Con este análisis de Monster Hunter Rise: Sunbreak veremos si la esperada expansión de Capcom está a la altura de nuestras cacerías.
Capcom sigue inmersa en su nueva época dorada, en la que juego que saca, juego que parte la pana. Como pudiste leer en nuestro análisis de Monster Hunter Rise, la saga de cazadores de los nipones sigue en auge, sacándose de la chistera una entrega muy completa e innovadora, que una vez pruebas te engancha hasta dejarte seco. Teníamos curiosidad por ver si este mismo efecto seguiría latente en su expansión, y hoy ya podemos contarte lo que ha supuesto. ¿Nos traerá suficientes mejoras para redondear una base que de por sí ya parecía inmejorable? Sigue leyendo este análisis de Monster Hunter Rise: Sunbreak para descubrirlo.
Nueva base, nuevos cotos de caza
Antes de nada, tengo que avisaros que si accedéis por vez primera a Monster Hunter Rise, a través de su versión digital o física actualizada con Sunbreak, no esperéis disfrutar del contenido de la expansión ya de inicio. Para acceder a Sunbreak tendremos que invertir decenas de horas en su juego base, uno que nos va curtir y nos va a enseñar a ser unos cazadores modelo a través de sus singulares mecánicas y una serie de ritos que absorberemos para hacernos uña y carne con ellos. Una vez acabemos la historia y alcancemos el Rango de Cazador alto de nivel 7, empezará la citada expansión salpicándonos en la cara sus novedades de forma progresiva.
Para empezar, viajaremos a un nuevo puesto central, dejando la ciudad de Kamura atrás para adentrarnos en Elgado, un fuerte levantado en la costa del continente por la Orden Real con el pretexto de investigar un cráter -convertido ahora en un lago- donde se presume que despertará un dragón anciano que pondrá en peligro el equilibrio del ecosistema.
Pues bien, siguiendo esta línea argumental iremos haciendo misiones para dicha Orden, quienes dispondrán de todo lo necesario para pertrecharnos antes de cada cacería: forja, puesto de dangos, diferentes tiendas con maxifusionadores y hasta un tablón para aceptar cacerías de otros jugadores que necesiten una mano. Aquí tenemos que tener en cuenta que ya se presentan los primeros cambios, pudiendo, por ejemplo, forjar gemas de frenesí que sustituyen a las habilidades que conseguíamos con los boletos o hacer misiones de Rango Maestro, permitiéndonos conseguir materiales para fabricar armas y armaduras de dicho rango «looteando» a monstruos cuya dificultad nos pondrá las gónadas en la garganta.
Pero eso no es todo, pues tendremos dos nuevos escenarios de caza: una selva (La Jungla) y una nueva zona nevada (Bastión). Claro está, esto trae consigo nuevas hierbas, huesos, setas, insectos… y hasta nuevas variedades de cordópteros, que nos permitirán montar a los monstruos con más facilidad, para «farmear».
Personalización: la nueva especialización de Monster Hunter
Aunque de por sí Monster Hunter ya es una franquicia que deja bastante libertad para configurar a nuestros cazadores, Sunbreak añade una nueva capa de personalización a Rise que recibiremos con los brazos abiertos. Os hablo, por una parte, de la posibilidad de pintar armaduras, armas y hasta las vestimentas de nuestras dos mascotas: el canyne y el felyne. Lo guay de esto es que los colores se mantendrán fijos aunque cambiemos de piezas de equipamiento, porque, como ya sabéis, en Monster Hunter no es común adentrarse a las misiones siempre con el mismo conjunto, pues la franquicia se presta a que cambiemos todo el rato de «builds» adaptándonos así a las peculiaridades que demande cada criatura a la que vayamos a cazar.
Por otra parte, tenemos ahora la opción de conjugar dos sets de movimientos, que podremos configurar en el baúl del cazador. Tenemos el set rojo y el set azul, pudiendo equiparle hasta tres movimientos a conciencia (mas dos para cordópteros) para después cambiar entre ellos en medio de la batalla según nuestras necesidades. Conforme vayamos cumpliendo encargos secundarios que nos pidan los habitantes de Elgado, conseguiremos más habilidades. Por suerte, la mayoría comparten el mismo esquema de botones, por lo que no tendremos que reahabituarnos a su uso, sino solamente adaptarnos a sus efectos y movimientos en combate.
