Análisis de Songbringer para PlayStation 4

Si te gusta explorar mundos infinitos en solitario o con un amigo, lee con atención este análisis de Songbringer para PlayStation 4.

No tenemos nunca suficientes rogue-lites. Poder jugar a tu juego favorito una y otra vez y que cada vez que lo hagas sea totalmente diferente, le da una vida casi infinita. Si te gusta el género y las aventuras especiales, lee nuestro análisis de Songbringer para PlayStation 4. Puede que hayas encontrado tu juego.

En uno de sus múltiples viajes por el espacio, el explorador espacial Roq y su fiel robot Jib, acaban estrellándose en el planeta Ezkera. La hostilidad se hace evidente desde el primer momento en el que ponemos un pie en el planeta, pero tras encontrar una misteriosa espada que resuena con cada uno de los movimientos, tendremos que conseguir volver a nuestra nave Songbringer, mientras descubrimos los oscuros secretos del planeta y nuestras habilidades y memorias ocultas.

«La perspectiva hará que los combates sean más complicados de lo necesario.»

Una de las mayores curiosidades que nos brinda Songbringer es su generador de mundos. Cada mundo está formado por palabras de seis letras con lo que las combinaciones son unos cuantos millones. Mi primer mundo “CARPET” (alfombra), me ha colocado en un mundo montañoso, pero con algunas zonas desiertas. Esto, que parece una tontería, influye enormemente en los enemigos que nos encontraremos y cómo podremos avanzar por las zonas.

Una aventura difícil de explorar

Como buen rogue-lite tendremos que eliminar los enemigos que nos encontremos y conseguir diamantes para comprar nuevos objetos. Estos objetos mejorarán a nuestro protagonista o a Jib, al robot, que le permitirá realizar nuevas habilidades, abriéndonos nuevos caminos en ciertas ocasiones. Sin embargo, la elevada dificultad en los primeros momentos del juego pueden echar para atrás a los más impacientes.

Los combates a veces juegan demasiado en nuestra contra debido a unos controles no muy bien implementados y que parecen responder con un cierto retraso a nuestras pulsaciones. Aparte, la perspectiva hace que acertar a los enemigos resulte complicado. Por otra parte, el buen humor y lo original que tiene el juego hace que sigamos adelante. El hecho de que Roq pierda su camiseta en el accidente de su nave (y hasta él se pregunte dónde está) pero que su sombrero de copa esté intacto es, cuanto menos, curioso. Además, los “corazones” que marcan nuestra vida son sustituidos por dientes. Y los objetos curativos son frutos alucinógenos que nos permitirá ver “otras” dimensiones.

Songbringer no se toma muy en serio a sí mismo y lo absurdo es un contínuo. El hecho de que aprendamos a Meditar tras la primera vez que tomemos un fruto alucinógeno, nos da un tono general del juego. Sin embargo, la aleatoriedad del juego, tanto en su concepción como en la generación del mundos no está siempre presente. Los diferentes jefes a los que nos enfrentaremos en nuestra aventura seguirán un orden predeterminado y se encontrarán en los mismos lugares.

«Algunos de los jefes son espectaculares.»

Un mundo pixelado para una aventura espacial

Visualmente, Songbringer nos recuerda desde el primer momento a The Legend of Zelda. Su vista cenital y la división de sus escenarios (incluido su minimapa) es un constante homenaje a las aventuras en 2D de Link. Incluso la transición entre las diferentes pantallas es similar a la aventura de Nintendo. A pesar de que el pixel-art del que el juego se enorgullece es realmente bonito, la falta de originalidad ataca a los enemigos. Tendremos unos que son bastante interesantes, especialmente los nativos del planeta. Sin embargo, algunos enemigos son los típicos limos de colores que no aportan nada. Los jefes, por otra parte, sí que resultan especialmente llamativos.

Songbringer es una delicia sonora. Sobre todo si os gusta la música retro. Lo mejor de la banda sonora es que la misma se va modificando a medida que vamos usando la espada. Los movimientos que realizamos para atacar los enemigos tendrán su propio efecto sonoro para ir al compás de la música. Algo que resulta realmente curioso pero que no deja de ir más allá que el simple gimmick.

CONCLUSIONES DEL ANÁLISIS DE SONGBRINGER

Songbringer es un juego interesante si eres fan de los rogue-lites. Sin embargo, decisiones tomadas erróneamente y algunos problemillas en el control no consiguen llevarnos del todo a las estrellas.

Gráficos
6.5
Sonido
7
Jugabilidad
6
Diversión
6.5
Nota de lectores0 Votos
0
POSITIVOS
Mundos infinitos por recorrer sólo o acompañado
Un diseño original y diferente
Homenajes continuos a otros videojuegos
NEGATIVOS
Problemas con el control
La perspectiva no ayuda al jugador
6.5
Xavi Martínez

30. Filólogo inglés, traductor, kendoka y posible homersexual. Mi género favorito son los juegos de rol (malos, buenos, occidentales, orientales…) y puedo llegar hasta completarlo varias veces. Me encantaría vivir en el mundo de Dark Souls o de Dragon Age, al lado de Toro de Hierro.

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