La historia de Joel y Ellie vuele a nosotros con un espectacular apartado visual nuevo. Análisis de The Last of Us Parte I.
Las filtraciones finalmente resultaron ser ciertas y Sony estaba trabajando en un remake de The Last of Us. Muchos usuarios alzaron la voz argumentando lo innecesario de mejorar gráficamente el juego y el elevado precio con el que salía, pero finalmente el juego ya está con nosotros para poder hablar de él con propiedad. En nuestro análisis de The Last of Us Parte I os contamos qué nos ha parecido.
Antes de entrar en materia, os dejamos por aquí el análisis de The Last of Us Parte II, juego del que toma el apartado gráfico, por si queréis echarle un vistazo. También me quiero quitar de encima el elefante de la habitación del que todo el mundo habla, y es que no voy a valorar el juego en base a su precio o a lo que debería haber costado. El juego es la misma obra independientemente de su precio, y pagar más o menos por él ya está en la mano de cada uno, pero el juego es igual.
Unos acordes que no dejan nunca de sonar
No miento si digo que The Last of Us es uno de los juegos más importantes para mí. La historia de Joel y de Ellie me caló muy profundo y me hizo ver de lo que los videojuegos eran capaces. Una historia que empieza desde el rechazo y la frustración de dos personajes para acabar en una relación paterno-filial imposible de superar y tremendamente dura. Una historia que termina con una mirada que ya es historia del videojuego y que dice tanto sin palabras que es imposible explicar con, precisamente, palabras. Porque la historia de Joel y Ellie va mucho más allá de un conjunto de mecánicas y trasmite sentimientos que son difíciles de explicar para alguien que no lo ha jugado. The Last of Us deja, simplemente, sin palabras.
Y por supuesto The Last of Us Parte I eleva estos sentimientos a la enésima potencia. El increíble apartado gráfico y las perfectas animaciones faciales dotan a la historia original de un estándar de calidad casi insuperable hoy en día. Todo esto hace que la obra se revalorice y cobre nuevos matices que harán las delicias de los que ya jugaron al juego en su día.
He jugado mucho a The Last of Us y a The Last of Us Parte II, por ello, cuando se anunció este remake, fui rápidamente a reservarlo, porque sabía que necesitaba volver a jugar a la primera parte con los gráficos de la segunda. Lo que no esperaba era que los sentimientos que el juego original me produjo en su día se volviesen a replicar. Al fin y al cabo, me sé la historia de Joel y de Ellie al dedillo de tantas veces jugadas, por lo que el factor sorpresa desaparece.
Pero vaya, me equivocaba. Con el lanzamiento de The Last of Us Parte II no había vuelto a jugar a la primera parte, ya que el conjunto general de esta segunda parte me gustó más. Pero jugar a The Last of Us Parte I ha sido toda una experiencia. Volver a vivir la historia de Joel y Ellie teniendo muy presente los acontecimientos de The Last of Us Parte II ha generado en mí una montaña rusa de sentimientos que me rasgaban de la misma manera que rasga Gustavo Santaolalla los acordes del tema principal de The Last of Us.
Quizá sea ese tono de añoranza, de pérdida y de esperanza que trasmite el bueno de Santaolalla en sus composiciones lo que mejor define este remake. Innecesario para unos, fundamental para otros, lo cierto es que The Last of Us Parte I sigue ofreciendo al jugador lo que casi ningún juego actual ofrece: una historia para el recuerdo y que dejará al jugador tocado en más de una ocasión.
Porque The Last of Us Parte I sigue siendo la misma historia de pérdida y dolor que fue el juego original. Sigue desgarrando con sus personajes y destinos. Duele más que nunca vivir algunos momentos que, pese a conocerlos al dedillo, se ven mejorados y trasmiten mucho más gracias al renovado apartado gráfico.
