Si quieres un resumen del Análisis de Persona 5, es fácil. Es un juegazo de los pies a la cabeza. Apenas tiene fisuras, fallos o despropósitos. Todo está cerrado, ligado, minuciosamente pensado y perfectamente encajado en la obra maestra de la que nos disponemos a hablar.
Poco malo se puede decir de este título que nos llega por fin a Occidente. Y, sinceramente, son detalles muy pasables que no afectan casi nada a la jugabilidad.
Si con esto no te has convencido de que necesitas un Persona 5 en tu vida, te invito a que te pongas cómodo. Y ya de paso, haz como yo. Píllate un buen vaso de Cacaolat mientras lees las siguientes líneas y disfruta. Bienvenido al Análisis de Persona 5.
Lo primero es lo primero. Persona 5 es un juego muy japonés. Demasiado japonés, según tengas tu nivel de frikismo en sangre. Pero es que de esto trata el juego. De meternos en la vida, en la sociedad, en el día a día de los japoneses. Y es que, siendo una crítica tan bestia a su estilo de vida, no podía ser de otra forma.
Persona 5 nos trasladará a la vida a un muchacho «normal y corriente» de Japón. Akira Kurusu. Como en todos los demás juegos de la saga, llega nuevo al Instituto Shujin. Sin embargo, los motivos son bien distintos: está «castigado» por haberle pegado a un pez gordo en la calle.
Y no importa que haya sido intentando defender a una chica. No importa que tuviese razón. He aquí la primera de las grandes críticas de Persona 5 a la sociedad japonesa. Nada importa si te enfrentas a alguien que aparenta ser honorable.
El juego nos guiará por la vida de este individuo y de sus relaciones con el entorno japonés. Tendremos que realizar todo tipo de tareas cotidianas. O al menos cotidianas para un estudiante japonés claro está. Ir a clase de lunes a sábado, por ejemplo. Estudiar y quedar con amigos, por supuesto. Pero también acudir a baños públicos, tener citas en parques y templos, jugar a la consola, trabajar en restaurantes o ir al cine a ver una película.
Todo ello hará que nos relacionemos con muchos tipos de personajes durante la aventura. Algunas serán más o menos obvias, como nuestros compañeros de batalla. Pero otro serán más enrevesados, como profesores con vidas dobles, políticos reformados o médicos con dudosos métodos.
Serán muchísimos, y cada uno nos enseñará a enfrentarnos a la vida de una forma distinta y nos mostrará una parte de la sociedad japonesa. A veces será buena. A veces será mala. Pero ahí está la idea de Persona 5. Y como os digo, el título es capaz de atraparte en las tonterías más nimias. Como a la hora de hacer la colada.
Sin embargo, el tiempo para hacer las cosa es, por supuesto, limitado. Como os podréis imaginar, no podemos trabajar en horas lectivas. Y tampoco podemos quedar con dos personas a la vez para mejorar nuestras relaciones.
Cualquier cosa en Persona 5 que implique una mejora gasta tiempo. Y no tenemos, ni de lejos, todo el tiempo que necesitamos.
¿Que se acercan los exámenes? Pues tocará estudiar, porque si suspendemos pueden ocurrir cosas muy malas. Incluso que se acabe la partida. Pero ¡ay amigo! No es para nada fácil. Tus amigos querrán quedar. Los problemas te asaltarán. Incluso habrá momentos en los que será literalmente imposible intentar estudiar.
Bienvenido pues, al estrés de Persona 5. Querrás tenerlo todo controlado, y posiblemente te planifiques la semana en función de lo que quieras hacer. Pero al final, como en la vida real, las cosas no son tan fáciles.
Sin embargo, a diferencia de Persona 4, este Persona 5 da la sensación de ser mucho más loco. Las cosa sno están tan organizadas y echamos de menos algunos «horarios», como las actividades extraescolares y demás.
