Desde que nació en Wii U, la franquicia de los inklings es la nueva IP que más alegrías le ha dado a Nintendo en mucho tiempo. La jugabilidad de un shooter mezclada con las ideas locas de los de la Gran N han calado hondo en Japón y en el resto del mundo. Tanto que ha hecho falta una tercera entrega para aplicar muchos de los cambios que pedían los usuarios. Y de eso va a tratar este análisis de Splatoon 3.
De lo nuevo que se ha implementado y las modificaciones que han hecho que, por fin, sea un gran juego multijugador. Porque, seamos sinceros, Splatoon 2, pese a ser un gran juego, seguía dejando mucho que desear en la forma que nos permitía jugar con amigos.
Así que vamos al lío, culpables. Que hay cosillas que contar.
Splatoon 3 es, como los anteriores títulos, un shooter. Pero uno con una jugabilidad un poco diferente ya que incluye mecánicas estrambóticas como las de nadar en tinta, armas muy locas como paraguas o un sistema de puntuaciones algo especialito. Pero a pesar de todo, sigue siendo un shooter multijugador. Y eso no cambia.
El nuevo título de Nintendo no cambia nada de eso. De hecho, mantiene todo lo que funcionó en Splatoon 2, como la jugabilidad base, el modo historia, los modos competitivos y los festivales. En ese sentido, nos encontraremos con que «nada ha cambiado».
Sí, cambiamos de ciudad (a Tintelia) y de personaje (inkling u octarian@). Pero por lo demás, la esencia es la misma.
Tendremos básicamente tres modos de juego. Por un lado el modo territorial, que es «amistoso» y que consiste en pintar más superficie que el enemigo. Por otro los combates caóticos, que vienen a ser los de rango. En este sentido seguiremos teniendo el Pez Dorado, Pintazonas, Torre y Asalto Almeja. Y por supuesto, se mantiene el loco Salmón Run.
También volveremos a ver las típicas tiendas de accesorios y el sistema de armas que teníamos antes. Las que ya existían se mantienen con el mismo funcionamiento. Así que si teníamos una favorita, seguirá existiendo.
En resumen y en general, un primer vistazo al juego nos da a entender que no ha cambiado casi nada. Pero es una mera ilusión, ya que en cuanto le metemos mano al Vestíbulo y accedemos a los combates veremos que hay muchos, pero que muchos cambios que han mejorado la experiencia del juego.
Si hay algo de lo que Splatoon y Splatoon 2 pecaban era del sistema de emparejamiento. El modo multijugador, el principal del título, ponía muchas trabas a la hora de jugar con amigos o de formar grupos de una forma casual. O tenías a los cuatro miembros… o la cosa se ponía realmente chunga.
Ahora la cosa ha cambiado bastante y nos ha dado un planteamiento muy diferente. Para empezar, es más fácil conectar con amigos y entrar en salas para jugar con ellos. Y para seguir ya no hace falta que tengamos el equipo completo. Podremos jugar con uno, dos o siete amigos. Entraremos en la misma sala y pasaremos a jugar en el mismo equipo (si somos menos de cuatro) o nos distribuirá en los dos (si hay más de cuatro). Pero, sea como sea, todo el sistema es mucho más intuitivo y rápido.
Tanto es el enfoque que han hecho, por fin, en los amigos, que en nuestro vestíbulo podremos ver rápidamente quién está jugando y pedirle que se una a nosotros con un par de pulsaciones del mando. Además, cambiar de un modo con amigos a uno por nuestra cuenta es también sencillo y directo.
Lo mismo pasa con el Salmon Run. Lo que en su día fue un verdadero tormento, ahora es mucho más fácil de acceder y de suplir. Los equipos son más fáciles de crear ya vayamos con amigos o sin ellos. Y las esperas son más reducidas.
