Nos dejamos llevar por las maravillas de la naturaleza y un mar de belleza en nuestro análisis de Submerged: Hidden Depths.
Nos apasiona la historia antigua. Cuando vemos los restos de una civilización en cualquier medio tendemos a soñar con esos sitios aunque sea por un breve momento. ¿Qué lugar será este? ¿Nos contarán sus paredes y artefactos secretos ocultos durante cientos de años? Si es en un videojuego esta emoción crece más. Quizás un arma legendaria esté aquí, esperando a ser descubierta. Nuestro análisis de Submerged: Hidden Depths contesta a esa llamada.
Esta no es la clásica aventura de explorar, acabar con enemigos y dirigirnos al siguiente paso. Submerged: Hidden Depths quiere despertar tu curiosidad. Queda fuera todo combate para centrarnos en la sensación de exploración y descubrimiento como el foco principal del juego, prácticamente el único. Es una propuesta encantadora cuando va dirigida a su debido público.
Perdidos en el mar
La historia de Submerged: Hidden Depths se centra en un par de hermanos que no se rinden con su pasado. Miku y Taku son sus nombres, aunque pasaremos mucho tiempo sin saberlo. No hablan nuestro idioma y la comunicación entre ellos se da más por gestos, idioma corporal y miradas.
No es fácil conectar con ellos al principio. Al empezar la aventura son sólo un par de desconocidos que ni siquiera hablan nuestro idioma. No sabemos de dónde han venido ni por qué han decidido entrar en una antigua ciudad inundada. Ahí van, navegando por las corrientes marítimas en su barca dispuestos a explorar un sitio que, según nos dicen, es tabú para su pueblo.
La conexión con ellos se establece de forma lenta pero segura. Es a través de las interacciones que mantienen en algunas escenas cuando aprendemos realmente quiénes son. Cuando por las noches uno cuida del otro, o cuando el peso negativo emocional de uno se contrarresta con la sonrisa del otro. No puedes pensar en ellos como desconocidos tras unas horas de juego: son una entidad única que llama a nuestras emociones.
Aunque ese es igual el problema que tenemos con los hermanos en este análisis de Submerged: Hidden Depths. No puedes sentir que cada uno tenga una identidad propia separada del otro. Miku es la que más gana en ese aspecto por ser nuestra narradora, la única persona que nos va a traducir idiomas extraños y momentos que se nos escapan. Y eso trae sus propios problemas cuando el juego quiere que nos preocupemos de ellos como personas, no como una entidad.
Lo que el mar se llevó
Estos dos protagonistas son nuestra guía para descubrir la ciudad perdida, pero la protagonista son sus ruinas y todo lo que tienen para contarnos. Nuestro rol es el de tomar la barca de los hermanos y acercarnos a los edificios ya derruidos. Una vez ahí, en teoría, tu objetivo es encontrar un artefacto que atenta contra la naturaleza y devolverlo para que las plantas renazcan.
Al poco tiempo de jugar ya eres consciente de que si dedicas todos tus esfuerzos a eso estás perdiéndote la base del título. Cada ruina es una oportunidad para explorar, no un marcador que seguir. Buscar los diarios ocultos es lo que más entretenido podemos encontrar. Con ellos podemos crear un mural que narra los acontecimientos de este lugar hace cientos de años a través de imágenes y ninguna palabra.
Construir esta historia al completo es el mayor divertimento que destacamos en nuestro análisis de Submerged: Hidden Depths. La historia está pidiendo varios esfuerzos por nuestra parte para descubrirla por nosotros. Tenemos que buscar en todos los rincones, desviarnos de nuestro camino, romper con las reglas. Una vez lo hagamos vamos reuniendo ese mural y queda aplicar nuestra interpretación de lo que vemos.
Es una filosofía que hemos visto recientemente en otros videojuegos pero que sigue muy ausente en el medio. Estudiar nuestros alrededores y dejar que el diseño de niveles hable por sí mismo de la antigua civilización. Es una de las mejores herramientas para contar una trama ligera a los jugadores.
Por escrito y explicado a nosotros esta clase de historias pueden quedar algo flojas. Si somos nosotros quienes construimos la narrativa en nuestras cabezas con el esfuerzo aplicado gana nuestro interés. Hay que aplaudir a los desarrolladores por saber aplicar este secreto a voces.
Mar de dudas
Toda la complejidad de Submerged: Hidden Depths descansa en su narrativa, su mundo y su exploración. Nada más. El título carece de combate y los pocos puzles de los que hace uso para frenarnos no son especialmente complicados o ingeniosos. Tampoco es lo que pretende: este es un título que apuesta por la sencillez y la calma.
Aun así, hay una pequeña oportunidad perdida en no aprovechar la exploración para obligarnos a pensar más. Los puzles ambientales serían el proceso más lógico a añadir en esta ciudad sumergida por el agua. Es difícil no ver las ocasiones desaprovechadas en las que el título podría haber aspirado a ser un poco más de lo que nos ofrece. Sabe hacer muy bien su trabajo, pero se queda ahí.
Es una pena, pero para lo que es nos quedamos más que contentos. El apartado visual de Submerged: Hidden Depths sabe sacar el máximo partido a esa narrativa en la que se quiere centrar. Los elementos de la ciudad son sobrecogedores, especialmente cuando encuentras estatuas o mansiones. Nunca un juego ha mostrado tanto el lado bello de la arqueología, no con tanta pasión.
Conclusiones
No queremos que os quedéis con lo malo de este análisis de Submerged: Hidden Depths. Este es un título precioso que sabe hacer uso de una narrativa especial, meternos de lleno en una ciudad de misterios y salir encantados cuando hayamos apagado la consola. Eso, al menos, para su público indicado.
El mundo y la clase de desarrollo que está detrás del juego tienen potencial para haber sido algo más. Añadirle algunos elementos que reten de distintas formas a los jugadores, que atraigan con su propuesta a una base mayor. Submerged: Hidden Depths podría ser grande si quisiera. Pero es humilde y prefiere ser una joya a descubrir por quienes lo encuentren y le den la oportunidad, como los tesoros de una civilización perdida.