Mucha diversión aunque en un corto juego es lo que os presentamos en este análisis de Manual Samuel para Nintendo Switch.
En nuestra vida cotidiana todos damos por sentadas varias cosas como caminar, parpadear o respirar y las hacemos por inercia. Pero ¿qué pasaría si tuviéramos que preocuparnos de hacer todas esas cosas de manera racional? Pues imagino que podría llegar a ser toda una odisea. Posiblemente los más despistados terminasen desmayados por falta de oxígeno, o algo peor. Todo esto es lo que hoy os traemos en el análisis de Manual Samuel para Nintendo Switch.
El nini con pasta
En esta obra de Perfectly Paranormal encarnamos a Samuel. Este es un niño rico que no es que no haya roto un plato en su vida, sino que ni los ha tocado. Vamos, alguien que lo tiene todo sin haber tenido que ganárselo de algún modo.
Durante una cita con nuestra novia discutimos y al final por accidente terminamos arrollados por un camión, con nuestra consiguiente muerte. Terminamos en el infierno, donde la peor de las pesadillas para Samuel se vuelve realidad. Deberemos conseguir un trabajo. Menos mal que la muerte nos quiere echar un cable y nos propone un trato. Nos devolverá a la vida donde tendremos que aguantar 24 horas pero con una tara que ella nos imponga. Parece fácil ¿verdad? pues más nos valdría haber alicatado el inframundo.
Este muerto está muy vivo
Con esta premisa el juego nos mete de lleno en una alocada aventura, en la que el mayor enemigo seremos nosotros mismos. Normalmente en todos los videojuegos tomamos el control de un personaje y elegimos las acciones que queremos que ejecute. Aquí esto es llevado al extremo. Samuel es incapaz de hacer nada por sí mismo, ni siquiera mantenerse erguido por mucho tiempo. Así que nos tocará a nosotros conseguir que sobreviva.
Tendremos que conseguir que respire, camine o parpadee. Cada una de estas acciones con su propio botón. Por ejemplo tendremos un gatillo por cada pierna, que deberemos intercalar para que Samuel camine. Además si nos equivocamos acabaremos haciendo un Van Damme en toda regla. La tecla B nos servirá para parpadear, ya que si no lo hacemos cada cierto tiempo empezaremos a ver borrosa la pantalla.
El caso de la respiración será incluso más complejo puesto que son dos los botones a usar. Uno para inspirar y otro para expirar. Si expiramos demasiado nos quedamos sin aire y nos desmayaremos. Si en cambio aguantamos demasiado la respiración nos pondremos rojos y probablemente también terminemos por los suelos. Por si fuera poco deberemos mantener pulsada la cruceta hacia arriba casi de manera constante o se nos doblará la columna. Y todo esto únicamente para caminar y que no se note que estamos muertos.
Si parpadeas te lo pierdes
Durante la aventura nuestros objetivos serán tan variados como darnos una ducha, o conseguir orinar sin desparramarlo todo. Tomar un café sin quemarse o un simple vaso de agua sin que se nos caiga pueden ser odiseas. En otro momento nos tocará conducir un coche y las pasaremos canutas. Creedme cuando os digo que es mas difícil de lo que parece. En cambio en un momento de nuestro viaje controlaremos un robot con un manejo algo más sencillo. Cosas de la vida.
El juego es divertido de narices, pero nos hará sentirnos muy torpes en algunas ocasiones. LLegaremos a frustrarnos y odiarlo en ocasiones. Además es corto, muy corto. En poco más de dos horas lo tienes despachado. Incluye un modo contrarreloj para superarnos a nosotros mismos, que añade algo de vidilla a la obra. Pero aún así no es especialmente rejugable. Eso sí, su ajustado precio por la diversión que nos ofrece compensa su compra.
La muerte nos acompañará casi toda la aventura, echándonos una mano a veces, y otras intentando aprender a controlar un monopatín. Nos presentará a su ex-novia Guerra, con bastante más mala leche que él. El diseño artístico nos recordará un poco a dibujos animados, y las voces serán bastante graciosas, aunque totalmente en inglés. Contaremos con subtítulos en castellano eso sí.
Conclusiones
No es un juego que vaya a revolucionar la industria pero es suficientemente original como para darle una oportunidad. Toda la obra respira un toque gamberro, desde su estilo de animación, a una muerte vestida de skater a la que no le salen los Kickflips. Un juego muy divertido que nos hará pasar un buen rato, aunque de manera literal dada su corta duración. En el mismo modo que nos entretiene, también nos saca de quicio. Habrá varios momentos en los que no sabrás qué tecla pulsar por los nervios.
Menos mal que sus ajustados 14,99 euros hacen que no duela tanto su escasa duración. La obra, que nos llega ahora a Nintendo Switch, ya fue lanzada en PlayStation 4, Xbox One y Steam hace casi dos años. Aún así se adapta muy bien a nuestra consola híbrida. Hacedme caso y probarlo culpables, no os decepcionará.
Allons-y!