Imagínate vivir en la eterna pesadilla de vivir, morir y revivir en el espacio una y otra vez. En nuestro análisis de Prey: Mooncrash te contamos cómo hemos vivido este eterno deja vu espacial.
¿Qué pasaría si mezclases Prey con El día de la marmota? Parece una mezcla un tanto rara, pero el resultado podéis comprobarlo en nuestro análisis de Prey: Mooncrash, un curioso DLC del título de Arkane Studios y Bethesda anunciado y lanzado durante este E3 2018.
Y es que el agobiante ambiente de Prey y el estilo roguelike se dan la mano en este DLC. Reencarnaciones infinitas, diferentes enemigos en cada partida y nuevas zonas por descubrir nos esperan en Prey: Mooncrash. En definitiva, un título muy adictivo que da una total vuelta de tuerca a lo que ya conocíamos.
He tenido un deja vu
En Prey: Mooncrash nos encontramos en Phyteas, una base de TranStar ubicada en la Luna. Esta vez no nos pondremos en la piel de Morgan Yu, si no que tendremos la oportunidad de controlar hasta cinco personajes diferentes. Habrá que ir desbloqueándolos al cumplir ciertos objetivos, y cada uno tiene sus propias habilidades y características.
Aquí viene la gracia: todo esto es una simulación. Cada vez que entremos en el sistema podremos elegir con qué personaje queremos jugar, Cada uno es experto en uno de los campos de Prey: ingeniería, tecnología tifón… Por lo que, básicamente, tendremos cinco formas diferentes de jugar.
El escenario siempre es el mismo, pero en cada partida encontramos nuevos enemigos y nuevos botines. Esto consigue en gran medida que el juego no caiga en la repetición. Y es que, a pesar de encontrarnos en el mismo lugar, no sabemos qué enemigo acechará esta vez al girar la esquina.
Pero, ¿cuál es el objetivo? Este es simple: escapar. Contaremos con distintos objetivos a cumplir, entre los que encontraremos diferentes formas de escapar con vida en la base lunar. ¿Y qué pasa si morimos? Pues la simulación se reiniciará desde el principio. Si contamos con puntos suficientes podremos reiniciarla con otro personaje y aquello que hayamos conseguido durante la partida. Pero si no, comenzaremos desde el principio con nuevos enemigos y peligros desconocidos.
Tensión máxima en el espacio
Si Prey ya era tenso y agobiante, Prey: Mooncrash lo eleva a la máxima potencia. Y es que no es lo mismo morir sabiendo que puedes cargar una partida anterior, que saber que toca volver a empezar. Esto le da una revisión al juego y te hace valorar cada objeto que encuentres. Un kit médico o unas balas de escopeta a tiempo en este DLC son una bendición.
Por lo tanto, podemos considerar que este título es, en esencia, bastante más complicado que el original. Sobre todo al principio, cuando nuestros personajes no tienen ninguna mejora. Los pobres son lanzados a una base repleta de organismos tifón sin una mínima arma para defenderse. Pero tranquilos, que poco a poco iremos encontrando armas, neuromods y demás objetos que nos ayudarán en nuestra partida.
Una de las claves del juego es que aquello que vayamos encontrando podremos adquirirlo para nuestras siguientes partidas utilizando puntos de simulación. Estos puntos se consiguen eliminando enemigos, encontrando miembros de la tripulación y cumpliendo objetivos de KASMA. Gracias a este mecanismo empezaremos cada partida un poquito más preparados que la anterior. Aunque claro, el riesgo de no saber qué enemigos vamos a encontrar esta vez y donde siempre está ahí, añadiendo dificultad.
Todas aquellas zonas nuevas que desbloqueemos y las mejores que añadamos a nuestros personajes también estarán ahí en la siguiente partida. El objetivo es ir mejorando poco a poco para poder ir llegando cada vez un poco más lejos. Como en todo roguelike que se precie, claro está.
Más jugabilidad a cambio de pérdida narrativa
Prey: Mooncrash lo da todo por la jugabilidad, a cambio de perder totalmente la narrativa. Más allá de saber que el equipo de la Phyteas murió en circunstancias violentas, no se nos cuenta más historia. Los personajes no tienen ningún transfondo, simplemente existen para vivir, morir y revivir eternamente. Quien buscase un DLC con algo de historia quedará decepcionado.
Si que hay guiños al juego original, obviamente. Uno de los personajes es Riley Yu, prima de Morgan y a Alex Yu. Y de este último podemos escuchar algunos audios por la megafonía de la base según vamos jugando. Pero, como ya he comentado, la parte narrativa no va mucho más allá.
En cuanto a los escenarios, armas, objetos… todo recuerda en gran medida al juego original, tanto en gráficos como en jugabilidad. No encontraremos grandes sorpresas en estos apartados, aunque sí que se han añadido algunos aspectos novedosos. Hay nuevos poderes tifón, nuevos enemigos y nuevos estados. Por ejemplo, ahora contaremos con el estado «hemorragia interna», que hará que perdamos vida al correr. Una dificultad añadida que solo podrá curarse mediante las medicinas adecuadas.
Prey: Mooncrash consigue mezclar con muy buen resultado el estilo roguelike y la exploración de «mazmorras» aleatorias con el universo que ya conocíamos. Puede que muchos esperasen un DLC de historia que contase más sobre TranStar, la familia Yu o la Talos 1. Y también habría estado bien, no lo niego. Pero este título me ha parecido bastante original y adictivo, y ofrece algo más allá de la historia de Morgan Yu contada en Prey. Aunque solo sea por vivir el Día de la Marmota en el espacio una y otra vez, merece totalmente la pena.