¿Queréis sumergiros en el mundo de los sueños? Pues gracias a nuestro análisis de Suicide Guy tendrás un viaje al reino de Morfeo con todos los gastos pagados.
Cuando estamos dormidos y empezamos a soñar dejamos de lado la lógica. Mundos irreales, situaciones extrañas y distorsiones de la realidad se apoderan de nuestra mente mientras descansamos. Pues bien, hoy toca hablar del tema en nuestro análisis de Suicide Guy, un título que utiliza los sueños como eje principal.
Duerme
La premisa del título de Fabio Ferrara no puede ser más simple y sencilla: nuestro protagonista se queda dormido en pleno sofá y se le cae su preciada cerveza. De este modo, en su cabeza nos tocará intentar despertarlo para evitar que la bebida acabe cayendo al suelo. Para ello, nos tocará ir recorriendo diversos niveles basados en los sueños de nuestro patán particular.
Probablemente te estés preguntando cómo encaja el título del juego con todo esto. Pues bien, amigo culpable, ésta ecuación tiene sentido cuando resulta que para superar cada nivel debemos encontrar la forma de morir. Sí, suena raro, pero no olvidemos que muchas veces el despertar de los sueños es representado por la muerte. Con todos estos ingredientes, nuestra misión será superar los 24 niveles del juego recorriéndolos y solucionando puzles para encontrar el arma que sea capaz de acabar con nuestra vida y así acercarnos un poco más al despertar.
¿Sueño o pesadilla?
No obstante, a pesar de contar con una idea tan potente, la cosa se queda a medio gas. Desde el principio uno no puede evitar pensar en que la idea queda desaprovechada, y es que la mayoría de niveles se basan en simplemente elementos como naves espaciales, castillos y demás elementos reales o ficticios. Habría estado bien que el juego jugara más con las percepciones confusas de los sueños, dándole así el toque de confusión que reina al despertar. Pero bueno, esto más bien es una opinión personal.
A parte de lo dicho, el apartado técnico y jugable tampoco ayuda mucho. Y es que sí, tenemos objetos con los que interactuar en el escenario, pero éstos se quedan simplemente como herramientas que arrastras, lanzar o pulsar. De esta forma, el conjunto pasa a ser bastante simple. Además, a todo ello debemos sumarle unos gráficos coloridos pero bastante simples y un sonido con melodías olvidables.
Puede resultar raro que diga esto tras todo lo de arriba, pero Suicide Guy no es un mal juego. Tiene puzles interesantes, es largo y lo más importante de todo, resulta divertido. Aun así, uno no puede evitar ver esto como una potencial idea a la mitad.