Siempre se agradece ver nuevas propuestas que sigan los pasos de Ace Combat. Veamos con el análisis de Sky Gamblers: Afterburner si esta en concreto funciona.
Como decimos, la oferta de títulos que apuestan por la simulación aérea no es demasiado boyante. Es por tanto que toda nueva propuesta que decida dar el paso a este género siempre será bienvenida. No obstante, no todo el mundo tiene el talento de Team ACE para surcar los cielos virtuales. ¿Es Atypical Games una de las elegidas para ello? Comprobémoslo con el análisis de Sky Gamblers: Afterburner.
Aviones, cascotes y explosiones sobre el Pacífico
Si algo nos queda claro es que los indies rara vez se hacen de notar por su acabado gráfico. Lo normal es que apuesten por destacar en lo artístico, siendo campos donde experimentar con nuevas técnicas y colores. En el caso de este Sky Gamblers, no está el horno para bollos.
Ni en lo gráfico, donde el texturizado, resolución, efectos, físicas, modelado y tratamiento de los menús es un completo horror, ni en lo artístico, carente de total personalidad. Intentar copiar con fuerza a Ace Combat pero no consigue llegar ni siquiera a su tono tan depurado, quedándose más cerca de un vulgar shooter de smarthphones.
Hay ciertos detalles concretos que se salvan e incluso sorprenden, como el tratamiento del viento o el fuego, pero insuficientes para salvar un apartado que casi consigue perforarte las retinas. Y ojo, que tiene ideas buenas como que el fuselaje de los aviones muestren agujeros de balas y otros detalles un tanto inusuales. Lástima, porque debido a la pobreza con la que se dispensan estos efectos, solo se consiga ensuciar todavía más el acabado.
Si la Switch lo corre, para que matarse más
Una de las cosas que más reconfortan cuando jugamos un simulador de combate aéreo, es sentir la fluidez a la hora de maniobrar nuestros pájaros. Saber plasmar la tensión de las dogfights es imperativo en todo juego que se precie del género, creando un micro-clima donde te encierras y te concentras, desatando tus reflejos mientras la gota de sudor se desliza de tu frente al vacío.
Dicho micro-clima se nutre de una fluidez que demanda un estándar de 60 cuadros por segundo. A la mínima que baje un frame, se nota una barbaridad y esto puede condicionar a la pérdida de concentración, con la consiguiente falla de la maniobra.
Pues bien, Sky Gamblers es justo la antítesis de lo citado. Se nota que busca en todo momento alcanzar los 60 frames, pero no solo los alcanza en muy contadas ocasiones, sino que las rascadas son brutales a niveles cósmicos. Bien se puede pasar de una constante de 40 frames a caer a 10 cuadros en un giro precipitado para perseguir a un bandido. Esto es algo criminal que sepulta por completo la experiencia si buscamos disfrutarla siguiendo las normas del género.
Extrema sencillez en las mecánicas
Viendo lo anterior, enfrentarse a escuadras aéreas sin poder realizar dodges, contra-puntos y lidiar con el estado de vacío, podría tornarse en un auténtico infierno, cuanto más dada la paupérrima optimización que lastra el programa. Podemos estar de… ¿Suerte? porque la ausencia de todas estas mecánicas hacen que el juego te limite a una serie de ideas, supersimples, las cuales aprovechar para salir airosos de las contiendas.
Por una parte, la munición es infinita y podremos cambiar de misil cuando queramos, optando entre 2 posibilidades que deberían mostrar sendas diferencias. La realidad, es que quitando el número de objetivos a abatir, no hay más, siendo posible acabarte el juego con modelo estándar de cohete sin muchos problemas.
Al no haber dodges ni esquives aéreos -los misiles te siguen de forma robótica hagas lo que hagas- el juego te brinda bengalas infinitas recargables mediante un medidor de tiempo. Es decir, que la experiencia se limita en fijar bandidos y otros objetivos, para descargarles todos los misiles que tengamos y lanzar bengalas cada vez que el sistema nos avise del seguimiento de un proyectil enemigo.
Podemos elaborar estrategias muy básicas con los acelerómetros del avión, para virar más rápido, pero la verdad es que pudiendo girar con los frontales y el avión apostado, no necesitamos echar mano de ellos. No hay mucho más, tendremos que ir cumpliendo objetivos durante el transcurso de las misiones que nos indiquen con pequeñas escenas de cámaras fijas, o mediante portraits de nuestros superiores generando diálogos insulsos.
Bien pertrechado en contenidos
Otra cosa no, pero Sky Gamblers, en contenido, nos va dejar bien satisfechos. El juego cuenta con una buena cantidad de misiones a cumplir, un editor bastante generoso para nuestros pájaros, una lista interesante de aviones para coleccionar y un modo online de hasta 16 jugadores.
El modo editor nos permite jugar con patrones y colores para el avión, crear nuestros propios emblemas y muchas más pijadas para destacar entre los demás jugadores del modo multijugador.
Dicho modo no es que tenga mucha gente peleándose por entrar, sin embargo, las partidas que hemos podido probar las sentimos muy soporíferas. Los mismos problemas que os citamos de las mecánicas se notan aquí con mayor gravedad, ya que una IA estúpida es fácil acribillarla sin precisar muchos esfuerzos por nuestra parte. Pero cuando hablamos de jugadores, esto se convierte en un juego de azar, donde el primero que pillemos con el enfriamiento de las bengalas, sentirá el terror de nuestros misiles.
Revisad el paracaídas, porque el aterrizaje va ser forzoso
Sky Gamblers: Afterburner no consigue llegar a los mínimos que demandan los fans del género de la aviación. Una jugabilidad extremadamente sencilla, hospedada por una optimización tortuosa y un acabado gráfico horripilante.
La saga tiene su fama en teléfonos móviles e igual debió quedarse ahí, porque en Switch se puede conseguir mucho más que un simulador que sufre por mantener un framerrate estable.