Las adorables criaturas de Peyo regresan tras el más que notable Vilhoja. ¿Conseguirán superarse? Te lo cuento en el análisis de Los Pitufos 2: El prisionero de la piedra verde.
Cada vez que escucho la palabra pitufo adosada a videojuego me viene a la mente la brillante etapa álgida de Infogrames, que hacía títulos verdaderamente divertidos -y difíciles- para consolas 8 y 16 bit. Tenían todas las sagas guapas procedentes de Francia y Bélgica (Lucky Luke, Asterix…) y siempre dejaban un más que buen sabor de boca a los chavales de la época. Pues bien, 30 años después Los Pitufos han perdido bastante fuelle en la sociedad, aunque aún retienen carisma como para sacar alguna que otra peli, e incluso, como en el caso que nos ocupa, algún que otro videojuego interesante. Vamos con el análisis de Los Pitufos 2: El prisionero de la piedra verde y os cuento qué me ha parecido este plataformas tridimiensional para toda la familia.
Una historia para disfrutar en familia
Todo estaba bien en la aldea de los Pitufos hasta que el Pitufo Manitas decidió probar su nuevo invento, el SmurfoMix, para ayudar al Chef en la creación de golosinas para la fiesta. Solo les hacía falta un ingrediente más, la Piedra Verde, que estaba en manos del malvado Gargamel. ¿La mejor solución? ¿Reducir las expectativas de la celebración? ¿Posponerla para tener tiempo de preparar la comida? ¿Poner más Pitufos a trabajar? ¿O invadir el escondite del enemigo número uno del pueblo? Pregunta retórica, por supuesto, porque ya sabemos la respuesta obvia.
La incursión -SPOILER- sale mal y liberan a Stolas, una criatura con un poder tremendo que podría poner en peligro a Pueblo Pitufo y quién sabe si a la Tierra entera. Para solucionar el problema, los Pitufos protagonistas -Manitas, Tormenta, Filósofo y Tontín- unen fuerzas con su archienemigo para capturar a la entidad liberada y arreglar todo el jaleo ocasionado.
Plataformas + TPS + pitufos= Un rato muy ameno
Aunque no pretende ser un blockbuster, Los Pitufos 2: El prisionero de la piedra verde tiene cositas que le refuerzan como un juego divertido y disfrutable, siempre que tengas claro dónde te metes y de dónde vienes. Este Prisionero de la piedra verde es la secuela de Vilhoja, un plataformas 3D que salió hace un par de años y que dejó un agradable sabor de boca a todos los que lo jugamos. Siendo rápido, sincero y directo, te diría que esta segunda parte es peor en casi todo que su predecesor, y eso es una lástima.
Para esta ocasión se ha cambiado un poco el estilo de juego, teniendo ahora un third person shooter a lo Ratchet & Clank, que si bien es correcto, no llega a las dosis de diversión y frenetismo del AAA de PlayStation. Es divertido machacar las hordas de seres oscuros que se cruzan a nuestro paso, pero tras unas cuantas batallas queda un regustillo a repetitivo. Las situaciones de combate son bastante similares a lo largo de la aventura, si bien nuestro arsenal, concentrado en el SmurfoMix, es bastante modificable y variado. También tenemos un ataque especial para cada pitufo protagonista, que también podremos ir mejorando a lo largo de nuestro periplo. Personalmente me gustó más el plataformeo «cosy» de Vilhoja, aunque ya os digo que el rollito TPS aguanta el tipo.
Me gusta que OSome y Microids le han metido secretillos al juego, por si queremos revisitar alguna zona, y tiene fases especiales contrarreloj que, si te picas, te harán repetirlas varias veces para mejorar tu crono, a cambio de jugosas mejoras y recompensas. Echo en falta algo que sería la bomba, y es que no hay personajes con los que interactuar y nos ofrezcan misiones secundarias. Eso le daría mucha personalidad al juego y lo haría más variado, pero me temo que nos quedamos con las ganas.
Un apartado técnico pitufástico
El apartado gráfico del juego sigue la estela de Vilhoja y, si me apuráis, no he encontrado ninguna mejora reseñable. Un entorno tridimensional sólido y bonito, con zonas extensas y bien desarrolladas, muy pituferas, si es que alguna vez seguiste la serie de animación. Una cámara que no nos traiciona en pleno salto y unos personajes que reaccionan de manera muy eficiente a nuestras demandas. Todo es muy adorable y dan ganas de seguir investigando para descubrir nuevos parajes.
La música me ha gustado mucho, ya que capta a la perfección la esencia del universo que retrata, y dota a cada momento del tempo necesario.
Las comparaciones son pitufodiosas
El principal problema que tiene el juego del que os hablo en este análisis es que su primera parte probablemente era igual o mejor que este en todo. Si no habéis jugado a Vilhoja, es recomendable empezar por él, que probablemente lo encontréis más baratito que este, y una vez finiquitado, ponerse manos a la pitufobra con esta secuela. Son estilos diferentes, eso sí, cobrando un poco más de protagonismo la acción directa en la secuela
En resumen, Los Pitufos 2: El prisionero de la piedra verde es un gran juego de aventuras para lo que ofrece. Divierte y captura la esencia de los Pitufos de manera competente. Aunque no es revolucionario, es perfecto para una tarde relajada en familia.