Si ya de por sí Monster Hunter puede emborracharnos con la gran variedad de armas que posee, imaginaos ahora que cada una tendrá sus dos sets de movimientos configurables. Esto nos obligará a dos cosas: especializarnos en un par de armas y ya o jugar muchísimas horas si queremos aprender a luchar con todas las que ofrece el videojuego.
Viejas y nuevas criaturas se dan la pata en Monster Hunter Rise: Sunbreak
Puede que de entrada os chirríe que en algunas misiones nos manden cazar bestias a las que ya les dimos matarile, varias veces, en el juego base. No obstante, esto no será así todo el rato, pues Sunbreak incorpora un nuevo conjunto de bestias que nos obligarán a salir de nuestra zona de confort para poder sobrevivir a sus peculiares ataques. Y es que incluso algunos de los ya conocidos no serán tal y como los recordamos, pues vendrán con nuevas variantes (como el Almudron Magma) haciéndolos más duros e incluso mudando sus comportamientos y elementos.
De los monstruos procedentes de otras entregas tendremos a viejos conocidos como Gore Magala, el dragón anciano de viento cuya armadura es más dura que el acero, y de los monstruos nuevos tenemos a contendientes como Espinas, un wyvern volador con muy mala leche. Sin embargo, pese a que el roster de Sunbreak sobrepasa la decena de criaturas, se irán añadiendo otras mediante actualizaciones, caso de Bazelgeuse (también en su versión magma) que seguirá con sus vuelos de reconocimiento para lanzarnos sus bombas nucle… sus huevos explosivos para fastidiarnos las partidas. El mismo llegará en agosto de 2022.
Como no podía ser de otra forma, las nuevas criaturas traen consigo nuevas versiones de armaduras muy molonas y potentes (son de Rango Maestro), por lo que tendremos que darles caza en reiteradas ocasiones para poder conseguir todos los materiales necesarios para fabricarlas. Ocurre lo mismo con las armas, añadiéndose modelos de rangos altos con nuevas propiedades y plagas muy útiles para molestar a los «bichos» y volcar las contiendas a nuestro favor.
Análisis de Monster Hunter Rise: Sunbreak – Un añadido bienvenido a la experiencia infinita de los cazadores
Monster Hunter Rise: Sunbreak sorprende por su buen hacer a la hora de meter tantos contenidos a tantos niveles y consiguiendo que el jugador no se abrume en el proceso. Ha sido una buena decisión relegar el acceso a Sunbreak a los últimos compases del videojuego base, pues sus novedades podrían frustrar a unos jugadores que todavía tienen que hacerse con la filosofía «hunterita», una que es obligatoria de asimilar si se quiere disfrutar de esta clase de juegos.
Las nuevas bestias y zonas de caza están a la altura del juego base, es más, diría que van un paso más allá predicando con el dicho de «más y mejor», acompasándose con una historia que liga de forma fenomenal con los sucesos del juego base, otorgando una mayor coherencia a lo momentos que vivimos con anterioridad. El juego se toma su tiempo para presentarnos a los nuevos personajes, con diálogos necesariamente pausados y hasta escenas donde se les deja tiempo para lucirse y desarrollar sus particulares personalidades.
Como punto negro solo noto que hay ciertos picos de dificultad bastante puñeteros, pero nada fuera de lo esperado, pues si habéis conseguido llegar a Sunbreak es porque os habéis adaptado al calvario que es Monster Hunter Rise y a su dificultad endiablada que surge en ciertos momentos. El Rango Maestro ya lo dice su palabra, se precisa de nosotros ser unos maestros de las mecánicas del videojuego y este no va tener piedad con nuestros errores ni con aquellos jugadores que no quieran hacer el esfuerzo de adaptarse.
Pese a esto, podemos finalizar este análisis de Monster Hunter Rise: Sunbreak diciendo que se consolida como la experiencia más redonda de la saga hasta la fecha, siendo un cierre de puerta sensacional para muchos jugadores que hayan conocido la franquicia a través de Monster Hunter Rise.