Precisamente por ello es más difícil encontrar confidentes. No todos son tan obvios como parece, e intentar encontrarlos y, sobre todo, mantenernos, nos va a costar sangre, sudor y lágrimas. Y a veces esto será literal.
Pero no solo vamos a hablar de lo cotidiano en el análisis de Persona 5. El juego tiene mucho más que ofrecer. Como en un buen JRPG no pueden faltar los combates y la exploración. Sin embargo, en un mundo cotidiano ¿dónde encontramos esto? Pues en el metaverso.
¿Qué es este sitio? Pues el lugar donde se materializan y cogen forma los deseos más enrevesados y ocultos de la gente. La avaricia, el desprecio, el rencor… Todos estos sentimientos dan lugar a palacios en los que su dueño es el amo y señor absoluto. Y por supuesto, lugares a los que no estamos precisamente invitados.
A diferencia de Persona 4, estos palacios están diseñados y no se van creando conforme avanzamos. Por ello, plantean más puzles y retos que su predecesor. Además, son mucho más originales y se diferencian enormemente entre ellos.
En este sentido, Persona 5 gana muchos puntos con respecto a la anterior entrenga (original de PlayStation 2) y, como os digo desde el principio, es la base para la crítica del juego.
El Metaverso es lo que se esconde detrás de las fachadas, lo que ocultan las sonrisas. Vamos, lo que piensas y nunca dices. Y si ya en otros juegos lo hemos visto de una forma muy bestia, en Persona 5 cobra todavía más importancia.
En Persona 4, por ejemplo, visitábamos casi siempre las conciencias de las personas que rescatábamos. En esta ocasión vamos a por los que provocan problemas. Mafiosos, asesinos, chantajistas, mentirosos, defraudadores… Toda esa calaña que, por desgracia, acaba escondiéndose detrás de unas buenas formas y un traje y corbata.
Lo que viene a ser la cultura japonesa, vaya. La sociedad del honor, la rectitud y las normas. El mundo del «hay que hacerlo bien, pero si nadie me viese…». Un mundo en el que iremos descubriendo que, pese a que parezca que no, siempre se puede ser más retorcido.
Persona 5 consigue atraparte en este mundo de apariencias y de impotencias con mucha facilidad. Empezaremos por un «problemilla» de profesores y alumnos, pero la cosa irá a más. Y hará que tengamos rabia y odiemos el mundo en el que se mueven Akira y sus amigos. Por desgracia, no tardaremos mucho en hacer paralelismos con el que tenemos ahora mismo delante de nuestras narices.
Esta inmersión se consigue gracias a los personajes. Cada uno de los protagonistas son de su padre y de su madre. Están trabajados hasta la médula. Y de hecho, querremos conocerles pos nuestra parte más que por los beneficios que nos darán.
Los enemigos también están muy logrados. Desde el momento en el que los conocemos hasta que vemos su forma en el Metaverso (muy gore, por cierto), tendremos ganas de patearles el culo. A unos más que a otros, pero nunca pasan desapercibidos.
Eso sí, ya os voy advirtiendo que el juego tarda en meterse en materia. Pueden pasar perfectamente 25 horas hasta que pase «algo» relacionado con la trama principal. Y aún así, aún tardaréis en descubrir contra qué estamos luchando.
Además de las relaciones sociales en el mundo real, Persona 5 tiene su dosis de JRPG en el Metaverso. No solo de exploraciones vivirán nuestros personajes, sino también de combates. Tendremos que pelear contra sombras para subir de nivel. Pero no hay solo un tipo de subida de nivel.
Persona 5 es capaz de innovar tanto a la hora de combatir que nos pone las cosas chungas hasta para ello. Una batalla termina cuando derrotamos a nuestros enemigos, por supuesto. Pero no es la única forma. Si vamos bien de experiencia, siempre podremos acorralarlos y perdirles dinero a cambio de perdonarles la vida. Y si lo preferimos, también objetos.
