Limbo fue un juego que marcó a muchos jugadores. Su peculiar estética, seguida de su jugabilidad, hizo que más de uno se prendara de él. Es por ello por lo que el surgimiento de obras de estéticas parecida no es nada extraño. Nosotros hemos probado uno de ellos, ¿logrará transmitir tanto como aquel que intenta emular? Vamos a descubrirlo con el análisis de Orphan.
La historia de Orphan nos pone en la piel de un chaval que vive cerca de una zona rural. Allí parece vivir tranquilamente con sus padres… hasta que la catástrofe acontece. Cual película de invasión marciana de los años 70, una miriada de naves extraterrestres comienzan a caer del cielo, arrasando todo a su paso. Por supuesto, nuestro protagonista tendrá una flor en el culo, ya que sin ella no hay juego ni nada, por lo que consigue sobrevivir.
No podemos decir lo mismo de sus padres, a fin de cuentas, el juego no se llama Orphan por nada. La cosa es que parece ser que es de los pocos supervivientes de esta catástrofe. ¿Se pondrá a llorar como cualquier niño de su edad haría ante esta situación? ¡No! Él es un chico de campo, curtido en mil vicisitudes. Además la trama se desarrolla en Norteamérica, por lo que como buen héroe americano está preparado para todo lo que se le eche encima. Así pues, comenzará la aventura de nuestro joven en pos de vengarse por la caída de la humanidad.
Con la descripción antes dada, casi parece que estemos hablando de un juego realmente frenético, lleno de sangre y vísceras. Pero nada más lejos de la realidad. Orphan desde el primer momento te deja una sensación de cercanía, de quietud, de incógnita. Quizás influida por la estética del juego que detallaremos más adelante.
De hecho, durante los primeros compases del juego me aburrí sobremanera. Es terriblemente lento. La jugabilidad durante esos tramos es realmente soporífera. Ve, mira el terreno, sigue de cerca a los enemigos y escóndete en el momento oportuno si no quieres que te destrocen. Porque te destrozan, y mucho. Los incansables robots alienígenas estarán ahí dispuestos a masacrarte al menor indicio. Y las posibilidades de escapar son, seamos sinceros, escasas. La movilidad del chico no le da para esquivar rayos láser con mucha cadencia.
Como decimos, durante gran parte del juego la mayor parte del tiempo estaremos escondiéndonos, corriendo en el momento justo y aprendiendo los patrones del enemigo. Aunque puede parecer simple, el tener que esperar con cada uno es bastante tedioso, más si cometes un error y los alarmas un poco, con lo que tendrás que esperar a que se te acerquen, se queden media hora mirando al punto en el que estás sin moverte y se vayan. Y es que el juego cuenta con un sistema de visibilidad y sonido al andar y correr característicos.
Todo esto da un giro de 180º cuando empezamos a sacar la sangre americana por nuestras venas. ¿En qué se traduce esto? pues en que nuestro héroe podrá encontrar granadas, dinamita e incluso pistolas láser para reventarles el trasero metálico a los extraterrestres. La soltura con estas no me deja duda de que el chaval se dedicaba a dispararle con la escopeta a las latas de su padre en una valla o algo así. El caso de la pistola es extremadamente peculiar, ya que su munición no se acaba nunca. Sí, ya podéis imaginarlo: pasamos de ser un Solid Snake de la vida a convertirnos en Rambo y prácticamente poder eliminar a casi cualquier enemigo.
Las vertientes de escondite siguen estando ahí, pero quién las quiere teniendo armas. Bueno, puede que queráis obviarlas en un segundo plano para la realización de puzles. No son en exceso complicados y se hacen amenos para seguir avanzando. Personalmente, lo prefiero a los ruiditos constantes de «piu piu piu». El uso correcto de objetos, por tanto, será primordial para ir avanzando de manera óptima.
Así pues, pasamos a mayores hablando de su estilo. Como he mencionado antes, el diseño del juego te transmite no sé por qué una cercanía, una quietud enorme. Esto puede deberse, más que nada, al estilo parecido a Limbo. Es decir, nos desplazamos sobre un escenario en sombra prácticamente, característica que comparten los personajes salvo algunos pequeños detalles, como los pilotos de los robots o las explosiones.
Sinceramente, el recurso está muy bien traído. A la par que te transmite esas sensaciones, también juega un poco con tu mente al reducirlo todo a tonos de luminosidad. De hecho, objetos como el farol, la linterna o la antorcha serán clave para superar según que fases. Estas características saben jugar sin duda con el entono, permitiéndonos enfrascarnos más en la aventura. Pero, ¿es acaso demasiado simple? El diseño de los entornos, en especial zonas boscosas y robóticas es, contra todo pronóstico, enormemente detallado.
Tenemos luciérnagas que contrastan con la oscuridad del juego, briznas de hierba que se mecen a nuestro paso, cables y engranajes que destacan por su composición… nada comparable con las zonas de cuevas, que son lo más soso que te puedes echar a la cara. En serio, he odiado con toda mi alma estas zonas. Son insulsas no, lo siguiente. Lo único que te mantenía con un rayo de esperanza era, irónicamente, la luz de farolillos y la linterna.
Los sonidos, por su parte, quedan bastante en segundo plano. La atmósfera está muy ben conseguida, por lo que se agradece esto. Vamos a escuchar perfectamente los efectos del rumor del agua, los disparos, los saltos… pero en cuanto a música en sí, casi que puedes olvidarte de ella. Cuando algunos temas toman partido, haciéndose de notar, prepárate para los problemas.
Orphan es un título que se nota bebe directamente de limbo. No es algo malo, ya que pese a ello sabe darle su toque personal para hacerlo diferente. Sin embargo, peca de una lentitud inusitada en las zonas que requieren de más sigilo, obligándonos a perder varios minutos si nos descubren y acribillan, pues los puntos de guardado sólo puedne usarse en ciertas zonas.
Luego, al conseguir más armamento, esto se rompe enormemente. Ahora somos unos mini asesinos en serie dispuestos a todo que nos hace olvidar casi por completo las fases anteriores. Esto puede ser un gran problema, pues realmente la fusión adecuada de estos conceptos hubiera sido lo idóneo. Sin embargo, nada de ello impide que sea la mar de entretenido si eres capaz de obviar esos detalles, tomártelo con calma y, a fin de cuentas, ponerte en la piel de un niño que quiere vengar a su planeta.
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