El modo competitivo, además, nos ofrece dos modos distintos de juego. Uno en el que solo combatimos en un escenario y obtenemos unos puntos reducidos, y otro en el que hacemos una «apuesta». El modo formal nos obliga a apostar puntos de rango y a combatir hasta tener 5 victorias o 3 derrotas. Lo que primero ocurra. Y nos dan puntos en función de lo que logremos.
Eso sí, no hace falta jugarlas todas de golpe ya que es fácil echarse solo una partida y dejarlo parado para continuar luego. En ese sentido, el multijugador ha ganado enteros para los hardcore pero también para los más casuals.
Otro de los grandes añadidos, como en cualquier shooter que se preste, son las nuevas armas y mecánicas. En este caso, no es que haya especialmente nuevos movimientos en general. Pero las armas que se han incorporado le dan una nueva forma al sistema de juego.
Tenemos armas que combinan la larga y corta distancia como los arcos. Estos son grandes entintadores que funcionan muy bien en este sentido para pintar zonas. Pero aunque son poco potentes en principio, si se cargan pueden hacer casi tanto daño como un rodillo de cerca y llegar bastante más lejos que cualquier N-Zap.
También nos encontramos con «espadas», que pintan en vertical y horizontal. Al igual que los arcos le meten una combinación de «cerca-lejos» bastante interesante. Son rápidas y potentes cuerpo a cuerpo, pero son capaces de llegar mucho más lejos que los pinceles, lo que las hace muy versátiles.
No se quedan cortos los absorbe tintas, los paraguas u otros que hay por ahí y están por llegar. Realmente hacen que tengas que cambiar tu concepto de juego porque le dan la vuelta al sistema de combate antiguo.
Las nuevas secundarias tampoco se quedan fuera de los cambios, pero lo que más se modifican son los ataques especiales. Hay muchos de ellos que antes nos volvían locos (como la lluvia de tinta) que ahora apenas se usan. Por el contrario, han aparecido nuevos como los «mechas». Que tenemos un robot cangrejo con metralleta incorporada y cañones muy potentes, culpables. ¡Robots cangrejos!
La gran variedad de armas especiales ha hecho que las mecánicas de pintazonas y competitivos sean distintas. De hecho hay muchos más ataques que llegan al otro extremo de la pantalla incluso desde el inicio del combate. Así que cuidado si no estás acostumbrado.
Si el Salmon Run ya lo rompió todo en Splatoon 2, ahora vuelve con mucha más fuerza que antes. Y es que se ha mejorado y le han incorporado muchos más Grandes Salmónidos a los que derrotar.
Las mecánicas son de todo menos repetitivas. Y aunque tengamos la jugabilidad base que no se ha tocado, los escenarios nuevos, dos nuevos eventos ambientales y los jefes le dan un toque de aletoriedad que no teníamos antes.
Los Grandes Salmónidos «Viga» y «Chapotero» se unen junto a los gigantescos eventos especiales a los que ya existian anteriormente para darnos caña.
Además, una simple mecánica nueva como el lanzamiento de alevines hace que la estrategia cambie, y mucho. Ahora podremos lanzar a los tesoros que capturemos a otros compañeros o a la zona de recolección. De esta forma podremos hacer una cadena, salvar los alevines de ser secuestrados o incluso intentar alguna «canasta» in extremis.
Si hablamos de jugabilidad mejorada, hasta aquí hemos llegado. Pero es que Splatoon 3 incorpora nuevas cosas. Entre ellas el combate carterritorial. Esto es, un juego de cartas en el que, por supuesto, hay que pintar más zonas que el contrario.
En este modo de juego, totalmente independiente, tendremos que enfrentarnos a otros jugadores con una baraja de 15 cartas que podremos editar mientras conseguimos sobres y vamos subiendo de nivel. Cada una de ellas implementa una serie de casillas que se pintarán de nuestro color.
En cada turno tendremos que elegir una carta y una posición dentro de un tablero cuadriculado siempre que esté unida a una casilla de nuestro color. Luego, se revelarán las cartas que hemos elegido y la de nuestro oponente. Si no se superponen, se colocan a la vez. Si alguno de los cuadros que hemos elegidos se comparten entre los dos, habrá que decidir cuál gana.
