Vamos a hincharnos de comer cerebros y crear hordas de zombies con este análisis de Stubbs The Zombie para Nintendo Switch.
2005 nos trajo muchísimos juegos interesantes: Shadow of the Colossus, Resident Evil 4, God of War II… Y luego está Stubbs The Zombie. O lo que es lo mismo, la serie Z del videojuego muy Z. En esta ocasión, nos llega su versión remasterizada y os vamos a contar, mediante este análisis de Stubbs The Zombie Remastered, qué tal está.
Recomponiendo cristales rotos de un pasado nada idílico
Como decíamos, 2005 trajo a la luz este experimento videojueguil donde controlábamos un zombie con ganas de ver el mundo arder. Su autores, los chicos de Wideload Games, se estrenaron en la industria con este título y tuvieron muchos problemas para sacarlo adelante.
El más notorio fue que su CEO, Alex Seropian, trabajó anteriormente con Bungie y se empeñó en usar el mismo motor que dio vida a Halo. Sin embargo, solo los ingenieros de Bungie sabían utilizarlo con soltura y los empleados de Wideload Games pasaron un auténtico infierno para programar con él.
Esto se tradujo en que el juego se retrasase muchas veces generando un hype desmedido que acabó decepcionando a la mayoría. A esto hay que sumarle que fue vilipendiado por algunos sectores por fomentar el canibalismo, una locura, sí, pero ya sabemos como se las gasta este mundo con tal de culpar a los videojuegos de todo.

La venganza del comerciante despechado
Stubbs es un comerciante que se enamora de una chica en Pensilvania. Todo en la vida le va bien, su negocio prospera, su amor es correspondido… Sin embargo, su suegro no lo aprueba y decide pegarle un tiro. Así se las gastan los americanos, que os vamos a contar que no sepáis.
El señor decide enterrar el cuerpo de su yerno muerto en un descampado. Los años pasan y Pensilvania se convierte en una urbe próspera y avanzada tecnológicamente gracias a las inversiones de un filántropo millonario. Esto no evita que Stubbs decida volver de entre los muertos con ganas de venganza y acabar con toda la humanidad en el proceso.
Stubbs The Zombie es, básicamente, un parodia al ultra capitalismo presentada como un caramelo hilarante y defenestrado. El sentido del humor está muy bien traído y la representación de unos años 50 divergentes con tecnología avanzada le da un toque original e interesante.
No obstante, su narrativa no pasa de ahí. Hay escenas que sirven de introducción para algunos niveles, pero actúan de gags simplones y efímeros sin mucha trascendencia. Además, mecánicamente hablando, este juego sufre de una desconexión apabullante con la narrativa, queriendo dar libertad a la par que es super lineal y arcade.

¿Objetivo? Sembrar el caos con todas las herramientas dignas de un zombie
A los mandos, Stubbs es lento y tosco, pero también mortal, como todo buen zombie que se precie. Al principio solo podremos dar un par de manotazos y comernos el cerebro de los pobres transeúntes que intenten huir despavoridos. Conforme avancemos iremos descubriendo nuevas funciones de nuestro cuerpo putrefacto.
Por ejemplo, podremos arrancarnos un brazo y utilizarlo para explorar zonas a las que no podemos llegar, controlar mentalmente a gente desprevenida o arrojar nuestras tripas hinchadas de gases fermentados como si fuesen granadas para infectar a varios objetivos a la vez.
El juego no tiene otro objetivo que ir avanzando zonas acabando con todo a nuestro paso y activar algún que otro mecanismo. No tiene más, pero tampoco es que el título nos genere la necesidad de querer algo más complejo. Es directo, sencillo, fácil de aprender y, para que engañarnos, todo un deleite el nivel de gore que se dispensa en pantalla cuando nos damos un festín de cerebros.
Si bien, hay ciertos picos de dificultad que pueden ser frustrantes y todos motivados por el mismo problema. La IA nefasta de nuestras tropas y de las cuales hablaremos con más profundidad en el siguiente apartado.

Coleccionando zombies más inútiles que una trampa matarratones sin queso
Cada vez que matamos un humano con nuestras herramientas zombie, se levantará de nuevo en forma de zombie al cabo de unos segundos. Los mismos atacarán a todo humano que encuentren de forma automática, aunque los podemos dirigir… y aquí empiezan los problemas.
Los zombies nos hacen caso cuando les salen de sus mismísimos. A veces nos siguen y pasan de atacar a nadie, otras van en dirección contraria, en vez de atacar en manada atacan de forma aleatoria… Y claro, el juego nos pondrá situaciones donde necesitaremos una horda para poder avanzar y la experiencia se convierte en un suplicio.
Si bien es cierto que podemos hacer de tripas corazón y avanzar con Stubbs únicamente, no es recomendable, puesto que la fuerzas de la autoridad de la ciudad se irán fortaleciendo conforme el juego progrese. De pegarnos porrazos casi inútiles a venir el ejército con tanques y rifles automáticos que nos barren en un suspiro.
Un punto negro que puede condenar la experiencia a más de uno. Una lástima.

Un trabajo de remasterización de serie B
Se hace curioso que hayan decidido remasterizar un título con tan poca repercusión en su día. Aunque si bien es considerado como un juego de culto para muchos, las ventas no acompañaron y nunca hubo un movimiento que pidiese el regreso de la IP.
Sin embargo, en Aspyr Media vieron bien traer a Stubbs The Zombie de vuelta a la vida en forma de remasterización. La misma no es que sea el trabajazo supremo de las remasterizaciones. Las escenas están en formato 4:3, la resolución se exhibe a 1080p en modo televisor y 720p en modo portátil y los frames por segundo se mantienen en 30 cuadros sólidos en ambos casos.
Por lo demás, no hay ningún extra que lo diferencie del acontecido en 2005. ¿Es disfrutable? Sí, pero puestos a intentar darle flote a un juego que ya no lo petó mucho en su tiempo, hacía falta currarse la remasterización con algo más que aumentar la resolución.

¿Le sienta bien el año 2021 a Stubbs?
La verdad es que un lanzamiento que nos ha cogido a todos por sorpresa. Con este análisis de Stubbs The Zombie Remastered nos quedamos con un título que si bien es divertido y muy directo, tiene un trabajo de remasterización bastante deplorable.
Tampoco es un juego que gráficamente alardee absolutamente nada, más bien tira hacia la mediocridad, al igual que su banda sonora. No obstante, su apología a la comedia burda con un tono tan satírico y apostando por el humor negro, además de ciertas mecánicas divertidas y la curiosidad con la que se va desarrollando hacen que, al menos, sea un título con el que pasarlo bien una tarde.
Poco más se puede arañar con un título que se queda en un «podía haber dado más de sí» pero que cumple lo suficiente para pasar un par de momentos divertidos.