Una de las series de animación más impactantes regresa a Amazon Prime Video. Te contamos qué nos han parecido los primeros 4 capítulos en este análisis de la temporada 2 de Invincible.
La adaptación de Amazon de Invencible vuelve dos años después con una segunda temporada dividida en dos partes, de cuatro capítulos cada una. La primera tanda, que es de la que hemos dispuesto para este análisis, se estrena a lo largo de noviembre mientras que la segunda se estrenará en una fecha indeterminada de 2024. La primera temporada fue todo un éxito, lo que la ha convertido en uno de los estrenos más esperados de la compañía de Lex Luthor. Dicho esto y superada la introducción de rigor, toca analizar la primera mitad de la segunda temporada de
Invencible presenta una dicotomía curiosa desde el principio. Es una historia cruda, visceral y gore, pero esa crudeza no nace desde una visión cínica o negativa de las personas en general y los superhéroes en concreto, como sí lo hace en The Boys, sino de un amor e interés genuino por estas historias, cumpliendo así la extrema violencia un papel de contraste y modernización del cómic de superhéroes respecto a las versiones más edulcoradas que podían verse en sus orígenes y, sobre todo, introducir un importante factor de consecuencias. Un error puede costar muchas vidas y nadie está a salvo de unirse al cementerio de las malas decisiones.
Esto es algo que lo diferencia de otras obras nacidas en el seno de finales de los 90 e inicios de los 2000, en los que la violencia cumple una función edgy, de simple molonidad o para darles un aura de «historia adulta» -te miro a ti, Mark Millar- que ha hecho que relatos como el universo Ultimate de Marvel hayan envejecido muy mal, mientras que Invencible aguanta estupendamente el paso del tiempo al plantear la violencia como una oportunidad para reflexionar sobre las consecuencias de la existencia de personas con poderes.
Así, en la primera temporada de Invencible (de la que este análisis tendrá spoilers, pero no de la segunda) asistíamos al final del primer capítulo a cómo Omni-Man, una especie de versión retorcida de Superman y padre del protagonista, asesinaba a los mayores superhéroes de la Tierra, y no era hasta el final de la temporada cuando descubríamos por qué: los viltromitas, especie a la que pertencen el protagonista, Mark Grayson, y su padre, componen un imperio galáctico fascista, conquistando planetas bajo la amenaza de rendición o muerte, y con una visión extremadamente supremacista: solo los fuertes merecen sobrevivir y gobernar. En definitiva, los kriptonianos de este mundo son más similares a su equivalente japonés, los saiyans, pues conquistan planetas aprovechando su gran superioridad física hasta el punto de solo necesitar uno o dos miembros de su especie para someter civilizaciones enteras.
Superman es el hijo, el padre es Vegeta
El protagonista de Invencible, sin embargo, no podría estar más alejado de esa forma de ver el mundo, y se enfrenta a su padre para salvar a los terrestres y vengar a los ya asesinados. Y bueno, como no podía ser de otra forma acaba siendo derrotado salvajemente por Omni-Man, que en un inesperado acto de piedad paternal es incapaz de rematarlo y abandona el planeta, dejando a su único hijo al borde de la muerte y media Chicago en ruinas.
Es poco después de este suceso traumático para Mark donde da comienzo la segunda temporada de Invencible, y la historia, plenamente consciente de ello, dedica gran parte de la trama a explorar las consecuencias de esta tragedia para los personajes, principalmente para el protagonista y su madre, cuya presencia cobra especial importancia tras haber asistido impotente a cómo el que creía amor de su vida la llamaba ‘mascota’ y mataba a miles de personas solo para darle una lección al hijo de ambos.
Además de ello, la serie se adentra en un terreno novedoso desde su primer capítulo (y aquí sí vamos a hacer un muy ligero spoiler de la trama de la segunda temporada) al empezar fuertemente a apostar por la introducción del multiverso.
Un multiverso no llega nunca tarde ni temprano
Es aquí donde más le pesa a esta adaptación el paso del tiempo -unos veinte años- respecto al cómic. Y es que si bien la idea del multiverso no era nueva ni en aquellos momentos, sí estaba lejos de estar tan presente en el mainstream como lo ha estado en la última década, con series y películas como Rick y Morty, Spider-verse y los universos cinematográficos de Marvel y DC aportando sus respectivas visiones de los universos alternativos. No es culpa de la historia, pero sí es un factor externo que le resta novedad y por tanto atractivo.
Con todo, donde más ha brillado siempre Invencible es en la construcción de una trama coral, en un mundo fascinante que resulta similar pero no igual a los ya explorados en otros mundos de ficción, mezclando conceptos de Men in Black, DC y Marvel para crear un entramado de personajes con motivaciones y poderes tan distintos como fascinantes. Es una historia, en última instancia, sobre qué es ser un héroe, hasta qué punto tiene nadie derecho a considerarse a sí mismo como tal y qué puede y debe hacer -y qué no- una persona con poderes para cambiar el mundo.
Esta segunda temporada no decepciona en ese sentido, y se las arregla para introducir nuevas tramas y personajes sin descuidar las ya presentadas en la primera temporada. Al disponer solo de la primera mitad, resulta difícil evaluar hasta qué punto los arcos y desarrollos están bien llevados y tienen una conclusión satisfactoria, pero el armazón que construye esta primera tanda resulta sin duda muy robusto y prometedor.
Ah, y por supuesto: os vais a cagar en todo cuando veáis en qué punto de la trama han decidido cortar y hacer el parón hasta que se emita la segunda mitad. Los cliffhanger de este tamaño son un crimen de lesa humanidad al que no se atrevería ni Israel.