Con esta mecánica simple, que luego se complica con movimientos especiales, ataques que sí pueden quitarle casillas al oponente y demás, Nintendo ha conseguido un juego «secundario» que realmente engancha, y mucho.
Como hemos dicho, se trata de un modo completamente a parte, no necesario para el modo online normal, y que tiene sus propias recompensas y niveles. Por lo que, si no te apetece darle, no hace falta que lo hagas. Pero ya te aviso que te pierdes un gran modo de juego.
No me quiero despedir del análisis de Splatoon 3 sin afirmar que el modelo de recompensas es bastante interesante. En esta ocasión, además de nuestros logos y títulos, tendremos una taquilla que podremos personalizar.
Conforme subamos de «nivel de accesorios» tendremos la posibilidad de comprar pegatinas o decoraciones para nuestra taquilla. Incluso podremos poner en ella todo tipo de armas que hayamos comprado o ropa y equipo.
También se nos irán dando pegatinas por los logros que vayamos consiguiendo en todos los modos. Esto es, en el modo historia (donde también nos dan cartas), el modo carterritorial o los normales online y con amigos.
Por supuesto, los festivales nos darán los suyos propios, así que atentos a cuando se vayan celebrando porque, a diferencia del de prueba que se hizo antes del lanzamiento, las recompensas son suculentas. ¡Y si teneis amiibo de Splatoon no dejéis de usarlos. Que dan mucho equipamiento.
Hemos hablado de casi todo lo bueno que tiene Splatoon 3 y de cómo cambia la jugabilidad gracias a los nuevos sistemas, armas y elementos que llegan. Pero hay cosas que se siguen quedando por detrás. Y es que los gráficos no han cambiado absolutamente nada.
Lo notamos en muchos de los escenarios, que son reusados de Splatoon y Splatoon 2 y en los modelos de los inklings y demás. Da la sensación de que Nintendo Switch ha llegado al techo técnico que le permite un juego online de estas características, porque a pesar de la fluidez, no vemos cambios por ningún lado.
Eso sí, eso no quita que los distintos escenarios de combate sean detallados y tengan un diseño realmente interesante. Plataformas movibles o cambios que ocurren en el último minuto hacen que tengas que cambiar la estrategia… aunque sea con píxeles en pantalla.
El apartado sonoro tampoco cambia de estilo. Seguimos con una música pop «calamar» peculiar pero en la que realmente destacan las que lo hicieron en el primer Splatoon. Quizás Tentacle to the Metal sea la más carismática de la que nos han presentado. Splattack! sigue siendo el mejor tema de calle de la saga. Y eso parece que va a seguir siendo así durante mucho tiempo.
Splatoon 3 es un juego que cambia muchas cosas, a pesar de que en un principio parezca que no. La saga de Nintendo ha conseguido asentarse y ser de lo más vendido de la consola con diferencia, enfrentándose a Zelda o Mario con todas las de la ley.
Esta entrega, además, parece servir de broche final de la saga para una Nintendo Switch que sigue exprimiendo sus últimos cartuchos con mucha potencia. Es, quizás, el juego online que más partido le saca a la consola y se nota. Han conseguido optimizar los servidores y el modo online, hacer más fácil jugar con amigos (casi imposible en el primero) y disfrutar a tu propio ritmo.
La cantidad de contenido, modos, escenarios y armas es abrumadora. Y esto hace que puedas elegir lo que más te guste. Competir, jugar por jugar o hacer un Salmon Run. Incluso pasar de todo y darle a las cartas.
En definitiva, a pesar de que el cambio gráfico es nulo y la base se mantiene fuerte, las mejoras añadidas y los modos hacen que sea la mejor entrega de la saga.
Habrá que ver cuánto la cuida Nintendo esta vez, porque a Splatoon 2 le dio mucho contenido. Esperamos que dure, al menos, hasta el final de Nintendo Switch y, quién sabe si algo más.
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