Acompáñame en este análisis de The DioField Chronicle para descubrir si Square Enix ha dado con la tecla en el género de la estrategia.
No creo que esté errado cuando digo que estamos viviendo una nueva época dorada para el género TRPG. Ejemplos como Fire Emblem: Three Houses o el más reciente Triangle Strategy nos recuerdan que los estudios siguen teniendo talento para bordar este género. ¿Qué ocurre con este análisis de The DioField Chronicle? Pues veréis, aunque nos dejó un gran sabor de boca cuando realizamos sus primeras impresiones, hay muchos detalles que hay que abordar porque la cosa no pinta tan bien como esperábamos.
Una historia insuficiente y falta de ambición
Así como los dos títulos citados en el párrafo anterior constaban de historias que fácilmente podrían pegarnos a la pantalla, no podría decir lo mismo de The DioField Chronicle. La trama se toma demasiado tiempo para cocerse, dando demasiadas vueltas sobre lo mismo, tanto, que cuando llegan los momentos clave nos sentimos desconectados y faltos de interés por todo lo que les rodea. Esto es tan acusado, que llegará un momento que los personajes nos darán bastante igual y solos los recordaremos por lo bonito de sus diseños o lo funcional que sean durante las contiendas.
En cuanto a la sinopsis, estamos ante el enésimo conflicto entre dos potencias por un recurso valioso. Un tópico tan trillado del que ya nos avisa la cinemática del prólogo y de la cual ya podemos presuponer que aquí hay poca chicha que rascar. Nuestro grupo está compuesto por diferentes mercenarios que deberán escoltar a una figura de la realeza, pero paulatinamente iremos descubriendo que todo es más complejo y que hay una joya por la que todos quieren pegarse de madrazos.
Como digo ni la premisa es original ni el desarrollo es suficiente para que nos cautive. Una pena, pues tenía bastantes esperanzas en The DioField Chronicle en este sentido, ya que suele ser uno de los puntos donde más se suelen sobresalir los juegos de este manido género.
Batallas de darle a la sesera pero con prisas
Si os vais a quedar prendados de The DioField Chronicle va ser por sus batallas, de eso no me cabe duda. Las mismas son el tiempo real, con la posibilidad de pausar el tiempo cuando queramos para dirigir a las unidades o darles órdenes de combate, pero que en esencia deberemos ser ágiles para cambiar entre ellas e ir ejecutando habilidades en función de nuestro maná y tiempos de enfriamiento.
Realmente sus micromecánicas están muy bien pensadas, pues dan lugar a combates muy explosivos y gratificantes donde todo puede parecer abrumador, pero que enseguida pillamos el truco y descubrimos que es súper sencillo. Una vez entendamos ciertos principios, como que determinados ataques hacen más daño si se lanzan por la espalda o contra enemigos de una clase concreta, podremos hacer combos muy interesantes que multiplicarán el daño y barrerán el campo de batalla sin demasiado esfuerzo.
En este juegan un papel esencial los personajes, pues cada uno son de su padre y de su madre, habiendo un repertorio interesante con muchas opciones para desarrollarlos, tales como un árbol de habilidades, sets de equipamiento y hasta la posibilidad de engarzarles invocaciones. Las mismas son espectaculares en combate y son un recurso sumamente valioso. He de incidir que evolucionar a nuestros mercenarios es prácticamente uno de los baluartes del videojuego, pues las contiendas se apoyan mucho (diría que incluso demasiado) en el nivel de de los mismos, centrándose el desafío en función de la diferencia que llevemos de este dígito frente al de nuestros enemigos.
Sencillo pero sin capacidad para mantener el ritmo
Realmente The DioField Chronicle va a lo que va, darte un montón de batallas, más o menos rápidas, que se cortan por breves secciones de diálogos en una base que podremos ir mejorando. Al principio esta fórmula funciona muy bien, convirtiéndose en una rutina amena. No obstante, con el tiempo es imposible no sentir una sensación de hastío y repetición preocupantes.
