Si lo vuestro son el sigilo, los mundos abiertos y la estrategia, no os perdáis el análisis de Sniper: Ghost Warrior 3. Puede que sea un título que debáis contemplar en vuestra biblioteca.
Puede que cuando penséis en un juego relacionado con francotiradores, os vengan a la cabeza situaciones muy estáticas. Por suerte en este análisis de Sniper: Ghost Warrior 3 descubriréis que para cumplir con las misiones que nos encomiendan tendréis que hacer de todo, menos quedarnos quietos.
Nos encontramos delante de un shooter que no luce precisamente por tener una historia brillante que toque la patata. Sin embargo, entre misión y misión podremos disfrutar de escenas que quizás nos hacen coger un poco de cariño a nuestro protagonista.
Sigilo y estrategia
Algo presente en el resto de entregas también y que no me ha decepcionado como jugadora reincidente. Teniendo en cuenta el papel que ejercemos como francotiradores, estos dos puntos son cruciales. No podemos andar como kamikazes por ahí y aunque cueste hacerlo bien si venimos viciados de otro tipo de juegos, cumplir limpiamente los objetivos es todo un logro.
Ha sido un alivio poder contar con la ayuda de un dron para intentar pasar desapercibido. Está claro que Ci Games ha sabido cuidar a su público y este nuevo detalle le ha aportado frescura al juego, además de facilitarnos la vida a los patosos como yo. No es lo mismo andar como un pato «mareao» buscando enemigos, que localizarlos con el dron.
Obviamente no todo podía ser un camino de rosas. Si no vamos con cuidado o nos acercamos demasiado a los enemigos, nuestro pequeñín será detectado y destruido. Y si eso ocurre, ya podéis poner los pies en polvorosa y huir o la misión se irá al carajo.
Hackers en toda regla. De nuevo un detalle que aporta aire fresco a la saga y sin duda algo que muchos veníamos pidiendo desde hacia tiempo. Sniper: Ghost Warrior 3 nos permite hackear cámaras de vigilancia en lugares cerrados. El hecho de poder localizar a los malotes para luego ir a por ellos tranquilamente es otra muestra de que esta tercera entrega supera a las anteriores.
Sucedáneo de mundo abierto
El talón de Aquiles de las precuelas de Sniper: Ghost Warrior 3 siempre han sido la falta de libertad entre misiones. O lo que viene a ser esa sensación de seguir un caminito de cabras sin posibilidad de perderse. En este caso esta sensación la encontraremos un poco más escondida. Cogeremos un todo terreno y la podremos liar desviándonos del camino. Suerte que no explota si lo golpeas, porqué habría ardido Georgia conmigo.
Suma y sigue. Poder hacer el cabra con el coche y saber que disponemos de un mapa totalmente abierto para explorar es otra muestra de innovación. Está claro que existe una historia principal y si o si debemos realizar las misiones de ésta.
Sin embargo, saber que contamos con plena libertad para chafardear los distintos interrogantes que nos muestra el mapa hace que podamos pasar horas jugando sin aburrirnos. De todos modos, no penséis que esto es como un rally. El coche únicamente avanza, retrocede y se choca contra los árboles en mi caso. Cumple su función de llevarnos a donde queramos del mapa.
Piso franco, un lugar mágico
Cuando os hablo de que gozamos de un mundo abierto y libertad, no lo digo únicamente porque podamos gastar gasolina a tutiplén explorando el mapa sin que se agote. Podremos mejorar nuestras armas, cambiar nuestro equipo. ¿Que no quieres realizar la misión a plena luz del día porqué crees que serás un blanco fácil? Pues te echas una siesta y sales a la hora que quieras a por ella. Uf, estas balas son muy ñarders pues me hago otras.
Además para los amantes del arco o simplemente aquellos que creáis que un arma semi-automática no es mano de santo en misiones de sigilo, poder elegir un arma secundaria distinta le hace sumar puntos positivos. Ci Games quería que este fuese su juego triple A.
Quizás no lo haya conseguido porqué todavía faltan detalles que pulir. El hecho de tener que venir hasta el piso franco para poder continuar con la misión principal rompe un poco el mundo abierto. Sin embargo creo que hacen bien sus deberes y tras unas cuantas horas, seguí con ganas de más. Sensación que no tuve en las precuelas.
Disparar, cosa de profesionales
Qué sería de Sniper: Ghost Warrior 3 si no pudiésemos calcular cosas como por ejemplo el desvío del viento, la elevación del disparo, el zoom, etc. Por eso, acabar con los soldaditos que encontremos en una misión será de lo más entretenido y si lo clavamos con un disparo en la cabeza podremos disfrutar de una animación que os dejará boquiabiertos. Dejando de lado el momento «bala atraviesa cabeza», ver en primer plano como la bala se desliza hacia el oponente es digno de admirar.
Desde acertar blancos casi imposibles de ver hasta disparar dos personas en un solo tiro. Las cosas se van poniendo turbias a medida que avanzamos en la historia y aunque casi siempre sea lo mismo, lo hace interesante. Nunca sabes qué te espera cuando llegas a una zona.
En este punto está claro que la mejora está en los detalles gráficos. Sigue siendo el mismo, pero nos acerca un poco más a la realidad de los ojos de un francotirador apunto de disparar. Personalmente otro punto positivo. Además a medida que avancemos podremos cambiar nuestro arma principal. Esto conlleva que podamos variar entre armas que permiten más alcance o que simplemente nos dejan modificar el zoom. Otro detalle que nos ofrece libertad al jugador.
Esta saga nunca se ha caracterizado por tener una gran dificultad al disparar. Fácil e intuitivo, hasta la persona que juegue por primera vez sin haber tocado los anteriores, sabrá cómo debe hacer las cosas. Toda la información necesaria la tendremos en pantalla y un par de retoques en la altura, la posición de la mira o el zoom nos convertirán fácilmente en profesionales.
El juego para los que tienen paciencia de santo
En resumen Sniper: Ghost Warrior 3 me ha gustado. En ocasiones se vuelve repetitivo, pero para qué engañarnos, el propio título hace acopio de lo que nos espera. Ser un francotirador con misiones que cumplir. Permanecer como un fantasma, invisible, esperando poder acechar nuestra presa.
Por suerte, el poder andar con el coche a donde queramos le aporta un toque de frescura muy necesario. Ser un buen estratega, tener paciencia y saber cuándo dar el paso de disparar son lo más importante en este juego. Cambiar tu equipo y adaptarlo a la situación e incluso decidir a qué hora salir a por los malos.
Todos estos detalles hacen que no pares de realizar cosas y se te pase tranquilamente el tiempo. He estropeado misiones por ser una burra y andar con poco sigilo o en campo abierto hacia las zonas que me pedían. Aunque que esto pueda ocurrir es otra señal de que el juego está bien cuidado. Además bonito lo es un rato gracias, en parte, al motor de Cryengine.
Para terminar con el análisis, quiero destacar lo bien cuidados que están los efectos de sonido de las armas, el respirar de nuestro protagonista al apuntar. Estos detalles si no se cuidan bien, hacen que la cosa se quede sosa. Punto positivo para CI Games.
Culpables, si no sois asiduos a este tipo de juegos siempre os quedará probar otros como por ejemplo The Sexy Brutale que también ha recibido nuestro amor.