Para llegar al corazón de una chica, hace falta ser hábil. Os contamos cómo lograrlo en nuestro análisis de Senran Kagura: Reflexions para Nintendo Switch
Nintendo Switch es una consola que tiene muchas capacidades. Desde poder llevársela a cualquier lado, hasta unos Joy-Con la mar de versátiles que permiten vivir más la experiencia de juego. En esto último se quisieron centrar los chicos de Marvelous, intentando explotarlo al máximo en uno de sus inminentes juegos. Y como no podíamos desaprovechar una oportunidad así, ahí va nuestro análisis de Senran Kagura: Reflexions para Nintendo Switch.
Una historia profunda, muy profunda
La saga Senran Kagura siempre ha sido una saga… atípica. A fin de cuentas, pese a ser entretenida en su jugabilidad, lo que más llama su atención desde un primer momento es el contenido ecchi de cada uno de sus juegos. Da igual a dónde mires, vas a ver a una chica con una pose comprometida, pechos bamboleantes o gritos extraños. Aunque, como decimos, el juego tenía una jugabilidad la mar de entretenida. Sin embargo, ¿qué pasa cuando decides lanzar un Spin-off de la franquicia en la que omites toda esta parte? Pues que salen cosas como este Senran Kagura: Reflexions.
Desde que encendemos la consola, vemos como esto va a ser así. Para empezar, ya no tenemos la variedad de shinobis de la que hacían gala sus otras aventuras. Ahora sólo tenemos a nuestra disposición a Asuka, una de las protagonistas. Aunque, claro está, podremos cambiar detalles de su aspecto para darle otro aire. Por no hablar de su atuendo, incluyendo, por supuesto, la ropa interior, faltaría más. Asuka siempre ha sido un personaje simpático, recurrente en la saga, pero aquí pierde toda sus capacidades en pos de ser un maniquí para el jugador.
Doctor, me duele aquí
Y es que de eso va Senran Kagura: Reflexions, de toquetear. Quién sabe, quizás sea un buen ejercicio para los futuros estudiantes de medicina, en los que conocer el cuerpo humano y las reacciones del paciente son indispensables. Pero para el resto de los mortales no será un ejercicio práctico, sino, como decimos, un juego de toqueteos. Pero no creáis que esto ocurre así porque sí, no. La premisa del juego es que a nuestra querida Shinobi le pasa algo, que no sabe definir lo que es. Nosotros, como buenos samaritanos, debemos ayudarla a superar esto.
Para ello, haremos uso de nuestras habilidades como fisioterapeutas. Pero eh, esto debe hacerse paso por paso, la delicadeza es crucial para el paciente. Así, comenzaremos con un tierno masaje de manos para ponernos en sintonía con la chica. Pero sintonía literal, ya que dependiendo del punto en el que nos centremos, nos trasladaremos a una versión de Asuka u otra. Vamos, que viajaremos entre sus sueños al toquetearle las manos. Si la quiromancia tiene algo de esto, que me lean todas las manos que quieran.
Pasado este punto, y elegida la faceta de la chica a abordar, pasaremos a un examen más exahustivo. Básicamente se pondrá una escena con una excusa barata para toquetearla a nuestro gusto. Dependiendo de dónde lo hagamos y cómo lo hagamos, la shinobi reaccionará de una forma u otra, mostrando diferentes colores en pantalla. Esto repercutirá, básicamente, en el final del juego. Aunque esto se limita únicamente a unas frases distintas u otras.
Pero ojo, existe una tercera modalidad de masaje, el deluxe. A él llegaremos tras llegar a un máximo en el punto anteriormente nombrado. En él, usaremos distintos aparatos que desbloquearemos para masajear a la chica en zonas concretas. ¿Para qué sirve? Para nada. No, en serio. Sólo sirve para regalarte una dosis de fanservice y que hagas uso de los Joy-Con. No afecta en nada al medidor, e incluso llegado a cierto punto puedes saltártelos sin problemas, por lo que se ve ahí la tamaña importancia que tiene. Nótese la ironía.
Si, yo muevo mucho esto… ¿pero para qué?
Y es que realmente esta es la pregunta que te haces cuando juegas a Senran Kagura: Reflexions. ¿Para qué hago todo esto? Para sacar una imagencita y ya está. Punto, no hay más. No lo negamos, jugarlo puede ser divertido, pero por lo absurdo de su planteamiento. La única finalidad que encierra, sinceramente, es ver como le botan los pechos a Asuka con cada movimiento. En los juegos anteriores, al menos, tenía trama.
Y aquí encontramos el problema. La capacidad que tiene este Senran Kagura a la hora de explotar la capacidad de los Joy-Con es asombrosa. La vibración de estos, el que dependiendo de si giras o agitas el mando las manos actúan de una forma u otra… son elementos que te hacen pensar en por qué no hay muchos más juegos que exploten tanto esto. Usarlos de esta forma ha sido realmente divertido, y el limitarlo sólo a esto lo hace parecer una pérdida. Esto no sería así si, al menos, las partes en las que se hace uso pueden omitirse libremente. ¿Dónde queda la jugabilidad entonces?
Nos quedamos con un juego en el que poner poses y poner roja a una chica. Porque sí, esas son el resto de opciones que pone el título fuera de la «historia». Un modo foto en el que cambiar de aspecto y pose a Asuka. Las divertidas funcionalidades de los Joy-con, cuando se nos invita a darnos brío en un determinado tiempo, se van a paseo. Pero ey, mira cómo se le transparenta la ropa cuando la mojamos con agua al darle a un botón.
Conclusión del análisis de Senran Kagura: Reflexions
Es difícil categorizar un juego de esta índole. A fin de cuentas, su principal, y prácticamente único atractivo es el fanservice. Lo cuál es una pena, pues el apartado artístico y sonoro sabe cumplir bastante bien pese a tener algunos fallos. Sinceramente, lo que te ofrece este juego bien podrías ahorrártelo yendo a mirar alguna película en modo incógnito y dejando volar tu imaginación.