Os traemos el análisis de Song of Horror, un juego de terror que rompe con moldes y brilla con luz propia.
Cuando se trata de contar historias de miedo, parece que ya está todo (o casi todo) hecho. Sin embargo, en el mundo del videojueo hay cosas que aún se pueden explorar. Y eso mismo es lo que han demostrado los chicos de Protocol Games con su recién terminado juego. Y es que ahora que ya ha salido el quinto episodio, os traemos este análisis de Song of Horror que nos ha dejado muy buen sabor de boca.
No nos referimos únicamente a lo que nos han contado. Eso, dependiendo de lo curtido que estés en películas, series o libros de terror puede que sea lo de menos. Lo más impactante de este juego es el cómo te lo cuentan y el cómo lo debes de jugar tú.
https://youtu.be/20xHEYb2_Es
Terror psicológico
El género del survival horror, o los jueguicos de miedo, como les llamamos los menos expertos en esto, ha ido cambiando muchísimo en la actual generación. Han tenido que llegar los indies con ideas nuevas y alejadas de lo que sagas como Resident Evil nos estaban marcando para que las «grandes» se lo tomasen de nuevo en serio.
Song of Horror continúa con esta línea que han marcado títulos como Outlast y que se mueve más en el ámbito del terror psicológico que en el del físico o real. Y hay que admitir que los puñeteros lo hacen realmente bien.
La historia, sin ánimo de spoilearos nada, comienza cuando empieza a desaparecer gente. El denominador común es que todos han escuchado la melodía de una caja de música. A partir de esto, poco a poco nos vamos metiendo en un embrollo cada vez mayor y que nos va a poner al límite.
Puzles, situaciones tensas, eventos aleatorios y una ambientación redonda es todo lo que necesitamos para acabar dentro del juego al cien por cien. Y el resto… ya os lo podéis imaginar. Sustos, tensión, errores, prisas, mandos volando por la casa y muerte. Sobre todo muerte. Y de la chunga porque este juego tiene muerte perpetua.
¿Difícil o desafiante?
Una de las características que tiene este juego es que para llevarlo a cabo tenemos una serie de personajes fijos que solo cuentan con una única vida. Es decir, la muerte, si se llega a dar, es permanente. Esto significa que si uno de nuestros protagonistas la palma por algún motivo (que hay varias formas de hacerlo) tendremos que elegir a otro de los restantes para continuar con el camino marcado.
Si por cosas de la vida (o de la puñetera caja de música, mejor dicho) no nos queda ninguno, tendremos que empezar el capítulo desde cero con todo lo que ello conlleva: puzles, recorrido, objetos y secretos.
El juego nos permite configurar la dificultad inicialmente para que, en caso de que esto nos parezca demasiado, no haya muerte definitiva. Este modo lo que hace es que si muere un personaje automáticamente pasamos a continuar en el último punto de guardado y santas pascuas.
Evidentemente, y dejando de lado que cada uno juega como le da la gana (o como el tiempo que tiene le permite), sí que es cierto que si elegimos este modo de juego la jugabilidad se ve muy resentida. Y es que Song of Horror está pensado para que sintamos tensión en todas y cada una de nuestras decisiones. Desde abrir una puerta hasta inspeccionar una bañera o mirar un espejo.
Todo en el juego, si no se hace con cuidado, puede provocar que muramos. Porque, al fin y al cabo, somos meros humanos luchando contra algo sobrenatural y poderoso. No somos superhéroes que sobreviven al encuentro cara a cara con algo que crea dimensiones, vaya. Por esto, la muerte permanente hace que seamos mucho más cuidadosos si vemos algo «raro». No es tan fácil entrar en un baño en el que escuchamos ruido dentro si sabemos que, si abrimos, podemos perder al personaje definitivamente.
Si eliminas esa posibilidad, estás dejando de lado gran parte de la tensión que genera el juego. Y rápidamente te darás cuenta de que, aunque avanzas en la historia, hay algo que cojea con todo ello.
Mira, escucha …. y corre
Song of Horror es un juego que nos invita a hacer las cosas con cabeza. Y con oído. Bueno, y ya que estamos también con un poco de vista. Todo en este juego es importante. Y eso incluye unos buenos cascos, una iluminación decente y alguien que esté al lado tuya riéndose de ti cuando te pegan un susto. En realidad esto no es necesario, pero ayuda a que uno intente hacer las cosas bien mientras juega.
