Es muy difícil hacer un análisis de Kingdom Hearts 1.5+2.5 en condiciones. Seré honesto de entrada: es mi saga de videojuegos favorita. Y, lejos de parecerme esta recopilación la panacea, me parece juego sucio. Uno que, de corazón, duele. Dije hace unos días que Square-Enix se lleva riendo de la comunidad de fans de la franquicia (por desgracia esa es la mejor definición) desde hace años.
Me gustaría intentar abstraerme de todo eso. Pero me es, como decía, muy difícil. Es como estar sometido a un cara y cruz constante. Cara y cruz porque empecé a imaginar este análisis sin que siquiera me hubiera llegado el juego. Y, mientras lo imaginaba, se me hacía un nudo en la garganta. Maldita sea, es Kingdom Hearts. Hay juegos en este pack que he completado más de 15 veces. Y es precisamente ahí donde radica el problema.
Los he completado más de 15 veces. Tengo muchísimo cariño a la saga. Precisamente el cariño que le ha faltado a Square a la hora de hacer esta recopilación. He crecido con Kingdom Hearts. No hace falta que me vuelvas a traer la misma historia. Otra vez.
Y quiero partir desde ese punto: “he crecido con Kingdom Hearts”. Creo que es lo que más tenemos que tener en cuenta para plantarnos delante del 1.5+2.5. Porque una de las formas de las que se puede ver esta colección es como un reflejo de la propia saga. Su evolución, y la nuestra (la mía) a través de ella.
Decía Víctor Martínez (a.k.a. chiconuclear) en su Twitter hace unos días una frase que me parece magistral:
Creo que, en cierta medida, esto es extensible al enfrentamiento entre “producto” y “obra”. Un producto es, en este sentido, algo que no tiene más aspiraciones que vender y hacer dinero. Una obra busca algo más. Y, siendo francos, es, diría que imposible, ver a Kingdom Hearts 1.5+2.5 como algo más que un producto. Un producto industrial. Como esa comida americana empaquetada que pesa más por grasa que por comida.
Me gustaría, aun sabiendo que esto no es más que un matahambre disfrazado de favor, analizar esto desde otro prisma. Por eso mismo, y aunque me lo pida el cuerpo, no puedo hacer un comentario crítico de cada juego. Porque los juegos por sí solos no aportan nada nuevo. En esta situación diría que es casi contradictorio.
¿A dónde narices quiero llegar? Pues a que no voy a hacer un comentario pormenorizado de cada uno de las 6 propuestas de esta mastodóntica colección. Creo que, si es que soy en realidad un iluso, esto aporta algo, es a la visión que se tiene de Kingdom Hearts como saga. Es un reflejo de la evolución y de todo lo que ha significado para una generación (en la que me incluyo de lleno). Es esa, quizá, la lectura más interesante que se puede sacar. Los temas de cada juego como la amistad, la madurez, la aventura o el bien contra el mal y sus tratamientos mecánicos, la historia y los puntos clave son por desgracia, inabarcables en un solo texto.
También está el hecho de tener 6 malditos juegos de una media de 10 años de nuevo con la única excusa de tener 60 fps. Esa es también una lectura interesante, aunque bastante más perturbadora. Especialmente si la centramos en las políticas empresariales de Square-Enix. Pero, como ya he dicho, esto ya lo vomité en su momento.
El primer Kingdom Hearts llegó en 2002. Tenía 5 años y, evidentemente, me enteraba de más bien poco. Vi a Donald y a Goofy y a un tipo que lanzaba bolas de fuego con una espada con forma de llave. Me voló la cabeza: necesitaba ese maldito juego. Sin embargo, no lo completé hasta años más tarde, en 2006, meses antes de la llegada de la segunda parte. Lo terminé completamente. Y no lloraré tanto al terminar cualquier obra como lloré ese día.
Por aquel entonces no entendía de historias, de mecánicas, diseños o verbos de videojuegos. Me daba igual. Kingdom Hearts era (y es) pura magia y fantasía. Y esa esencia sigue inquebrantable. Pero ha envejecido mal. Hoy se ven más claros esos horrorosos saltos de Sora, ese combate tosco, esa cámara que podría ser denunciable y una historia que se acerca más a un fanfiction de anime que a algo mínimamente serio.
Y salió un Final Mix con secretos. También un HD para Playstation 3. Y ahora igual que antes para Playstation 4… ¡con 60 fps! ¡Qué gran noticia, es justo lo que necesitábamos todos los fans!
Más tarde saldría Chain of Memories y ya comenzaron a verse las prácticas de Square. La saga empezó a diseminarse por todas las plataformas y a complicarse. Una estrategia comercial (efectiva) y dolorosa lo primero, una excelente decisión lo segundo. Decía que esta colección puede verse como un reflejo de la saga porque se aprecia en ella su evolución. Y es innegable el salto que empieza a dar con la entrega de Game Boy.
La historia independiente, si la separamos del tronco central de la saga, es quizá la mejor de todos los juegos. Pero la historia la vivimos hace 13 años. Y yo sigo sin creerme que los combates con los naipes le puedan gustar a alguien. El refrito de Playstation 2 ya olía regular por los escenarios clónicos y ese sistema. Este huele el doble de mal porque han pasado 10 años más y porque las imágenes van el doble de rápido.
Kingdom Hearts II es el gran salto en todos los aspectos de la franquicia. Jugablemente sigue siendo, aunque simple, el más equilibrado y sólido de toda la saga. Además, la historia (basada en varios deus ex machina y queriendo ser obtusa porque Nomura vive en su mundo) empieza a madurar. Todo pasa a un nuevo nivel. Mi visión no ha variado con los años: coronó la época dorada de los JRPG de Playstation 2. Me sigue pareciendo un juegazo tremendamente disfrutable si solo vienes a jugar y que sabe quedarse contigo si vienes a algo más. Una joya y uno de los mejores títulos de su generación. En 2006.
