Análisis de Tales of Vesperia Definitive Edition para PlayStation 4

Puede que un mundo lleno de monstruos no suene bien, pero seguro que el análisis de Tales of Vesperia Definitive Edition os hace cambiar de opinión.

Los RPG de estilo más clásico siguen llamando al público. Queda bastante claro con la enorme recepción que tuvo Dragon Quest XI. Que sí, que es una saga que trae cola y se esperaba con ganas, pero ya me entendéis. Pero no toda la gloria debe ser para lo nuevo. Traer de vuelta aventuras pasadas nunca está de más si se hace bien, y de eso vamos a hablaros en el análisis de Tales of Vesperia Definitive Edition.

Una serie de catastróficas desdichas

El comienzo de la historia de este Tales of bien podríamos resumirla como el subtítulo anterior. Todo empieza con pequeños «desastres» en los que el protagonista, Yuri, se mete de lleno porque es buena gente. Esto le lleva a ir de acá para allá, se le lían las cosas y acaba viajando por ahí para intentar ayudar a sus allegados.

Pero la cosa no va a ser tan sencilla, claro está, y la trama se va complicando conforme avanza. Pero esta no es excesivamente enrevesada, no creáis. Cumple la función de historia, cuenta bien sus puntos, pero tampoco hará que te explote la cabeza. No quiero decir que no tenga momentos buenos, que los tiene, pero hasta llegar a ellos todo se diluye mucho. La mayor parte del tiempo es «viaja de aquí a aquí. Pasa X que no interesa. Haz tiempo para ir luego allí y pasa algo que mola».

Por suerte, los personajes estarán allí para paliar ese vacío. Bueno, en su mayoría, ya que pasa lo mismo que con la historia. Hay algunos tremendamente carismáticos por su personalidad, evolución y demás, y otros que no dejan de tener encima clichés, pero son especiales a su modo. Y ninguno llega a caer mal, eso es un punto a favor. Cabe mencionar que, entre los buenos, encontramos al protagonista. Es difícil encontrar uno con dos dedos de frente y que pueda engancharte, cosa que este consigue fácilmente.

A repartir estopa con ganas

Claro que, todo esto se puede ir totalmente al traste si el sistema de combate es nefasto. Horrible. Espantoso. Pero lo cierto es que no, no lo es en absoluto. Este vuelve a utilizar el estilo de tantos otros Tales of, y si una cosa funciona, ¿para qué cambiarla? Aunque, como adoro meter el dedo en la llaga, me gustaría comentar que al inicio de la aventura este se me torna demasiado lento.

A ello puedo sumarle que, las artes, asignadas a distintas direcciones del jostyck tanto derecho como izquierdo, a veces dan problemas. Si se trata de las asignadas con el comando de dirección hacia abajo o en el eje horizontal, sin problema. El problema viene cuando indicas el que incluye la dirección hacia arriba. Con él en multitud de ocasiones te dedicarás a saltar cual conejo en vez de hacer el ataque.

También me he visto en la tesitura de ver al personaje moverse tranquilamente cuando tengo el joystick de movimiento casi saliéndose del mando. Esto ocurre especialmente en los cambios de elección de enemigo. Aunque tampoco es algo que ocurra en todas las ocasiones. No vamos a quejarnos más de lo necesario. Aunque si me voy a quejar con ganas de la inteligencia artificial de los compañeros. Es para darles con un canto en la cabeza.

¿Fuera del terreno de combate? Pues bien, los paseos por los mapeados no son excesivamente cargantes, cosa más que positiva en un mundo donde vamos a movernos por un mapeado exterior en un gran número de ocasiones. El tema de cocinar para dar algunas mejoras, y la síntesis de objetos también es bastante interesante. Aunque la segunda hasta bien entrado el juego no cuenta con elementos que hagan merecer la pena el gasto.

Un mundo bien planteado

No quiero engañar a nadie: se nota que el juego es de la generación anterior. Eso no quiere decir que sea poco llamativo o vistoso, pero se nota. Sin embargo, debido a la estética del juego, no desentona del todo. No va a resultaros chocante, ni lo vais a mirar raro ni nada.

De hecho, el conjunto general es bastante armonioso. Casi parezco una interiorista, pero es la pura verdad. El diseño de las ciudades es bastante bueno, aunque por lo general sean bastante pequeñas. Es una pena porque lo poco que se muestra se ve bastante bien. Pero lo bueno si breve, dos veces bueno que dicen. ¿Esto lo exime de que haya sufrido algunas ralentizaciones? En absoluto, el arte no debe sufrirse nunca salvo que seas un bohemio.

Los personajes, por su parte, cuentan también con diseños que alabar, pero encontramos diversos problemas en las físicas de zonas, por ejemplo, como la del cabello, sumiéndose en las profundidades insondables de la ropa o armadura de manera mágica. Las diferentes skins pueden paliar esto (o llevarlo a más), pero lo cierto es que estas son muy interesantes. Sí, necesitaba un espacio para mencionarlas, y es que ver a un personaje vestido de Klonoa siempre merece la pena.

¿Y que pasa con la música, diréis? Pues bien, la música tiene sus más y sus menos, como todo, pero lo cierto es que cuenta con temas excelentes. No puedo evitar mencionar el segundo tema de batalla, que reluce por sí mismo. Añadidle a esto el doblaje tanto en inglés como japonés, sin desmerecer ninguno de los dos en absoluto, por lo que, elijáis lo que elijáis, podréis disfrutar de las voces de los personajes.

Conclusiones del análisis

Tales of Vesperia: Definitive Edition hace las cosas bien. Trae de vuelta un gran juego, le da un pequeño lavado de cara y finalmente nos lo traducen al castellano. Creo que este último punto es necesario de nombrar. A fin de cuentas, consigue acercar a más jugadores que no pudieron disfrutarlo en su momento debido a la barrera del idioma.

Resumiendo: estamos ante un JRPG bastante completo. No es juego para todos, por supuesto, pues sus mecánicas pueden echar para atrás a más de uno. A la par, pese a contar con personajes carismáticos y buenos temas, la trama no da de sí todo lo que podría, y nos hace sentirnos un poco como turistas dando vueltas. Sin embargo, aquellos que gusten de un espectro más «clásico» sin ser completamente de ese estilo podrán estar más que complacidos.