Las mecánicas del título buscan que no vayamos a lo loco por los escenarios que nos presentan. Estar atentos a los ruidos que se generan tras los muros, puertas o escaleras. Aguantar la respiración cuando el mando vibra tanto indicando que se nos va a salir el corazón por la boca. Y, por supuesto, correr como descosidos cuando algo aparece y nos persigue.
En definitiva no es un juego para pasarse en media hora, sino más bien para intentar descubrir por uno mismo dónde se encuentran aquellos elementos que le van a dar sentido a toda la historia. Descripciones, recovecos, detalles que encontraremos solo si miramos bien las paredes o el suelo… Todo da información en Song of Horror. Y todo es digno de ser mirado porque engancha desde el minuto uno.
Los detalles están cuidados al máximo en muchos sentidos y no solo los «sustos» planificados del juego nos harán brincar. Muchos elementos son aleatorios y nos pillarán por sorpresa. Y os puedo asegurar que son los más terroríficos.
Todo tiene su precio
Por desgracia, hacer este tipo de jugabilidad implica que hay elementos que chirrían bastante a la hora de ponerlos en práctica. Sí que es cierto que la muerte permanente consigue darle un toque de tensión al título muy interesante. Sin embargo, cuando ocurre y tenemos que hacer un relevo de personajes, la cosa no termina de cuadrar tanto.
El principal problema es que muchos de los protagonistas son introducidos directamente, sin una presentación. Su historia llega a través de un pequeño texto y que no termina de ayudarnos a conectar con ellos. Además, a la hora de introducirlos en la trama y de continuar el juego por donde lo dejó su difunto predecesor (o predecesora), el guion hace aguas por todas partes.
La solución que buscaron los desarrolladores es usar el truco de «¡oh, pasaba por aquí y vi estas cosas y me las quedé!» Es decir, que cuando alguien muere, su cuerpo desaparece y quedan las cosas que había encontrado en la casa y que nos ayudarán a solucionar los puzles.
Esta falta de preámbulo por parte de la mayoría de personajes hacen que uno desconecte temporalmente cuando ocurre y que rompa el clímax que se ha formado hasta ese momento.
Haciendo una mecánica con distintos personajes y con muerte permanente, esas conexiones deberían de haber estado más trabajadas. Pero, por suerte, solo son detalles que no tienen repercusión en la historia final pero que habrían quedado mejor si hubiesen tenido más trascendencia.
Las animaciones son otros elementos que también son demasiado artificiales. Todo lo detallado que están los entornos, los sonidos, el ambiente y la música están a un nivel bastante superior al gráfico y a la animación de los protagonistas.
No es tampoco un elemento que te saque de partida, pero se ven las limitaciones del estudio que lo desarrolla. Aún así, más que ser un fallo a tener en cuenta es un punto a valorar por el enorme trabajo que han realizado en todos los aspectos.
Tal y como suele pasar, abarcar demasiado puede ser incluso peor que dejar algo a un nivel inferior. Y en este caso se agradece porque el nivel
Conclusiones del análisis de Song of Horror
Song of horror es un juego espléndido. Consigue que el survival horror sea, realmente, un juego de supervivencia y terror. Las mecánicas que incluye, los eventos aleatorios, los puzles y la historia son capaces de capturarte desde el minuto uno.
Es un título que pone mucho mimo y mucho empeño en la ambientación. Escenarios, sonido, ruido, iluminación… todo lo que hace que te metas en el juego está al alcance de tu mano. Y eso hace que los elementos que están menos pulidos pasen desapercibidos incluso cuando son algo más «escandalosos».
Podríamos decir que Song of Horror es un juego que, tras llegar a su final, ha dado una lección a esas grandes superproducciones que empezaron a «desviarse» del camino y a pensar que el género de terror tenía que ser todo vísceras y sangre.
Porque, sed sinceros. No hay nada más aterrador que no saber qué hay detrás de esa puerta. Sobre todo cuando sabes que, a lo mejor, lo que haya allí te puede matar.