Pero The Last of Us Parte I también es luz. Dicen los Luciérnagas que cuando estés perdido en la oscuridad, busques la luz. Y esa luz es Ellie, para Joel y para los jugadores. Porque The Last of Us no es una historia de supervivencia en un mundo postapocalíptico. No es un juego de infectados contra el ser humano. The Last of Us es una historia de personajes que enfrenta la oscuridad contra la luz. La depresión del que todo lo ha perdido contra la luz de una nueva esperanza. The Last of Us es la oscuridad de Joel resquebrajada por la esplendorosa luz de Ellie y el amor que ambos necesitan.
El viaje por medio Estados Unidos infectado que realizan Joel y Ellie sigue siendo tan crudo, cruel y bonito como lo fue en su día. Continúa tocando unos temas y mostrando unas escenas que, pese a los años, siguen muy vigentes a día de hoy. Quizá por ello muchos dijesen que este remake no hacía falta, porque el juego original ya era perfecto. Puede que lleven razón y puede que este remake sea innecesario, pero ahora que lo he podido jugar y he revivido esta historia con este renovado apartado gráfico, solo puedo decir que me alegro mucho de la existencia de este remake. The Last of Us Parte I me ha querido recordar una historia que jamás había olvidado y que hizo que sintiese los videojuegos como algo más allá del entretenimiento. Y, por supuesto, me ha hecho jugar a The Last of Us Parte II inmediatamente después.
Misma jugabilidad, mismo sabor
Quizá sea en el apartado jugable dónde encontramos más problemas con The Last of Us Parte I. Contrario a lo que nos tienen acostumbrado juegos como Resident Evil 2 Remake, el cambio aquí respecto al original es mínimo. Se ha tocado el comportamiento de la inteligencia artificial de enemigos y de compañeros, así como de algunas armas, pero en líneas generales se siente y se juega igual.
Se echa en falta algo más de trabajo en esta parte. Por ejemplo, si vienes de jugar a The Last of Us Parte II vas a notar la falta de la esquiva o el poder arrastrarte por el juego. Los responsables del remake aseguraron que trasladar la jugabilidad de la secuela a la primera parte rompería en gran medida el balance del juego, por ello decidieron dejarlo fuera. Si bien el motivo es comprensible y totalmente lógico con la acción de arrastrarse (ya que llevará a rediseñar escenarios para poder utilizar esta habilidad) creo que la esquiva es algo que se podría haber mantenido y que no cambiaría demasiado el core del juego.
Fuera como fuese, estas mejoras no se han trasladado a la segunda parte. Sí se ha trasladado el diseño del árbol de habilidades y la interfaz en general, siendo ahora mucho más limpia y bonita. Otro añadido curioso es el relativo a las cajas fuertes y la forma de abrirlas. En el juego original, no podías interactuar con una caja fuerte sin el código. En The Last of Us Parte II sí podíamos interactuar con la caja fuerte en cuestión y, si teníamos buen oído, podíamos adivinar el código de la caja fuerte al escuchar el click de los pernos. Pues bien, en The Last of Us Parte I esta mecánica es igual.
También se ha trasladado de la segunda parte todo el trabajo visual de la mejora de armas. Ahora veremos como Joel trabaja para mejorar las armas y veremos, físicamente, las mejoras añadidas a nuestro arsenal, añadiendo así el mismo detalle que veíamos en la secuela.
Por lo demás, no encontramos muchas más mejoras. La forma de apuntar y disparar también se ha trasladado directamente de la segunda parte, mientras que se mantiene el sistema de dagas y el uso que le damos a éstas del juego original.
Un apartado gráfico excepcional
Por supuesto, dónde más destaca The Last of Us Parte I es en el apartado gráfico. Las mejoras respecto al juego original y al remaster de PlayStation 4 son muy notorias. También se nota cierto upgrade gráfico respecto a The Last of Us Parte II. La iluminación general del juego, las texturas y las impresionantes expresiones faciales del título hacen que de verdad merezca la pena el juego si tienes ganas de revivir la historia original. Especial atención tienen las caras y sus expresiones en los personajes secundarios. Joel y Ellie ya tenían un muy buen trabajo facial en el juego original, pero este era algo peor en los personajes secundarios. Esto ahora se ha solucionado y los personajes secundarios que nos encontramos durante la aventura cuentan también con un acabado asombroso.