En las batallas, por ejemplo, llega un punto donde la repetición de enemigos y de la morfología de los escenarios es tan acusada, que sentiremos que estamos replicando batallas sin ton ni son y sin ningún fundamento. Quiero decir que los escenarios, pese a que son variados en lo visual, son idénticos en lo interactivo, contando con algunos mecanismos que nos permiten abrir nuevas zonas y algún que otro cofre que podemos abrir, pero en general se sienten como pasillos donde avanzar y despachar enemigos sin gracia ni elegancia.
Por otro lado, el juego adolece de muchas misiones secundarias sin chicha, que serán necesarias completar para poder mantener ese equilibrio de nivel entre tus personajes y los enemigos y así evitar que las batallas se tornen injustas. Y no solo eso, pues las mismas también nos sirven para desbloquear nuevo equipamiento y hasta personajes inéditos de gran poder.
A lo largo de las 30 horas que dura más o menos, uno acaba cansado mentalmente y sientes que con la mitad de horas has tenido más que suficiente para absorber todo lo que este The DioField Chronicle tiene para ofrecer.
Bonito pero sin ambiciones tecnológicas
Para mí desde luego que es innegable que Te DioField Chronicle luce bonito, muy bonito. El arte que ha destilado aquí Lancaser es quizás uno de los puntos más notables que posee el videojuego. Los personajes se acompañan de retratos dibujados a mano que gozan de mucha personalidad y en general todos poseen diseños muy originales que los hacen diferenciarse unos de otros con naturalidad.
No podría decir lo mismo de otros apartados, como el tecnológico. Si bien estamos ante un título que se mueve de manera súper fluida en PlayStation 5 (versión jugada para este análisis) con unos rocosos 60 cuadros por segundo y a 4K, no es que podamos corroborar que destaque en nada visual más allá del ya citado arte. Podría afirmar que estamos ante un producto que bien podría correr en móviles o en consolas de la generación pasada sin apenas esfuerzo. Esto no es un hecho puramente malo, pero veo necesario exigir un poco más de ambición en este sentido, pues no hace justicia a su bonito apartado artístico.
En la otra parte, la música y los efectos de sonido no es que destaquen demasiado tampoco. Son cumplidores aunque el doblaje posee voces muy potentes que sirven para ampliar todavía más el carisma que desbordan los protagonistas gracias a sus retazos (que no por su guion). Una pena que nos haya llegado sin traducir, pues el lenguaje destilado es algo sibarita y puede que con un nivel de inglés de colegio no te sea suficiente para entender la totalidad de lo que aquí se cuenta.
Análisis de The DioField Chronicle — Una bala perdida para el género TRPG
Creo que pocas veces en mi corta trayectoria analizando videojuegos me he topado con algún título que me diese tan buenas vibras durante un primer contacto para después estrellarse de semejante manera. The DioField Chronicle no es un mal juego, que me aspen si digo lo contrario, pero sus ambiciones caen en saco roto cuando descubres que su historia, combates, escenarios, duración y misiones secundarias apuntan más alto de lo que realmente consiguen.
Me ha cautivado por ciertas sinergias que ocurren durante las contiendas, así por la simpleza de su planteamiento o su potente diseño artístico, pero es una lástima que en todo lo demás no pase de lo mediocre, dejándome sensaciones demasiado frías. De verdad que me hubiese gustado que el juego hubiese salido mejor, pero creo que en el mercado hay muchos ejemplos de juegos de rol tácticos que le pasan la mano por la cara sin demasiados esfuerzos.
Así pues, no me queda otra que concluir este análisis de The DioField Chronicle haciendo el paralelismo con una coca cola. Vas a la nevera y ves esa sugerente botella fría y apetecible, decides abrirla y descubres que el gas se le ha ido, perdiendo la gracia de las burbujitas y parte del sabor. Pues con este título ocurre lo mismo. Espero que de haber algún día una segunda parte, la ambición les empuje para hacer un juego más cautivador, porque la base que deja la entrega analizada es muy interesante para futuras explotaciones.