Incluso podemos pedirles que se unan a nuestra causa y que vengan con nosotros. Eso hará que Akira, el protagonista, pueda acumular Personas en su máscara y cambiarlas libremente durante el combate. Esto lo convierte en una pieza clave para el juego, sobre todo porque los movimientos deben de estar calculados.
Cualquier combate puede matarnos y dejarnos con un Game Over y una cara de inútil en la cara. Y cuando digo cualquiera es cualquiera. Por eso es importante usar el sigilo y atrapar a las sombras desprevenidas. Estos nos dará la ventaja de un ataque por personaje extra al inicio del combate.
Ahora nos tocará golpear sus debilidades y no dejar que nos ataquen, porque como lo hagan será una ruleta rusa. Y no podemos salvar en cualquier momento. Así que no digáis que no estáis avisados.
Es importante decir que todo lo que hagamos en el mundo real repercute en el metaverso y en nuestras personas. Mejorar las relaciones con los confidentes nos darán habilidades extras. Algunas serán obvias, otras no tanto. Pero ya os digo que todas son muy interesantes.
Mejorar las estadísticas que no son de combate, como el encanto, las agallas o el conocimiento, nos abrirán puertas. Algunas veces será a conseguir otros confidentes. Pero otras nos darán beneficios, como por ejemplo poder crear objetos que nos ayuden en nuestra sincursiones, ya sea en los palacios o en el mementos.
Es importante cuidarlo todo en Persona 5, porque si no, nos encontraremos muy rápidamente en un camino sin salida. Y aunque el juego nos deja volver a veces una semana en el tiempo cuando llegamos a estos puntos muertos, no es suficiente.
Mide bien tus pasos. No te olvides de nada. Ve al cine, estudia, entrena, habla con tus amigos y conocidos, mejora tus relaciones. Y lucha. Pero no te olvides de nada.
Por si no ha quedado claro, este Persona 5 es práticamente redondo. Todo lo que plantea lo consigue, y nos mete en un mundo lleno de locura y de caos. Nos va a tener absortos en muchos aspectos, y no solo en el combate. De hecho, a veces no querremos ir a combatir porque «tenemos que hablar con X». Pero tranquilo, todos hemos pasado por eso.
Sin embargo, hay puntos que hay que aclarar en este análisis de Persona 5. Para empezar, el juego está en inglés al 100%. Podemos ponerle voces en japonés, pero ya está. Es un juego con mucho texto, y aunque no es especialmente complicado, tener problemas en el idioma puede dejarte sin lo mejor de Persona 5: su historia y sus relaciones.
Además, gráficamente peca de ser un juego relativamente pobre. Se nota que iba a ser originalmente para PlayStation 3. Pero a pesar de haber probado la versión de PlayStation 4, se nota que el juego no ha buscado mejorar gráficamente gracias a ella. Se ha conformado con hacer un juego potente de PlayStaion 3.
No es que se algo malo. No tiene caídas de frames ni nada discordante. Pero da rabia ver que el resultado está lastrado por la versión de PlayStation 3. Mucha rabia.
Más allá de eso, no hay fallos en Persona 5. La banda sonora es sublime. Tanto, que desearás que lleguen los días lluviosos o que se acerque el momento de la incursión final en el Palacio. Todos los temas están cuidados al más mínimo detalle, y cuando son cantadas, simplemente te dejas llevar.
Cada escena tiene su melodía y cada momento su estética. No hay nada en la banda sonora que chirríe o desentone. Simplemente, es de 10.
Por ello, y juntando todas las piezas de este puzle que ha sido el análisis de Persona 5, solo me queda decir que espero que Atlus nos regale muchas más obras maestras como esta. Sin duda alguna, es un JRPG que le da mil vueltas a todo lo que hemos visto en estos últimos meses. Y sí. Me atrevo a calificarlo como el mejor juego de rol de la generación.
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