El mundo de las carreras callejeras siempre ha sido una excusa perfecta para hacer videojuegos. Veámoslo en nuestro análisis de Need for Speed: Heat.
Need for Speed es una de las sagas más emblemáticas de la industria del videojuego. Carreras arcade, velocidad, tunning y todo un mundo underground suelen ser las premisas de las que parten todos sus juegos. En este análisis de Need for Speed: Heat, veremos si el juego recupera la esencia y carisma de antaño, que ya empezaba a perder.
La chispa que prende el motor
Llegamos a una ciudad basada en Miami, Palm City, donde la cultura de los coches y el tunning se respira en cada esquina. Por el día, existen carreras legales que tienen su público y tal. Por la noche, las carreras que existen no son tan legales, y ahí es donde entra el villano de turno: Frank Mercer.
Básicamente, es un teniente al cargo de una unidad policial especial que se dedica, en exclusiva, a perseguir a los competidores de estas carreras callejeras nocturnas para hacernos la vida más complicada. La historia, como podéis intuir, es simple y no es más que una mera excusa para justificar nuestras andanzas por esta ciudad.
Pisa a fondo
Pero bueno, en Need for Speed lo que menos importa es la historia. Aquí venimos a ganar carreras y a dejar nuestros carros bien chidotes. Respecto a lo primero, tenemos variedad, aunque tampoco una locura. Existen cuatro tipos de competición que variaran en estilo y terreno, teniendo que adaptar nuestro coche a estas competiciones, lo cual, pese a lo bueno de la idea, la ejecución no está a la altura.
Porque el principal problema de este Need for Speed: Heat es, sin duda, su sistema de progresión. Podemos diferenciar entre dos tipos de carreras: aquellas que cuentan para las misiones principales y aquellas que sirven para ganar dinero y experiencia. Hasta aquí bien, porque estas segundas complementan a las primeras, haciéndonos ganar la experiencia (Reputación) y el dinero necesario para acceder a estas. El problema viene cuando se nos fuerza a levear el coche. Os pongo en situación: una carrera que requiera un coche de nivel 120, será casi imposible de superar con un nivel coche cuyo nivel sea de 119. Da igual tu pericia, porque importa más el nivel de coche.
Pero es que ahí encontramos otro problema. Cuando superes el nivel, si estás cinco niveles por encima, vas a ganar sobrado. Da igual lo mal que conduzcas, ganarás. De esta manera se incentiva el subir de nivel el coche sin matarte demasiado en perfeccionar tu conducción. Y, dicho sea de paso, la conducción tristemente va un poco por detrás de lo esperado.
Los primeros modelos de coches entre los que podemos elegir son tan bonitos como toscos. Claro está que desde el minuto uno de juego no vas a pilotar un Ferrari, pero sí se agradecería que la pesadez del coche no fuera tal, porque dificulta mucho la conducción en los primeros minutos. Conducción basada en, principalmente, el derrape. No un derrape de freno de mano, sino uno que se produce cuando sueltas el botón del acelerador y realizas el giro, para volver a acelerar. Es una mecánica interesante, pero a veces difícil de realizar. Esto no es verdaderamente malo, pero tampoco es notoria la mejoría entre realizarlo y no.
Todo esto hace que la experiencia de levear sea un tedio porque las carreras, o bien se completan con pasmosa facilidad, o bien no te servirá hacer una conducción perfecta para ganar. Se incentiva la repetición de carreras hasta poder comprar alguna mejora que suba un par de niveles y poder ganar la carrera aun conduciendo peor que Ortega Cano.
Conductor ejemplar y conductor callejero
Hemos hablado mucho sobre subir de nivel el coche, pero no os hemos explicado cómo. En Need for Speed: Heat hay dos momentos bien diferenciados: día y noche. Por supuesto, también hay dos maneras de progresar: el dinero y la reputación. Vayamos con el día.
Durante el día tienen lugar las carreras callejeras legales, como ya hemos mencionado. Estas carreras nos darán el dinero necesario para poder comprarle mejoras al coche. Además, durante el modo libre, no tendremos mayor problema con la policía ya que es bastante pasiva. Podremos movernos por Palm City sin mayor preocupación.
Por la noche la cosa cambia. Tendrán lugar las carreras ilegales que nos reportarán reputación. Con la reputación podremos desbloquear para comprar las piezas del coche que nos harán subir de nivel. La idea, de nuevo, es muy buena e incentiva dedicarte a ambos tipos de carreras. La práctica, como ya hemos indicado, es regular, pues otra vez se repite la necesidad de repetir carreras para subir de niveles.
La diferencia con respecto al día, además de ganar experiencia en lugar de dinero, es la actuación policial. Aquí la policía nos perseguirá en cuanto nos vea, incluso dentro de algunas carreras. Además, acumular nivel policial y huir de ella hará que dupliquemos nuestra reputación, ofreciendo una relación de riesgo-recompensa muy buena. O lo sería, si estas persecuciones no fueran frustrantes hasta la desesperación.
Como si de un GTA se tratase, acumularemos niveles de búsqueda. En los primeros, huir es relativamente fácil y crea una sensación muy satisfactoria, pero como la cosa se te complique y subas aún más niveles de búsqueda, despídete porque es capar es prácticamente imposible. ¿Y qué ocurre si nos pillan? Pues que nuestra reputación ganada esa noche, se perderá, lo cual muy gracioso no es.
Chapa y pintura
Donde más destaca el juego, sin ningún tipo de duda, es en la personalización. Podremos ponerle cualquier cosa que se nos ocurra al coche. Algunas pagando, como los alerones o todo tipo de embellecedoras, y otras de manera gratuita, como los vinilos y pegatinas. Además existe una gran variedad y podremos poner desde cualquier palabra que se nos ocurra hasta banderas de cualquier país. Las zonas personalizables son también muy generosas.
Eso en la parte estética. En la parte mecánica, encontraremos piezas distintas y que se adaptan al tipo de coche que queremos crear. Si queremos un coche apropiado para asfalto o uno apropiado para tierra, deberemos comprar las piezas adecuadas. Otra vez nos encontramos aquí una luz y una sombra, pues la idea es buena, pero lo tedioso de la progresión hará que nos cueste mucho esfuerzo tener todos los coches a punto para cada tipo de prueba o terreno.
Gráficos y sonido
El juego cumple gráficamente sin mayores alardes. Los coches lucen de lujo y la iluminación cuando llueve o de noche está muy lograda. Los personajes ya son algo menos destacables, ni nuestro protagonista (a elegir entre 12) tiene un acabado que destaque. Cumplen, pero sin más.
La mejor faceta del juego la encontramos en una banda sonora compuesta de una ingente cantidad de canciones que nos traslada fácilmente a ese ambiente urbano que se pretende conseguir. Por otro lado, el doblaje también tiene un nivel bastante alto, con alguna coña muy del castellano.