Nos convertimos en la mismísima Muerte y tratamos de escapar de un terrible confinamiento forzoso en nuestro análisis de Kharon’s Crypt.
La escena independiente lleva ya mucho tiempo brindándonos gran cantidad títulos interesantes y originales como Braid, o The Messenger. Mientras, otros tiran de nostalgia para ofrecernos roguelikes pixelados como Moonlighter o Children of Morta. Como comprobaréis en nuestro análisis de Kharon’s Crypt, la obra que nos ocupa forma parte de estos últimos, aunque llevándonos a la época menos explorada de Gameboy Color.
Los encargados del desarrollo de este Dungeon Crawler no lineal, son el estudio español Andromeda Project. Con él, pretenden recordarnos una época pasada en la que los juegos eran difíciles pero divertidos. Unos títulos que nos obligaban a devanarnos los sesos para resolver sus acertijos, pero que a su vez resultaban tremendamente satisfactorios cuando lo lográbamos ¿Habrán conseguido su propósito? Vamos a comprobarlo.
La muerte sienta tan bien
En Kharon’s Crypt, encarnamos a Caronte, considerado la mismísima Parca. Este ser es engañado por un astuto Rey que pretende no morir. El monarca mandó construir una profunda cripta en la cual consigue encerrarnos, para que así no podamos terminar nuestro trabajo. Así pues, nos tocará recorrer cada uno de sus diferentes pisos, enfrentándonos a las criaturas que en ellos habitan, y resolviendo múltiples acertijos, hasta conseguir salir a la superficie.
Como veis su argumento no es nada complicado, siendo una mera excusa para combatir y resolver puzles como si no hubiera mañana. Pero tampoco lo necesita, al igual que los títulos de antaño en los que se basa tampoco. Una de las sagas en las que más se inspira es Zelda, concretamente en la parte de mazmorreo. Al igual que en las aventuras de Link, para conseguir superar los distintos niveles no valdrá sólo con nuestra habilidad e ingenio. En algunas ocasiones necesitaremos de algún objeto o habilidad específicos, que nos tocará encontrar previamente.
Jugabilidad clásica
Pero vamos por partes. La jugabilidad es sencilla, tanto que el título utiliza únicamente dos botones, como en la mítica Gameboy. En cada uno de ellos podremos asignar un objeto diferente, aunque podremos guardar hasta dos configuraciones distintas. Estos accesorios comprenden tanto armas, equipo e incluso las habilidades. A nuestra elección queda cuál equipar en cada una, aunque se podrá cambiar en cualquier momento en el menú de pausa. Para conseguir la gran mayoría de estos objetos, deberemos quitárselos a nuestros adversarios, y aquí viene el que es probablemente el punto más original de Kharon’s Crypt, las posesiones.
Dado que somos un ente incorpóreo, no podemos interactuar con el entorno. Abrir cobres, portar armas, o romper elementos del escenario, son ejemplos de lo que nos estará vetado. En su lugar, Caronte puede atontar a los diferentes monstruos que pueblan las mazmorras, para así poseer su cuerpo. De esta manera, ya tendremos la opción de coger objetos, utilizar mecanismos, o combatir. Y aún hay más. Gracias a estas posesiones y en función de a qué bestia dominemos, ganaremos sus habilidades.
Se quien quieras
Así pues, si nos convertimos en un murciélago, volaremos pudiendo superar obstáculos, mientras que si nos metemos en el cuerpo de una rata, podremos meternos por pequeños huecos, alcanzando nuevas zonas. Claro está, si queremos empuñar armas o interactuar con objetos del entorno, deberemos poseer a enemigos con forma humanoide como esqueletos, por ejemplo. De esta manera la mecánica principal del juego, nos permite afrontar los escenarios de bastantes maneras, y a la vez es imprescindible para resolver algunos acertijos y encontrar lugares secretos.
Del mismo modo, algunos de los rompecabezas que encontraremos no serán difíciles por norma general. Pero unos pocos serán más exigentes y nos obligarán a estrujarnos algo más el cerebro. Además el juego no nos llevará de la mano para resolverlos y será cosa nuestra descubrir el modo de lograrlo. Esto hace mucho más interesante la aventura, aunque también puede conseguir que nos estanquemos en algún punto.
Del mismo modo, hay que tener en cuenta que no todo se podrá resolver con las habilidades de los enemigos y al igual que en la saga Zelda, en bastantes ocasiones requeriremos de una llave u objeto especial. Urnas que sirven de bombas, una flauta que crea un duplicado nuestro, o una cabeza de medusa que detiene objetos y enemigos por unos instantes. Gracias a ellos, podremos solucionar muchos rompecabezas que nos impiden avanzar en el juego. Normalmente el modo de conseguirlos es al eliminar a los jefes finales de cada mazmorra, los cuales al morir nos los entregarán.
La Muerte no es inmortal
Hay que recalcar en este análisis de Kharon’s Crypt, que a pesar de ser incorpóreos podemos morir. Tanto las trampas como los distintos enemigos pueden dañarnos y tenemos un límite de vida. Si estamos en el interior de cualquier huésped, primero será su salud la que disminuya. Cuando eso pase, seremos automáticamente expulsados de su cuerpo, volviendo a ser vulnerables. Para recuperarnos tendremos que ir a cualquier recipiente de agua estigia, que actúan como puntos de control. En ese mismo lugar será donde guardaremos el progreso, teniendo que quemar para ello un Pergamino de Luin.
Estos manuscritos no son infinitos, y tendremos que conseguir encontrarlos por los escenarios o comprarlos. Sí, comprarlos, ya que durante nuestra aventura nos encontraremos con varios NPC, los cuales nos ayudarán de un modo u otro. Algunos serán vendedores en los que conseguir equipamiento o mejoras, otros nos darán pistas, y algunos nos ofrecerán alguna recompensa si les auxiliamos. Nada complicado en este último caso, normalmente conseguir algún objeto que han perdido.
Apartado técnico y conclusiones
En cuanto a su apartado gráfico y sonoro, todo os va a llevar de vuelta a la época de la Gameboy Color. Paleta de colores, modelado de los escenarios y personajes, músicas y sonidos al estilo Midi. Incluso la pantalla será de 4:3, pudiendo poner un marco en distintos colores, que simula la mítica portátil de Nintendo. Seguro que a muchos les embarga la nostalgia, recordando mil y una aventuras similares vividas en la pequeña consola. Además cada uno de los niveles tendrá su propia estética, por lo que en ningún momento sentiremos sensación de repetición.
Como veis en este análisis de Kharon’s Crypt, su jugabilidad es muy típica de este tipo de juegos, a excepción del original toque de las posesiones. Esta es una mecánica fresca, que aunque puede parecer poco, es la base de toda la aventura. Nos servirá para atacar, resolver los diferentes y en ocasiones exigentes puzles e interactuar con nuestro entorno. Gracias a ello, siempre estaremos pensando en cuál es la mejor opción para cada momento, de modo que no sentiremos tedio o aburrimiento nunca.
Allons-y!