Estamos en 2017. Es el mismo juego que aquel Final Mix+ (los nombres también dieron su propio salto, pero al suicidio de la lógica). Aunque, por supuesto, ahora va a 60 fps.
Birth By Sleep es, al igual que el anterior, otra joya. Ambos son las dos piezas más importantes para entender la evolución, la calidad y la importancia de la saga. Si vienes de haberlo jugado todo es normal que empieces a creer en Kingdom Hearts como “algo más”. Y esta entrega fue uno de los grandes detonantes de esa idea. Jugablemente alcanza un excelente nivel. La historia, más propia que de otros minirrelatos entre mundos, pasa a formar parte directamente de la enciclopedia de Kingdom Hearts. Se empezó a sacudir varios de sus males para empezar a verse como una historia con contenido propio. Es esencial comprender esta obra para comprender la saga.
Su correspondiente refrito salió en 2011. Han pasado 6 años. Es el mismo juego. Eso sí, ahora tenemos los grandiosos 60 fps.
358/2 Days es un complemento no tan importante como los anteriores. Aunque la carga emotiva merece, cuanto menos, un alto grado de atención. De hecho, si por algo se caracteriza Kingdom Hearts, es por la carga emotiva de su mundo. Tiene mucho de anime, definitivamente. Para lo bueno y lo malo. Por otro lado, arroja luz a una de las grandes subtramas de la saga y hace que quieras a esos malditos Roxas, Axel y Xion. Las escenas, por sí solas, tienen muchísima fuerza.
Porque este no es ni un refrito, sino un corta y pega del 1.5. Qué chasco que no tenga 60 fps.
El Coded fue basura en su momento. Lo sigue siendo. ¿Lo mejor de que venga en escenitas? Que nos lo podemos ahorrar. Añadiría algún comentario de su relevancia para la saga, pero bastante hago ya con nombrarlo.
Y 6 juegos originales después, aquí estamos. Tras 6 revisiones de los juegos. Tras 2 recopilaciones remasterizadas HD Final Mix. 4 plataformas y 2 generaciones de consolas después. 15 años de por medio. Y, por supuesto, 30 fps más en lo que se puede jugar. 15 años y 6 casi mismos juegos. La nostalgia de 15 años, casi toda una saga y un cúmulo de errores (o aciertos) empresariales. Eso es lo que nos trae esta colección.
Pueden parecer palabras duras y amargas. De alguien resentido y que está harto de que le tomen el pelo. Y, en cierta medida, es cierto. Es la gran dicotomía, ese cara y cruz que decía al principio. Creo en este chiringuito que nos hemos montado, y creo que el medio de los videojuegos es tremendamente capaz. Pero se me planta esta colección delante. 6 obras distintas cada una con sus innumerables temas a tratar y donde lo más nuevo tiene 6 años. Y sin añadir nada de peso. Es la oposición entre “obra” o “videojuego” y “producto”. Esto como obra es una vergüenza y un insulto. Pero como producto, aunque sea por puro golpe de contenido, es genial.
Puede que se noten esos 15 años de más. Y sí, es verdad que soy un niñato que solo cuenta 20 primaveras. Un niñato al que las emociones le pudieron mucho en su día y hoy, algo menos, se sigue dejando llevar por la nostalgia. Y qué queréis que os diga. Han pasado 15 años, 2 generaciones y 6 juegos, pero yo sigo llorando con la despedida de Sora y Kairi mientras suena de fondo Simple and Clean.
(Perdón por el vídeo cutre de YouTube, pero si no lo pongo reviento)
Desvelaré una de mis tantas frikadas: hace mucho años me puse el reto de volver cada año a Kingdom Hearts al menos una vez. No para completarlo al 100 %, sino para volver a él. Esa práctica que me impuse casi como dogma me ha servido de mucho. Con cada nueva pasada descubría algo nuevo. Sacaba una nueva lectura. Empecé a madurar y empecé a ver Kingdom Hearts como algo más maduro. Se podría decir fácilmente el tópico de “he crecido con Kingdom Hearts”. Y ahora resulta que, tras 15 años, tengo en la mano un disco con 6 de las 9 historias principales de la saga. Parte importante de mi evolución como jugador está en la palma de la mano.
Y sí, claro que se me hace un nudo en la garganta. Y claro que volverá a salir una lagrimita cuando Sora y Kairi terminen separándose. Es en esta maduración donde encuentro un nexo hacia mi infancia. Y muchos grandes fans de esta saga estarán en mi tesitura. Lo volveré a repetir: la comunidad de fans de esta saga le guardamos un inmenso cariño. Y es precisamente ese cariño el que le ha faltado a Square-Enix, que se ha limitado a meterlo todo a presión en un disco que sirve, a su vez, como justificación para extender inútilmente la historia por todas las consolas posibles.
Y ese corazón nostálgico de mi yo de 5 años, aquel al que le voló la cabeza ver a Donald haciendo magia y a un tío con una llave enorme peleando con Cloud, aquel que ahora ve todo eso con cariño, a sabiendas de todos sus errores, también lo recomienda para el nuevo. Para el novato que aún no se ha atrevido a entrar en la saga pero siempre la ha tenido en pendiente. Será duro al comienzo, pero ese viaje fantástico a través de 15 años, si consigue quedarse contigo, se quedará bien hondo.
Y si no, lo siento. De verdad. Yo me voy a seguir lloriqueando con Sora y Kairi.
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