Hemos necesitado guantes y gorro polar para este análisis de Impact Winter para PC. Evitar la congelación no ha sido tarea fácil.
Esta vez no hay zombies, alienígenas, ni visitantes de Marte. Un misterioso virus no ha hecho desaparecer al mundo. Esta vez la culpa recae en una nevada sin fin, que nos ha dejado escondidos en una iglesia con un grupo de supervivientes. Este análisis de Impact Winter para PC dará algo de fresco a estas fechas tan calurosas.
Nos ponemos en la piel de Jacob, un cincuentón algo cascado pero con fuerza para una última aventura. Pronto nos despertamos en nuestro sagrado refugio, y conocemos al resto del elenco. De repente, el pequeño dron del que disponemos, capta una señal, y se nos informa de que los servicios de rescate acudirán en treinta días para rescatarnos. Hasta entonces, hay que resistir.
Quienes somos y qué hacemos
Jacob debe cuidar y ayudar a un trío de seres totalmente diferentes. Cada uno tiene unas habilidades concretas (elaboración de platos, arreglo de útiles…) que debemos combinar para avanzar, ganar experiencia y hacer que el contador vaya más rápido.
Para atender las necesidades de cada miembro del grupo, debemos salir del refugio y disponernos a explorar una ciudad prácticamente tapada por la nieve. Para guiarnos disponemos del dron, que además de marcar lugares de interés, nos proporcionará luz en zonas oscuras (que serán unas cuantas).
Y a partir de ahí, disponemos de treinta «días» para explorar, explorar y seguir explorando. Bien es cierto que, según a qué demos más importancia, las consecuencias significarán un beneficio o detrimento de nuestras posibilidades.
Yo, robot
Como ya he comentado unos párrafos antes, la presencia del dron es gratificante. Además de las habilidades ya descritas, el dron dispone de una serie de mejoras desbloqueables a medida que vamos logrando objetivos: un termotaladro, una mejora de software o una ampliación de batería (ten claro que esta la agradecerás) son solo algunas.
Pero el dron no es solo un útil, también es un compañero. Alivia y mucho la sensación de soledad, pero hay que tener cuidad pues podemos perderlo si nos atrapa una ventisca, y encontrarlo no es tarea fácil.
Los compañeros superviviente son meras marionetas que se pasarán el día pidiendo cosas. Bien es cierto que gracias al cumplimiento de cada encargo, obtendremos experiencia, ampliaremos el mapa y lograremos un bien que nos ayude a mantenernos con vida.
Los eventos que Jacob encontrará se descubren de manera procedural, por lo que no viviremos dos veces la misma aventura. Debemos estar todo el tiempo pendientes de los medidores de cansancio, hambre, frío y sed, mientras nos enfrentamos a cuevas y más cuevas llenas de objetos.
Chico de los recados
Y es que Impact Winter va de eso, de hacer recados. Tiene ese componente recompensatorio, pero cada misión tiene el objetivo de encontrar X para que un compañero lo convierta en Y, con su correspondiente uso. No hay combate, y la historia solo se centra en unos pequeños puntos. Deja el devenir de de Jacob y compañía en lo que logre hacer el jugador.
Gráficamente. Impact Winter es más que correcto. La perspectiva cenital se aleja en exteriores (para ganar más terreno al mapa y así ayudar en cierta manera) y en interiores se basa en cámaras estáticas.
Los detalles pueden verse algo difuminados, sobre todo al tratar de localizar una ubicación. No en vano, hablamos de una ciudad sepultada por la nieve. La luz del dron es una maravilla gráfica, que genera un efecto cómic muy digno.
La banda sonora es preciosista y está mimada al detalle. Usa una melodía ochentera que curiosamente, casa a la perfección con la aventura.
En resumen, Impact Winter es una aventura de exploración y recadeo en medio de un temporal. Perder la sensación de soledad podría suponer un handicap. Pero el dron acompañante es un acierto que nos alivia la carga.
La duración va a depender de lo bien que gestionemos los recursos y el equipo. Es un buen juego de supervivencia, que al meno se merece el beneficio de la duda.