El sonido del juego también se ha visto mejorado notablemente. He jugado todo el título haciendo uso de los cascos oficiales de PlayStation 5 para aprovechar la tecnología de audio 3D que incorpora la consola y los resultados son sorprendentes. ¿Recordáis el sistema de “escucha” que tiene el juego para ver la posición de los enemigos a través de las paredes? Pues bien, con unos buenos cascos podréis localizar a los enemigos sin mucha necesidad de esa mecánica.
En líneas generales, el sonido y la definición del mismo ha mejorado notablemente. Por supuesto, no puedo dejar de hablar de una banda sonora que es imperial y que da al juego tantos matices que es imposible imaginarlo sin las notas de Gustavo Santaolalla. De verdad, merece mucho la pena volver a escuchar los acordes de Gustavo en el juego.
Si miramos las funcionalidades de PlayStation 5, dónde más vamos a notar mejoría es en el DualSense, lo que para mí es el punto clave y de más valor de la consola. El mando de PlayStation 5 hace un muy buen uso de la vibración háptica para hacernos sentir detallitos que mejoran la experiencia general del juego. Los gatillos también ofrecen más o menos resistencia dependiendo del arma, notándose más en el arco… aunque la sensación no está igual de bien lograda que en Horizon Forbidden West.
En cuanto a los modos de resolución, The Last of Us Parte I cuenta con el modo Rendimiento, que busca los 60 fps a 4K dinámicos, o el modo Fidelidad, que fija su tasa de imágenes por segundo en 30 pero a 4K estables. Por otro lado, tiene una opción para desbloquear los fps para que el juego corra a mayores tasas de imágenes por segundo si la pantalla dónde lo jugamos así lo permite.
Para terminar, la memoria SSD de la consola hace que los tiempos de carga sean muy menores. Las tarjetas nos servirán para saber cuanto nos queda del capítulo en el que nos encontramos o para ayudarnos a buscar coleccionables que nos faltan. También nos permiten empezar directamente en nuestra última partida sin necesidad de pasar por el menú del juego. Y como apunte final diré que me asombra la velocidad a la que el juego guarda partida.
Una historia que revivir
The Last of Us Parte I es un juego obligatorio si nunca has jugado al original o te apetece volver a él. Sí, podemos decir que estamos ante un remake algo corto, que se centra casi exclusivamente en el apartado gráfico, pero el conjunto general es tan sobresaliente que ojalá la mayoría de los juegos alcanzasen estas cotas de calidad. Y es que quizá Sony y la marca PlayStation no gocen de mucha buena popularidad actualmente debido a muchas malas decisiones tomadas que atentan contra el consumidor, pero lo cierto es que sus juegos últimamente son sinónimo de la más alta calidad, y al final eso es lo que más cuenta.
La historia de Joel y Ellie se merecía esta mejora gráfica y jugable que eleva aún más un título que ya era historia del videojuego. Merece mucho la pena sumergirnos en el oscuro y devastado mundo que propone The Last of Us Parte I para dejarnos llevar por la luz que Ellie irradia. Cada conversación y cada segundo que vivimos de esta imposible relación paterno-filial nos irá dejando marcas que, poco a poco, se harán imborrables.
The Last of Us Parte I es el comienzo de un viaje que debemos vivir únicamente por ver, una vez más, esa mirada final que nos revolverá el estómago hasta arañarnos las entrañas. Ellie y Joel son imposibles de olvidar, y su historia es la luz que, como las luciérnagas en la noche, nos iluminará el camino para no perdernos.