos durante la historia.
CONCLUSIONES DE THE LONG REACH
The Long Reach es una aventura realmente interesante que puede ser un buen aperitivo entre juegos de mayor duración. Sus 4 horas de duración hace que no resulte muy pesado y que la historia se centre en desarrollarse hasta su satisfactorio final. Sin embargo, parte de esa duración consiste en ir de un sitio a otro pensando en qué nos hemos podido dejar o que hemos hecho mal. Algo que también se extiende a sus puzles que acaban siendo menos interesantes que los de sus inspiraciones.