Preparad vuestras mentes para una ambientación Lovecraftiana dibujada a mano, en nuestro análisis de Stygian: Reign of the Old Ones.
La obra de H.P. Lovecraft y sus Mitos de Cthulhu ha sido llevada en múltiples ocasiones a distintos medios lúdicos. Entretenimiento de tablero, rol, cine y por supuesto videojuegos. De hecho, hace bien poco os traíamos las impresiones sobre The Sinking City y Call of Cthulhu. Y hoy venimos a hablaros de otra nueva interacción de este universo creado en los años 50, con el análisis de Stygian: Reign of the Old Ones. ¿Soportarán nuestras mentes tanto horror cósmico?
Sus creadores son el equipo de Cultic Games, y en el que es su primer trabajo se han decantado por el RPG con combates tácticos por turnos. Muy similar a lo visto en Divinity: Original Sin, aunque sin tanta profundidad. Por otro lado y como es habitual en la obra de Howard Phillips, la importancia de el terror y la pérdida de cordura le dan un toque novedoso. Obviamente no estamos ante un título tan redondo como el de Larian Studios, pero eso no le resta interés y los amantes del género lo disfrutarán de igual manera.

Retorno a Arkham
La historia nos lleva al pueblo de Arkham, que ha sido transportada a una dimensión desconocida. El mundo tal y como lo conocían sus habitantes ha cambiado. El evento conocido como día oscuro, ha arrasado con todo, dejando el lugar casi en ruinas. Tras lo sucedido, han surgido dos facciones diferentes, las cuales se enfrentan por tener el control. Por un lado tenemos a un grupo de mafiosos, que se han autoproclamado protectores de la ciudad, aunque con unos métodos no muy ortodoxos. Enfrente tienen a una misteriosa secta adoradora de Cthulhu, a quien ellos denominan El Abuelo.
Nosotros nos despertamos en el lugar sin recordar mucho de lo anterior., y con el único objetivo de encontrar a un misterioso personaje que nos atormenta en sueños. Obviamente escapar de esta extraña dimensión también será una prioridad. El argumento, su ambientación y la cantidad de interesantes y profundos diálogos, son el punto fuerte de la obra.

La relevancia de los personajes
Como buen juego de rol no podía faltar un editor con múltiples posibilidades. A parte de elegir el aspecto de nuestro protagonista entre varios ya prefijados, podremos escoger su clase y subclase. Esto es de vital importancia, ya que definirá nuestro estilo para toda la partida. Materialista, Creyente, Esotérico… Tendremos varias alternativas, las cuales determinarán cómo actuaremos. Unos preferirán ser mejores en combate, otros tener más opciones de diálogo y algunos ser mejores investigadores. No existe ninguna preferencia errónea.
El motivo de tal afirmación, viene por la total libertad disponible a la hora de resolver las distintas misiones principales y secundarias. Ya sea dialogando, combatiendo o buscando entradas alternativas, tendremos diferentes opciones para completar los encargos que encontraremos en las aproximadamente 30 horas de duración de la aventura.
Además, aunque al principio nos encontremos solos, es posible que a lo largo del tiempo se nos puedan unir otros acompañantes. Esto nos facilitará un poco la vida, sobre todo a la hora de la lucha. Cuando completemos cualquiera de los trabajos y batallas, o al descubrir nuevas pistas y detalles, recibiremos experiencia. Gracias a ella, podremos mejorar los parámetros de nuestro personaje y el séquito que nos sigue.

No pierdas la cabeza
Hay varias campos que se pueden mejorar como Investigación, Ciencia, Ocultismo, Carisma o Psicología, por ejemplo. Incluso al comienzo se nos ofrecerá la posibilidad de escoger si el protagonista es joven, adulto o anciano. Esto lejos de ser meramente estético, nos brindará diferentes bonificaciones o penalizaciones. Hablando de lo cual, también hay que destacar que al subir de nivel a parte de sumar puntos a los atributos que deseemos, habremos de seleccionar una de estas ventajas.
Del mismo modo, según descubramos los múltiples horrores que nos esperan, combatamos o perdamos cordura, crecerá nuestra barra de angustia. Al llegar al final, nos obligará a elegir un defecto que nos acompañará el resto de la aventura. Tendremos que pensar mucho cual escoger si no queremos pasarlo muy mal.
Un combate descafeinado
En cuanto al sistema de batalla, es con total seguridad el apartado más flojo del juego. Se trata de un combate por turnos en el que dispondremos de puntos de acción. Ya sea para moverse, usar armas cuerpo a cuerpo o a distancia y hechizos, gastaremos una cantidad de estos. Nada que no hayamos visto antes en otros juegos similares. Lo malo es que las opciones durante estas peleas no son muy amplias, por lo que al final nos dedicaremos a realizar siempre las mismas acciones.

Por último destacar su apartado artístico con unos escenarios y personajes creados a mano, y con un estilo que evoca inevitablemente a los dibujos de los años 20. Casa perfectamente con la ambientación del título y nos transporta a esa época. Como si estuviéramos leyendo cualquier relato de H.P. Lovecraft. No podemos más que aplaudir a sus creadores, sobre todo teniendo en cuenta que hablamos de un pequeño estudio independiente. Quizá no llegue al nivel de profundidad y calidad de otras similares, pero los amantes del género lo disfrutarán.
Allons-y!