Directamente tendría que mentir si os dijera que esperaba un título de esta índole. El género de la conducción lleva años abrazando a la simulación más exigente como principal apuesta. Incluso los más orientados a arcade (Need for Speed, The Crew, Forza Horizon, etc.) seguían jugando en ligas similares, a pesar de facilitar el pilotaje al jugador.
Onrush recupera el espíritu de los arcades de conducción de décadas pasadas y lo mezcla con cierta inteligencia con los cánones de lo que podría ser un shooter multijugador actual. Una mezcla singular sin duda. El resultado es un divertido videojuego, cuya virtud es dar justamente lo que podríamos encontrar en títulos más añejos pero con la diversión de jugar con amigos.
El título de Codemasters, trabajo firmado por desarrolladores del mítico Motorstorm de PS3, es bastante simple en sus mecánicas. Recoge lo mejor de grandes del género arcade. Se reconoce obviamente Burnout, incluso hay un trofeo con ese nombre, aunque tiene toques obvios del propio Motorstorm y de otros juegos del estilo de Carmageddon, por el conducir sin demasiadas preocupaciones de lo que te vayas a encontrar por el camino, o Crazy Taxi. Los vuelos imposibles, los coches globo o la banda sonora recuerdan en gran medida a aquel magnífico mueble de Sega.
No obstante, Onrush tiene su propia identidad. No solo se compone de retazos de otros juegos. Lo más evidente es que en realidad no es un juego de carreras como tal. No hay una línea de meta que cruzar. E ir el primero, de hecho, no es para nada recomendable en la mayoría del juego. Inicialmente porque el propio juego evitará que te distancies del resto de jugadores. En segundo lugar, hay que conseguir objetivos en equipo, de manera coral.
Hay varios modos de juego, tanto en el modo individual como en el multijugador. Aquí empiezan las similitudes con otros géneros. El shooter sobre todo. Siempre jugaremos en equipo. Da igual que juegues solo u online. La IA completará tus compañeros en el primer caso y, evidentemente, en el multi se te emparejará con las personas que estén buscando partida en ese mismo momento o con tus propios amigos si estáis en una sala.
Overwatch sobre ruedas es el más claro ejemplo que se puede ocurrir. Hay diferentes clases según el vehículo elegido. Las motos son las más débiles, pero en cambio son más rápidas y escurridizas. El último escalón es un mostrenco de grandes dimensiones con el que aplastar rivales a cambio de sufrir en su control. No es complicado, recuerda que esto es un arcade, pero digamos que le pesa el culo mucho a la hora de girar por los escenarios llenos de obstáculos, precipicios, cuestas y locas bajadas.
Las asistencias también nos recuerda a otros shooters, como Call of Duty. Si recibes o te dan un toque a toda velocidad, puede que no termines derribado, pero sí que estarán más inmune a que otro adversario termine rematándote. Como cuando disparas a un rival, le dejas a una o dos balas y llega un compañero y acaba con él. A él le contabilizan el derribo (kill) y tú te quedas con la triste asistencia.
En cuanto a los modos de juego, los principales se mueven en conseguir una máxima puntuación derribando a rivales o haciendo acrobacias en el aire, pasar por diferentes check points en el recorrido para evitar que el tiempo llegue a cero o controlar una zona mientras pisar el acelerador. ¿Sabéis lo del Punto Caliente o Dominio? Pues igual, pero a toda pastilla.
De hecho, es el modo de juego más divertido de todos. No queremos olvidarnos de otro también bastante divertido, Switch, cuyo planteamiento es empezar con una moto e intentar aguantar todo lo posible con vida. Si nos derriban, cambiaremos de vehículo, así hasta llegar al más pesado. Hay tres cambios posibles y el objetivo es derribar a todos los jugadores del rival y que lleguen todos hasta el último coche.
Los mapas están compuestos por un circuito corto en el que no dejamos de dar vueltas hasta completar el objetivo del modo de juego seleccionado. Hay construcciones, árboles, trenes y todo tipo de obstáculos para lanzar al rival o darnos un festín de sopapos. Además, cada clase tendrá un movimiento especial con el que destrozar las aspiraciones de los oponentes. Los hay de todo tipo: estelas que consiguen resbalar a todo aquel que se quede detrás, aumento de fuerza o velocidad e incluso cegar al rival tras dejar una lápida en el camino.
Cada vez que acabas destrozado en el juego, dejas en el lugar un icono que el juego llama lápida. Esta puede ser perjudicial para el rival si la recoge durante su conducción.
Los escenarios además jugarán con la meteorología o con el momento del día. La lluvia entorpecerá mucho el manejo del vehículo a la hora de saber por dónde nos movemos. Pero la noche es oscura y alberga horrores: veremos menos que un gato de escayola y los guantazos están asegurados. Un claro peligro los momentos nocturnos.
Onrush es un buen juego. No hay duda de ello. Pero es un buen juego sabiendo lo que te vas a encontrar. Son partidas rápidas que enganchan al jugador, pero no es un título profundo. No habrá coches que coleccionar, ni marcas conocidas. No hay que hacer ajustes en los vehículos para ganar segundos y apurar en cada curva. Nada de eso. Recuerda mucho a lo que te podías encontrar en una sala recreativa. Diversión al instante y partidas cortas. La curva de dificultad es inexistente. Tan solo hay que tener en cuanta las condiciones de cada circuito y sortearlas. Además de aguantar los envistes de los rivales.
Técnicamente no es un prodigio. Quizá por eso no haya que sufrir bajadas de cuadros por segundo. Sus gráficos son coloridos, muy cartoon, pero sin destacar en nada. La música sí es ultrapotente. Mucho rock y música electrónica. Se dejaría notar mucho en una feria de videojuegos o en algún lugar donde se pudiera escuchar a todo volumen. Los efectos de sonido son mínimos y carecen de importancia en este juego. Ni suenan mal ni bien. Simplemente acompañan.
En Onrush también tenemos las ya habituales cajas con ítems. Traen lápidas nuevas, celebraciones y locuras, todo ello personalización. No son indispensables para nada en el juego y se consiguen con monedas de juego o al conseguir retos.
En definitiva, su principal baza es ofrecer diversión instantánea. Como cuando íbamos a los recre de barrio con varias monedas. Es difícil averiguar si el juego triunfará en estos tiempos o si los jugadores prefieren moverse por otros derroteros. Tiene mimbres para contar con una buena comunidad, pero es bastante probable que se quede corto para la gran mayoría de jugadores. En el futuro contará con el comodín de los eventos diarios o temporales, los cuales alargarán la vida al juego. Sin embargo, estos no han estado disponibles en la fase de análisis de Onrush, por lo que desconocemos cómo serán y con cuánta frecuencia aparecerán.
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