Un poco por sorpresa nos llega un DLC para seguir jugando con nuestro zorro favorito durante un ratito más. Os explico cuánto da de si en mi análisis de Super Lucky’s Tale: Gilly Island.
Supongo que todos tenemos claro que un DLC no deja de ser un contenido extra para un juego y, por norma general, se vende con el precio adecuado. Este es uno de esos casos, no tiene para nada un precio exagerado o fuera de lugar. Eso sí, en este análisis de Super Lucky’s Tale: Gilly Island podría escribir lo mismo que dije del juego completo. En todo caso, con frases más cortas, para ser fiel al contenido de uno y otro.
Porque aún sabiendo que no podemos pedirle lo mismo a un DLC que a un juego completo, Gilly Island solo incluye tres niveles y un jefe final. No mucho, la verdad. Sí que es verdad que es igual de bueno y divertido que el juego original, pero es de esas cosas que siempre quieres más. Quizás ahora no veamos a Lucky como un gran personaje, pero pensad en Sonic o Mario cuando empezaron. Es cuestión de que Microsoft apueste por él y quizás se convierta en un clásico. La base ya la tienen.
En este DLC, Lucky se las tendrá que ver con Lady Meowmalade en una isla tropical. Pero tranquilos, seguimos sin tener una fase acuática. Demos gracias a los desarrolladores. Lo que sí tenemos es el mismo estilo de juego en los tres niveles que forman este contenido descargable. Plataformas, objetos coleccionables, monedas, secretos y un poco de mala baba. Parecer infantil no implica que el juego tenga que ser coser y cantar. Tampoco lo son los nuevos puzzles. He tenido que pensar un buen rato para superarlos. Ninguna neurona ha sufrido daños. Creo.
Juguemos al precio… justo
Nunca valoro un juego por su precio, aunque no está de más comentar si es adecuado o no. Es difícil decidir si hacerlo de manera matemática, euros por hora, o con algo más abstracto. La verdad es que es meterse en un berenjenal que no beneficia a nadie. Lo que sí que veo claro es que ni el juego base ni este DLC tienen un precio desorbitado para la diversión que ofrecen. No hablamos de cientos de horas de juego como en algún RPG, pero el rato que dura, entretiene. Y eso vale lo que cuesta.
Sea como sea, Playful sigue demostrando que Super Lucky’s Tale tiene mucho que ofrecer. Sólo hace falta un poco de imaginación para no repetir escenarios ni retos. Y justo así es Gilly Island, más de lo mismo, pero sin repetir nada. Un verdadero acierto que no debéis dejar pasar si os gustó el juego original.