El battle royale que popularizó el género llega a la consola de Sony. Cena pollo con nuestro análisis de PlayerUnknown’s Battlegrounds para PlayStation 4.
Pensar que PUBG lleva con nosotros desde marzo de 2017 ha sido como una bofetada al espacio-tiempo. Sinceramente, estaba convencido de que esta fiebre por los battle royale había comenzado hace muchos años, pero no. El juego que popularizó el género no lleva ni dos años con nosotros pero, finalmente, ha llegado a la consola de Sony. Descubre con nosotros qué tal sabe el pollo con nuestro análisis de PlayerUnknown’s Battlegrounds para PlayStation 4.
Es posible que el género battle royale sea uno de los más parecidos al rogue sin seguir las clásicas pautas del mismo. Cada partida es totalmente diferente con enemigos (jugadores) diferentes, cada uno de ellos con diferentes niveles de habilidad. A pesar de que no tenemos una gran variedad de escenarios, son lo suficiente amplios para no tener desde el primer momento una sensación de repetición, pero esto es algo que comentaremos más adelante.
Un battle royale muy rogue
Como íbamos hablando, cada partida es diferente. ¿Por qué es esto? Cada vez que juguemos, estaremos en un avión de carga que cruzará el mapa en una dirección distinta en cada juego. Esto hará que podamos lanzarnos y llegar a diferentes puntos desde el paracaídas. Una vez puestos los pies en la tierra, tendremos que, rápidamente, coger refugio a toda velocidad y poder recoger todos los objetos que podamos usar en nuestra defensa que haya esparcidos por el lugar. Sin embargo, no siempre estarán las tornas a nuestro favor.
En ocasiones, tan sólo cinco segundo después de llegar a tierra, seremos personajes totalmente armados con casco, chaleco antibalas, objetos varios de curación y potentes armas. En otras, seremos pollos descabezados corriendo de un lado a otro con una sartén e intentando sobrevivir de alguna forma. Tendremos que ir escondiéndonos en cada casa que veamos, rezando por no encontrarnos con otros jugadores o poder encontrar algo con lo que defendernos mientras recorremos el mapa y alcanzamos la zona segura. Por suerte, los caminos se pueden hacer más cortos si tenemos la suerte de encontrarnos con algún vehículo que funcione.
Un mundo marrón y gris
Esta aleatoriedad consigue mantenernos enganchados. Por desgracia, también puede provocar que queramos lanzar el disco del juego lejos, muy lejos de nuestra consola y nunca volver a ponerlo. PUBG es adictivo, no lo vamos a negar. Durante nuestras sesiones de juego, nos vamos dando cuenta de que cada vez jugamos mejor, conseguimos sobrevivir durante más tiempo y estar más cerca del ansiado pollo. Esto es, precisamente, lo que hace que enganche tanto: El ver la constante mejora en nuestro juego.
Sin embargo, hay algo muy alarmante en PUBG que se hace patente desde el primer momento que jugamos: La falta de originalidad. ¿Os acordáis cuando hace años criticábamos los juegos que se lanzaban en la anterior generación porque todos eran marrón? Pues precisamente ese color es lo que define al juego de Bluehole. PUBG es un juego marrón. Al contrario que otros juegos que se han convertido en su competencia más directa, este battle royale no tiene nada que le haga destacar, al menos visualmente.
Los diferentes mapas que hay presentes en el juego (3 en estos momentos más 1 invernal en el servidor de prueba) pecan de ser increíblemente aburridos a la vista. Una tonalidad marrón que se extiende allá por donde alcanza la vista que se intenta subsanar con la inclusión de un poco de vegetación o de agua. El problema es que sabemos que debajo de esa decoración seguimos teniendo ese desagradable tono marrón omnipresente en cada partida.
Sobrevive sólo o gana con tus amigos
Y ya no sólo está en los escenarios. La mayoría de las animaciones de los personajes son bastante… carentes. Sobre todo, la que se hace al saltar nos da la sensación de que parece que falta algún frame en la animación. Y poco a poco nos empezamos a dar cuenta de que es algo que ocurre continuamente. Por desgracia, una vez nos damos cuenta de esto, ya no podemos quitarnos este defecto de la cabeza y comenzar a preguntarnos cómo es posible que PUBG haya salido de su estado de acceso anticipado.
Los diferentes modos que nos ofrece este battle royale consiguen que las sesiones de juego no se hagan tan repetitivas. Tendremos la posibilidad de jugar sólo, o en equipos, acompañados de desconocidos o de amigas y amigos que sean valientes para embarcarse en esta aventura. Jugar con gente hace que la dificultad del juego “disminuya” ya que tendremos la posibilidad de reanimarlas siempre que no los asesinen una vez bajen su vida. Obviamente, también vendrán a por nosotros en grupo y más vale que estemos preparados, aunque estaremos en un combate más equilibrado.
CONCLUSIONES DEL ANÁLISIS DE PLAYERUNKNOWN’S BATTLEGROUNDS
PlayerUnknown’s Battlegrounds es un juego adictivo y divertido que supo convertirse en el precursor de todo un género por méritos propios. Sin embargo, casi dos años después de su lanzamiento, ha perdido la poca personalidad que tenía debido al resto de su competición. Eso sí, no olvidemos lo divertido que resulta ver como vamos mejorando con cada partida y la posibilidad de jugar con otros amigos. ¿El problema? Otros han hecho lo mismo y mejor.